Namjoon había estado insistiendo en que debían cenar algo, pero Jungkook no le dio espacio para continuar con su discurso. Apenas se aseguró de que Jimin estuviera cómodo, lo acorraló contra la cama con una destreza casi instintiva. La habitación, impregnada con la mezcla única de feromonas relajantes del Omega y los rastros metálicos del viaje del guerrero, parecía vibrar con la intensidad de su reencuentro.
El Alfa estaba ahí, imponente incluso con el bozal que sujetaba su mandíbula, un recordatorio visible de lo precario de su estado actual. El Omega, aunque algo frustrado, no dudo en dedicarle una sonrisa cálida, cediendo todo el control de la situación. Con delicadeza, alisó los mechones brillantes que caían desordenados sobre la frente de su pareja, acariciando el contorno duro de su mandíbula. Ese tipo de contacto parecía tener un efecto en Jungkook, calmándolo un poco, hasta dejó escapar un ronco gruñido de aprobación antes de deslizar sus manos firmes por la cintura del Omega.
-Jungkook... -susurró emocionado el Omega, intentando sonar desaprobador, pero la forma en que sus ojos se entornaban traicionaba cualquier reproche. Sabía que la intoxicación por feromonas que sufrió el guerrero era muy mala, peor que la de Hana. Pero igualmente se sintió osado, por lo que olvido las advertencias dadas.
El Alfa no respondió. En lugar de eso, esas grandes manos recorrieron el cuerpo de Jimin, llevándose consigo cualquier prenda que se le interpusiera, sintiéndose rasposas contra la suave carne que revelaba. Eran concienzudas en su trayecto, como si memorizaran cada centímetro de piel. Esos fuertes dedos se clavaron en la curva de su espalda baja, presionando justo lo suficiente para mantenerlo en su lugar. Mientras que la otra mano se aventuró a deslizarse por su muslo, enviando un escalofrío que hizo arquear levemente al Omega. Era un toque reverente y demandante al mismo tiempo, como si Jungkook intentara compensar días de distancia con caricias cargadas de un significado más profundo que las palabras.
Jimin, sin embargo, no podía corresponder como quería. Lo había intentado. Cuando sus manos buscaron desabrochar el bozal del Alfa, deseando un contacto más íntimo, este lo había detenido con un movimiento rápido y preciso, inmovilizando sus muñecas contra la cama. La fuerza en su agarre no era opresiva, pero sí lo suficientemente firme como para recordarle las reglas implícitas.
-No está permitido, cariño -gruñó Jungkook con voz grave, sus ojos azules fijos en él, cargados de deseo contenido.
Estremeciéndose de placer, Jimin acepto que le gustaba la idea de obedecer, podía sentir como sus partes más íntimas lloraban de necesidad, sin embargo, necesitaba ser atendido de alguna forma o iba a estallar por la frustración.
El Omega suspiró de forma temblorosa, notando cuanto le molestaba que no hubiera un intercambio de feromonas, cuanto le picaba su glándula, rascando como si necesitara que volvieran a morderla.
Aunque adoraba la cercanía y una parte racional sabía que podía haber placer sin todos esos protocolos de Alfa-Omega, esa barrera tangible -ese objeto que impedía el beso que anhelaba, que enjaulaba las feromonas de su pareja- parecía ahora tan cruel, sin importar lo importante que era para la recuperación del guerrero.
-Esto no va a terminar bien para ninguno de los dos-intervino Namjoon desde el otro extremo de la habitación, su tono neutro, sin saber como despejar toda la tensión sexual entre Jimin y Jungkook. Una opción sería pelear con el inestable Alfa, pero aquello no se vería bien para sus aliados.
Jimin apenas giró la cabeza hacia Namjoon, con los ojos brillando de resignación y un destello de súplica que no pasó desapercibido. Su voz, aunque temblorosa, intentó sonar firme:
-Es mejor que nos separemos, Jungkook. Podemos hacer otra cosa hasta que te dé sueño.
Lo dijo más para calmarse a sí mismo que al Alfa, pues, aunque estaba tan agitado como él, Jimin aún tenía la ventaja de otras opciones para liberar su tensión. Sin embargo, Jungkook apenas se movió, liberándolo lo justo para maniobrarlo como le apeteciera. Y eso hizo. Con una precisión casi depredadora, lo volteó sobre la cama, hundiendo ligeramente su rostro contra el colchón mientras sus dedos firmes exploraban la hinchada glándula del Omega, donde una única marca brillaba como un testimonio de su vínculo.
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Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.K
FanfictionLuego de morir producto del veneno de una medusa, Jimin dejo el mundo humano lleno de arrepentimientos y anhelos. Pero al parecer "reencarno" o algo así intuye él, cuando una mujer desconocida afirma ser su madre, y alguna especie de extraño chaman...