A la mañana siguiente, Lamine despertó temprano en el pequeño sofá de la sala de espera. Apenas había dormido unas horas, pero sentía que había recargado lo suficiente como para afrontar el nuevo día. Su primer pensamiento fue para Sophie. Se levantó, se estiró y, después de lavarse la cara en el baño más cercano, se dirigió hacia la estación de enfermeras para obtener una actualización sobre su estado.
—Buenos días, señor Yamal —lo saludó una de las enfermeras con una sonrisa cálida—. Sophie tuvo una noche tranquila. Su condición sigue estable, y los médicos están contentos con su progreso hasta ahora. Es posible que la trasladen a una habitación normal más tarde en el día.
Lamine suspiró aliviado y agradeció a la enfermera antes de regresar a la sala de espera donde los demás comenzaban a despertar. Sheila estaba sirviendo café para todos, mientras Brad y Jennifer hablaban en voz baja. Emma seguía profundamente dormida en un rincón, envuelta en una manta que su abuela había traído.
—¿Alguna novedad? —preguntó Jennifer al verlo entrar.
—Todo sigue estable. Sophie tuvo una buena noche, y los médicos están considerando trasladarla a una habitación normal más tarde —informó Lamine con una pequeña sonrisa.
Jennifer suspiró, aliviada, mientras Brad le daba una palmada en el hombro. Emma comenzó a moverse lentamente, despertándose al escuchar las voces. Cuando abrió los ojos, su primer instinto fue buscar a su padre.
—¿Papá? —preguntó con voz adormilada.
Lamine se acercó a ella, arrodillándose a su lado.
—Buenos días, princesa. Mamá tuvo una buena noche, y parece que hoy podrá estar en una habitación normal. —Le acarició suavemente el cabello, intentando transmitirle calma.
—¿De verdad? —Los ojos de Emma se iluminaron, aunque aún estaban cargados de sueño.
—De verdad, cariño. Y hoy podrás verla. ¿Te parece bien? —le dijo, sonriendo.
Emma asintió vigorosamente y abrazó a su padre con fuerza.
Poco después, el grupo comenzó a organizarse. Sheila y Brad se ofrecieron a ir a casa por un rato para buscar ropa y algunas cosas que podrían necesitar.
El día transcurrió lentamente mientras todos esperaban la oportunidad de ver a Sophie. Lamine, aunque aliviado, no podía quitarse la preocupación de encima. A medida que el sol comenzaba a descender, una enfermera apareció para informarles que Sophie estaba siendo trasladada a una nueva habitación. El grupo se levantó rápidamente, ansioso por acompañarla.
—¿Podemos pasar a verla? —preguntó Lamine con voz suave pero firme, dirigiéndose hacia la enfermera que había dado la noticia.
La enfermera lo miró brevemente antes de responder.
—Por supuesto, señor Yamal. Pero por favor, mantengan la calma. Sophie todavía está algo débil y necesita descansar. Solo podrá recibir a uno o dos visitantes a la vez por ahora.
Lamine asintió, agradeciendo la información. Sabía que debía ser paciente, pero el deseo de estar cerca de Sophie, de asegurarse de que estaba bien, lo impulsaba a querer entrar inmediatamente.
—Voy a ir primero —dijo Lamine, mirando a los demás. Todos le sonrieron, conscientes de lo que Sophie significaba para él.
Cuando llegó a la habitación de Sophie, el corazón de Lamine dio un vuelco al verla allí, recostada en la cama, con los ojos entrecerrados y la expresión relajada. Aunque la piel de Sophie aún parecía pálida, su respiración era regular, y su pulso se sentía más fuerte.
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Amor que Duele - Lamine Yamal
FanfictionComparten un amor intenso y una hija que ilumina sus vidas, pero las circunstancias siempre los separan. Entre obligaciones, secretos y promesas rotas, su relación se fragmenta, dejando su amor en un constante tira y afloja. ¿Podrán superar los desa...