Taehyung, antiguo terrícola, no podía evitar sentir que el mundo que ahora habitaba lo desafiaba en cada aspecto de su percepción. Las plantas, que en la Tierra se alzaban en verdes familiares, aquí ostentaban una paleta que parecía arrancada del ensueño: hojas azuladas con venas doradas que latían como si transportaran luz líquida, troncos cristalinos que reflejaban el extraño cielo púrpura. Esa bóveda celeste, teñida en matices de lavanda y amatista, no era simplemente un escenario; parecía una entidad viva, con nubes vastas que no flotaban, sino que se sostenían como montañas nebulosas, quietas y altivas. Eran estructuras que evocaban catedrales suspendidas, como si el viento hubiera esculpido monumentos para deidades incomprensibles.
A su alrededor, el mundo desafiaba su lógica terrícola. Personas—cambia-formas, se corrigió mentalmente—pasaban, tocaban el suelo y extraían frutas y verduras de la nada, un espectáculo tan incongruente como fascinante. "Esto no es un planeta," pensó, "es un capricho mágico." Todo parecía diseñado para burlarse de su entendimiento, un lienzo donde las reglas de su realidad se habían borrado por completo. La energía misma del lugar vibraba en el aire, palpable y envolvente, como un río invisible que conectaba cada elemento en un flujo interminable de vida y magia.
Entonces, la conexión lo sacudió. Fue un instante de pureza instintiva, un tirón que lo arrastró hacia adentro de sí mismo y hacia afuera, hacia algo mayor. Un grupo de perros pasó corriendo, y sin pensar, su parte animal—aquel samoyedo que dormitaba bajo la piel humana—despertó con un júbilo ancestral. Era como si su espíritu animal, aquel regalo del Primigenio Efernip, le cantara al unísono con el planeta. El cambio fue veloz, casi visceral; su cuerpo se encogió, su piel se cubrió de un pelaje blanco y espeso que reflejaba el brillo mágico del entorno, y pronto, sus patas golpeaban el suelo con un ritmo frenético.
El aire que lo envolvía era más que viento; era un susurro de bienvenida, un canto que lo celebraba. Cada zancada conectaba su ser con la energía de Aqua Maxius, que corría por el suelo como arterias vivientes del núcleo planetario. La fricción del césped, que parecía cosquillear bajo sus patas, transmitía una vitalidad que nunca había sentido en la Tierra. Era parte del todo, un nodo en una red infinita que abarcaba no solo la vida tangible, sino el pulso etéreo que alimentaba a los cambia-formas desde sus raíces hasta sus sueños. El ladrido que escapó de su garganta resonó como un eco que no solo rebotaba en el espacio, sino que vibraba dentro del planeta mismo, devolviéndole una sensación de unidad que casi le hizo llorar.
Cuando finalmente atrapó el frisbee, fue como si sostuviera un fragmento del cielo. Se echó en el césped, jadeando, y el viento acarició su pelaje con un toque que parecía bendecirlo. A través de sus sentidos agudizados, percibió un murmullo: voces antiguas, cargadas de sabiduría, que se mezclaban con el vaivén de las corrientes de energía. Era la voz de Laurenel, la dame del destino, envolviéndolo en un arrullo invisible que lo empujó suavemente hacia el sueño. Y mientras cerraba los ojos, con el cielo púrpura aún presente en sus párpados cerrados, supo que había encontrado algo que ni siquiera la Tierra había podido darle: una conexión infinita, un hogar verdadero.
...
Jimin se encontraba a una buena distancia, observando a su amigo comportarse de manera extraña. Primero, Taehyung miraba todo el lugar como un hombre que acababa de salir de una cueva, luego se quedaba fijamente contemplando el cielo, algo mal visto entre los cambia-formas terrestres, y durante el proceso hacía expresiones exageradas de asombro. Además, cada vez que los residentes del lugar cultivaban su energía para obtener alimentos, emitía ruidos de admiración sorprendentemente altos, que atraían algunas miradas curiosas.
Luego, un grupo de cachorros pasó jugando con sus padres, lanzando pelotas y otros juguetes al aire. Sin pensarlo mucho, Taehyung se emocionó y comenzó a juguetear por todo el lugar. Afortunadamente, debido a su naturaleza de perro, su entusiasmo parecía normal para los demás, así que rápidamente se integró a un grupo y siguió el juego. Ahora, estaba echado en el césped con la lengua afuera, luciendo completamente en paz.

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Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.K
FanfictionLuego de morir producto del veneno de una medusa, Jimin dejo el mundo humano lleno de arrepentimientos y anhelos. Pero al parecer "reencarno" o algo así intuye él, cuando una mujer desconocida afirma ser su madre, y alguna especie de extraño chaman...