Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.K

Capítulo 64

Ese día, Jimin logró levantarse temprano, a pesar de las actividades nocturnas que lo habían dejado exhausto. Con una sonrisa de satisfacción, se dio cuenta de que había ganado la batalla contra Namjoon, quien aún dormía plácidamente. El mil pieles siempre parecía estar bajo un hechizo, incluso dormido: su cabello apenas se desordenaba, su piel tenía un brillo envidiable, y su postura, incluso al descansar, era impecable. Era como si su naturaleza misma lo envolviera en perfección.

Jimin, incapaz de resistirse, se deslizó sobre el cuerpo del Alfa, acomodándose encima de él con cuidado. Permaneció allí, apoyado en su pecho, observándolo con ternura mientras esperaba pacientemente a que despertara.

Los vitrales de la casa reflejaban el tenue resplandor del amanecer, indicando que el reloj marcaba las seis en punto. Tal como esperaba, Namjoon abrió los ojos, lentamente, con el rostro aún hinchado por el sueño.

-Buenos días -canturreó Jimin, estrechándose contra el Alfa con una sonrisa traviesa.

Namjoon le devolvió la sonrisa, cálida y llena de afecto. Su mano subió suavemente hasta la cara del Omega, acariciándole con dulzura antes de dejar un beso ligero y delicado en su frente, como si fuera una caricia que apenas rozaba su piel.

-Buenos días, ¿cómo amaneció el Omega más hermoso?

-Esperando el beso de buenos días del Alfa más encantador -respondió Jimin, frunciendo un poco los labios y pestañeando coquetamente, aunque con un deje juguetón en su voz.

Antes de que pudiera reaccionar, una mano grande y firme apresó su nuca. Jungkook, con su energía inconfundible, lo maniobró sin ceremonias, inclinándolo hacia él. El beso que le plantó fue dominante y brusco, cargado de una intensidad que hizo que el Omega se quedara sin aliento por un segundo.

-Ese título me pertenece -se regodeó Jungkook, su sonrisa triunfal iluminando su rostro mientras soltaba suavemente a Jimin.

El Omega dejó escapar una pequeña risa, incapaz de resistirse a la divertida dinámica entre sus Alfas. A veces olvidaba cómo un simple comentario podía encender una chispa de competencia entre ellos. Miró de reojo a Namjoon, quien también se estaba riendo, aunque con mesura.

-Cualquier adjetivo que hubiera utilizado, te habrías adjudicado como su ganador -comentó el mil pieles con una voz tranquila, pero cargada de un humor sutil.

Namjoon, sin prisa, se inclinó hacia Jimin. Su beso fue un contraste total con el de Jungkook: suave, meticuloso, como si estuviera cuidando de algo precioso. Sus labios apenas se movieron al principio, y cuando lo hicieron, dejaron tras ellos una sensación cálida, como una caricia que perduraba incluso después de separarse.

-Definitivamente te llevas el premio al beso más dulce -murmuró Jimin, su tono burlón, pero sus mejillas ligeramente sonrojadas.

Sin embargo, la ausencia de Yoongi pendía en el aire como una sombra sutil. El cazador no había vuelto desde la discusión con Jungkook. Namjoon, siempre diplomático, había asegurado que Yoongi solo necesitaba tiempo. Gracias a su vínculo, podía sentir que el cazador ya no estaba enojado, sino sumido en una tranquilidad que sugería que estaba profundamente inmerso en sus propios pensamientos.

Jungkook, por otro lado, parecía arrepentido, aunque no lo decía en voz alta. Había cerrado su vínculo con Yoongi, como si temiera enfrentar las emociones que pudieran fluir entre ellos.

Mientras Namjoon comenzaba su rutina diaria, Jimin y Jungkook permanecieron en la cama, jugando entre las sábanas. Los movimientos del guerrero eran ruidosos, siempre llenos de energía, mientras que Jimin reía y trataba de evitar las caricias insistentes. Desde la cama, ambos observaron cómo Namjoon se vestía. Había algo casi hipnotizante en su manera de prepararse: sus movimientos eran fluidos, casi ceremoniales, y el traje que eligió lo hacía lucir impecable, como si estuviera listo para negociar un tratado de paz en cualquier momento.