El sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Yeonjun, llenándola de una cálida luz que contrastaba con el frío nudo en su pecho. Estaba sentado en su cama, con la mirada fija en la figura que seguía dormida en el sofá. Soobin.
O, más bien, el hombre que alguna vez fue Soobin.
El guardia, que solía mantenerse firme, distante y profesional, ahora dormía con una expresión tranquila, casi vulnerable, como si nada estuviera mal. Pero Yeonjun sabía que todo estaba mal. Ese no era el Soobin del que se había enamorado, el Soobin que lo hacía suspirar en secreto por su inexpresividad y su inexpugnable presencia.
Ese Soobin no habría dormido en su sofá sin ser invitado. Ese Soobin no lo habría seguido como una sombra obsesiva, ni habría robado un beso con una sonrisa descarada. Ese Soobin jamás habría susurrado palabras dulces y a la vez perturbadoras mientras lo tocaba como si fuera algo que le pertenecía.
—Ya no puedo con esto —murmuró para sí mismo, enterrando el rostro en sus manos.
Desde que la poción de amor había surtido efecto, Yeonjun había esperado que la intensidad disminuyera, que Soobin regresara a su forma habitual, que las cosas volvieran a ser lo que eran antes. Pero cada día que pasaba, las cosas solo parecían empeorar.
Soobin no era más que una sombra pegajosa, siguiéndolo a todas partes, observándolo con una intensidad que lo hacía sentirse expuesto y asfixiado. Aquel guardia frío y gruñón al que tanto admiraba se había desvanecido, reemplazado por un hombre que era todo lo que Yeonjun no quería.
Cuando Soobin finalmente abrió los ojos, Yeonjun ya estaba de pie, con las manos cruzadas frente a su pecho.
—Buenos días, alteza —dijo Soobin con voz ronca, un brillo casi depredador en su mirada.
—No tiene nada de buenos —replicó Yeonjun, su tono más firme de lo habitual.
Soobin sonrió, estirándose como si tuviera todo el derecho de estar allí.
—¿Algo te molesta, alteza? Estoy aquí para cuidarte.
—Para asfixiarme, querrás decir —espetó Yeonjun, sorprendiendo incluso a sí mismo con el filo de sus palabras.
Soobin arqueó una ceja, pero en lugar de parecer herido o molesto, su sonrisa se ensanchó. Se levantó del sofá y se acercó a Yeonjun, reduciendo la distancia entre ellos con la confianza de alguien que sabía que no sería rechazado.
Yeonjun retrocedió un paso, pero Soobin lo siguió, sus movimientos fluidos y precisos como un depredador acechando a su presa.
—¿Asfixiarte? —repitió Soobin, inclinándose ligeramente hacia él—. Eso nunca. Solo quiero estar cerca de ti, alteza.
—¡Pues no quiero que estés cerca de mí! —estalló Yeonjun, su voz rompiéndose ligeramente por la frustración. Se dio la vuelta y se alejó, sus manos temblando mientras intentaba mantener la compostura.
Pero Soobin no le dio tregua. Antes de que pudiera avanzar más de dos pasos, una mano firme se posó en su brazo, deteniéndolo en seco.
—Alteza... —susurró Soobin, su voz baja y llena de una intensidad que hizo que Yeonjun se estremeciera—. ¿De verdad no quieres que esté aquí?
Yeonjun se giró para enfrentarlo, su mirada llena de enojo y algo más, algo que no quería admitir.
—No así. No como esto —dijo, su voz temblando al igual que sus manos—. Quiero... necesito que vuelvas a ser tú.
Por un momento, la expresión de Soobin pareció suavizarse. Pero fue solo un instante antes de que su sonrisa regresara, más descarada que nunca.
—Yo soy yo, alteza. Tal vez simplemente nunca te habías dado cuenta de cuánto te quiero.
Yeonjun sintió que le faltaba el aire. No sabía qué era peor: que Soobin realmente creyera lo que estaba diciendo, o que en algún rincón de su corazón, esas palabras le hicieran sentir algo más que miedo.
Tomando una decisión apresurada, Yeonjun se apartó de su agarre y salió de la habitación sin mirar atrás. Necesitaba aire, espacio, claridad. Y, sobre todo, necesitaba encontrar a la repostera. Si alguien podía arreglar todo este desastre, era ella.
Mientras caminaba por los pasillos del castillo, sintió los pasos de Soobin siguiéndolo de cerca, como siempre. Pero esta vez no se detuvo, no intentó hablar. Su mente estaba fija en una sola cosa: recuperar al verdadero Soobin, sin importar lo que costara.
⌇ 🍥 彡 ‧₊˚ ᴹʸ ʰᵉᵃʳᵗ ⁱˢ ᶠᵘˡˡ ᵒᶠ ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ ꒱ 𓈒 ✦
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ˡᵒᵛᵉ ᶜᵃᵏᵉ (soojun)
FanfictionEn el reino de Eryndor, el príncipe heredero Yeonjun es conocido por su encanto, dulzura y una peculiar pasión: hornear pasteles. Pero detrás de sus exquisitas creaciones se esconde algo más que simple repostería. Guiado por la misteriosa y sabia re...