Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.K

Capítulo 65

El silbido agudo del detector mágico-tecnológico interrumpió la calma de la tarde. El dispositivo, pequeño y brillante como un prisma, parpadeaba en las manos de Taehyung, resaltando en el oscuro panorama de la montaña. Sus cejas se fruncían mientras ajustaba los controles con la precisión de un artesano obsesivo.

—Definitivamente está aquí, pero... hay algo raro —murmuró.

A su lado, Hana tamborileaba los dedos contra su propio brazo, inquieta. Sus ojos, afilados como los de un depredador, escaneaban el entorno. La plaza estaba casi desierta, pero su atención se fijó en el árbol que se alzaba en el centro, un coloso de tronco nudoso y raíces que parecían enredarse como garras alrededor de una roca. Algo en él la incomodaba. Era demasiado silencioso, como si la nieve a su alrededor no osara cubrir sus raíces o sus ramas.

—¿Ahí? —preguntó, ladeando la cabeza hacia el árbol, aunque su tono cargado de curiosidad sonaba más a una afirmación.

Taehyung alzó la vista hacia el árbol, el brillo de su detector reflejándose en sus ojos.

—Sí, pero no entiendo cómo... esto no se siente como las otras anomalías. Es más fuerte —confesó, con una nota de incertidumbre inusual en su voz generalmente alegre.

En ese momento, SeokJin llegó con pasos ligeros. Su chaqueta larga ondeaba al ritmo de sus movimientos, y su presencia calmada era un alivio tangible.

—¿Más fuerte cómo? —preguntó al instante, agachándose junto a Tae para mirar el detector.

—Es como si estuviera emitiendo ondas que saturan los sensores. —Taehyung pasó un dedo por la pantalla del dispositivo, su expresión se volvía más sombría con cada segundo—. No estoy seguro de que el equipo pueda manejar algo de este nivel.

—Entonces toca averiguar más antes de ponernos a cavar como topos —respondió Jin, cruzando los brazos mientras observaba el árbol.

Hana, siempre en movimiento, ya había comenzado a rodearlo. Sus pisadas eran tan ligeras que apenas dejaban huellas en la nieve. Se movía con una mezcla de gracia y eficiencia, sus instintos de cazadora en alerta máxima. El árbol no parecía peligroso, pero las pequeñas irregularidades que notaba —una raíz que parecía quebrada, pero se había curvado en un ángulo imposible, una rama que no proyectaba sombra pese a la luz que emitía unos faroles cercanos— la hicieron fruncir el ceño.

De repente, se detuvo y se agachó. Algo brillante estaba incrustado en la corteza. Rasgó con cuidado el musgo que lo cubría y encontró un fragmento de roca tallada, cubierto de símbolos que parecían brillantes.

—¡Aquí hay algo! —anunció, levantando la piedra mientras regresaba con los demás.

—Hana, ¿en serio? No la lances —protestó SeokJin cuando ella arrojó la piedra hacia él. El oficial se tambaleó torpemente para atraparla, casi cayendo en el proceso.

—Es una roca, caer en la nieve no va a matarla —respondió la Alfa con desdén, divertida ante el espectáculo.

SeokJin la ignoró, inspeccionando el objeto con detenimiento. Taehyung, siempre curioso, se inclinó para verlo también.

—Los símbolos mágicos no son tan poderosos como las runas, pero son efectivos para hacer un propio lenguaje para cerraduras o barreras. Este es un lenguaje antiguo, no se vale de ninguno de los tres idiomas de las capitales... No, no solo antiguo, sino específico. Creo que necesitaré a Namjoon para esto, es el único con conocimiento en la magia de los mil pieles —dijo el oficial después de un momento, su voz grave. Pasó un dedo por los intrincados patrones, sintiendo la energía que emanaba de ellos.

—Espero no sea un cerrojo de mil acertijos—Hana sonrió con su propio chiste. Jin también lo encontró gracioso, ambos tenían un tipo de humor similar, que Tae aunque no encontraba gracioso, se reía por verlos a ellos soltar juegos de palabras tan sosos.