Forgive me ➳ McLennon

Capítulo XXII

   Su piel desnuda reaccionó ante el tacto de mis dedos mientras nos besábamos y nos revolcábamos encima del sofá.

   Levanté mi cadera para apreciar la escena abajo: nuestros penes erectos estaban juntos, rozándose mutuamente ante el movimiento de nuestros cuerpos y chorreando líquido transparente.

   —Tengo preservativos en mi bolsillo —me dijo, pasando sus manos por mi pectoral y subiéndolas hacia mis hombros.

   —¿Viniste preparado?

   —Sí. —Sonrió con descaro.

   Llevó su mano a mi cabello y pasó un mechón por detrás de mi oreja, mirándome coqueto.

   —¿Crees que puedo resistirme a ti, John?

   Me incliné a él para besarlo, pasando primero mi lengua por la comisura de sus labios antes de meterla dentro de su boca.

   Paul chupó mi lengua en medio del beso tosco y al separarse de mí jadeó. Liberó mi cadera para que yo pudiera agacharme y buscar en los bolsillos de su pantalón un par de condones.

   —¿Ya los habías puesto ahí?

   —Sí... —contestó sonriente.

   —¿Entonces caí a tus planes?

   Levantó su pie y me hizo cosquillas con sus dedos, haciéndome reír.

   —Creo que entonces me gusta caer en tus planes.

   Acerqué mi boca a la suya, dándole otro beso intenso y haciendo que los chasquidos se escucharan en la sala.

   Mientras él se acomodaba para sentarse, yo bajé del sillón y me puse de rodillas frente a él. Paul abrió sus piernas para recibir mi cuerpo entre ellas y comenzó, mirándome, a deslizar su mano por la longitud.

   Deslicé mi lengua desde abajo hasta su glande. Me detuve para realizar movimientos circulares, sintiendo el sabor salado de su fluído preseminal.

   —Ah, Johnny...

   Justo antes de llevarlo a mi boca, el collar de cruz que colgaba en mi cuello se cayó al suelo.

   —¿Qué pasó? —Paul preguntó luego de que yo me quedara unos segundos mirándolo en el suelo.

   —Es que se rompió... —Lo sostuve entre mis manos.

   Paul me la quitó de las manos antes que yo pudiera seguir hablando. Le hizo un nudo en el extremo roto y luego envolvió su pene con ella, haciendo que mis mejillas se enrojecieran hasta más no poder y que un semblante de asombro se adueñara de mi rostro.

   Miré perplejo collar envuelto en su pene erecto y la cruz colgando hacia sus testículos.

   —Chupa.

   Luego, sin más, comenzó a darme palmaditas en la boca con el glande. Llevó su mano a mi cabello y lo recogió, para luego empujar mi cabeza hacia abajo.

   Lo metí por completo en mi boca y comencé a chupar.

   Paul se relajó en el sofá.

   —Ah, mierda... —echó su cabeza hacia atrás, reposando su cuello en el borde del espaldar—. Johnny, ah...

   Hice círculos con mi lengua sobre su glande. Paul bajó una mano y buscó la mía para besarla, y luego entrelazarla con la suya.

   Pasé mi lengua nuevamente por su longitud, sintiendo la textura de las cuentas del collar y subiendo. Lo metí en mi boca y chocó contra mi garganta.