Capitulo 1

46 2 0
                                    

El reloj marcaba las 7:00 p.m. en el moderno apartamento de Sophie, un espacio perfectamente diseñado, reflejo de su éxito como directora de diseño de modas. Desde el ventanal panorámico, podía ver cómo las luces de la ciudad de París iluminaban la noche, pero ninguna de esas luces lograba calentar el vacío que llevaba en el pecho. La música suave de fondo no conseguía llenar el silencio de la habitación. En su mano descansaba una copa de vino que apenas había probado, mientras su mente vagaba a través de los recuerdos.

No habían pasado ni dos horas desde que Emma, su hija de 16 años, salió para encontrarse con unas amigas. Sophie, sola otra vez, se enfrentaba a las preguntas que nunca desaparecían. ¿Por qué, después de tantos años, no podía dejar de pensar en Lamine? Habían intentado una y otra vez reconstruir algo que parecía roto más allá de la reparación, pero cada intento terminaba en fracaso. Y aun así, había algo en su conexión que siempre la hacía volver a él.

En el otro lado de la ciudad, Lamine entraba a su oficina en una de las torres más imponentes de Barcelona, donde dirigía su imperio empresarial. A sus 34 años, había alcanzado un éxito que muchos envidiaban. Los trajes a medida, los relojes de lujo y los autos deportivos no eran más que símbolos de una vida que, en apariencia, era perfecta. Pero Lamine sabía que su éxito no podía llenar el vacío que Sophie había dejado en su vida.

Dejó caer su cuerpo en el sillón de cuero junto al ventanal y, por un momento, permitió que la fachada de hombre imperturbable se desmoronara. Su mente lo llevó al verano en que todo comenzó, cuando Sophie tenía 14 años y él 18. Recordaba la primera vez que la vio, cómo sus risas eran más fuertes que cualquier duda, y cómo, en medio de la confusión de la juventud, habían encontrado un amor tan intenso como impredecible. Ese amor que los hizo padres cuando aún eran poco más que niños.

Emma, su hija, era el lazo eterno que los mantenía unidos, pero también el recordatorio constante de un pasado lleno de decisiones apresuradas y errores que nunca pudieron deshacerse.

Esa noche, el destino había decidido ponerlos frente a frente una vez más. Era una gala benéfica organizada por una de las marcas con las que Sophie colaboraba. Lamine, uno de los mayores donantes, no podía faltar. Ambos sabían que el otro estaría allí, pero ninguno había admitido que, en el fondo, la idea de encontrarse les provocaba un torbellino de emociones.

Sophie llegó primero, impecable en un vestido negro que abrazaba su figura con elegancia. Caminaba con la confianza de alguien que había superado las críticas y las dudas para construir una vida por su cuenta. Sin embargo, su corazón dio un vuelco cuando vio a Lamine entrar al salón. Él, con su presencia imponente, vestía un traje oscuro que parecía hecho para él. Sus miradas se encontraron, y por un momento, el mundo alrededor se desvaneció.

—Sophie —dijo Lamine cuando finalmente se acercó, su voz grave y familiar perforando la tensión que los rodeaba.
—Lamine —respondió ella, con una leve sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Hablaron de cosas superficiales: la gala, sus respectivas carreras, cómo estaba Emma. Pero debajo de las palabras flotaban las preguntas no dichas, las emociones no resueltas.

Horas más tarde, cuando la gala llegó a su fin, Lamine la alcanzó antes de que pudiera irse.

—Sophie, espera. Necesitamos hablar.

Ella lo miró, dudando. Habían tenido esta conversación muchas veces antes, y siempre terminaba igual: con promesas rotas y corazones más heridos.

—¿De verdad crees que cambiará algo? —preguntó ella, cruzándose de brazos.

Lamine suspiró, pasando una mano por su cabello, un gesto que hacía cada vez que estaba frustrado.
—Sé que las cosas no han sido fáciles para ninguno de los dos, pero no puedo seguir ignorando esto. Te amo, Sophie. Siempre te he amado.

Amor que Duele - Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora