Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.K

Capítulo 59

Ese día en particular, Jimin se encontraba en su antiguo cuarto, rodeado de cofres abiertos de los que había sacado una amplia selección de trajes ceremoniales y joyas. Como el novato que era aun en su papel de Líder Omega, debía asistir al templo para realizar su primera invocación oficial a la deidad Xue, un privilegio exclusivo de su posición. Sin embargo, la inexperiencia lo asediaba, y el peso de los preparativos lo hacía sentir perdido.

Las telas de los trajes ceremoniales brillaban bajo la tenue luz del cuarto. Había túnicas de seda translúcida con bordados de copos de nieve, pesados collares de plata que descansaban sobre su pecho como cadenas heladas y brazaletes tallados con cristales que imitaban estalagmitas. Al final, se decidió por un conjunto compuesto por una capa corta, delicadamente recamada con hilos de plata que imitaban las constelaciones de invierno, y una prenda inferior que apenas cubría lo esencial, dejando su piel pálida y reluciente al descubierto. Colgó un par de anillos en sus orejas, cada uno decorado con una gema azul pálido que reflejaba la esencia de su vínculo con la fría deidad.

Mientras ajustaba un cinturón decorado de seda azul, captó un aroma que hizo que sus sentidos se agudizaran: la ligera fragancia de Namjoon, escapaba del cuarto del lado. El corazón de Jimin dio un salto, pero se apresuró a calmarlo; el Mil pieles no era como sus Leopardos. Su animal interno no era el de un depredador, sino el de una criatura menos impulsiva, y eso estaba haciendo las cosas difíciles entre ellos, por lo que Jimin decidió acercarse con cautela.

Al entrar en el cuarto donde Namjoon se preparaba, Jimin se detuvo un momento para admirar la figura del alfa. Esté llevaba una camisa blanca de manga larga que era casi transparente, revelando la piel pálida y firme de su pecho. Un pantalón de seda, ceñido a las caderas, se abría a los lados dejando a la vista sus esbeltas piernas. Era un contraste fascinante entre modestia y sensualidad, y el Omega no pudo evitar ronronear con picardía.

—¿Qué hace un alfa tan bonito como tú aquí solito? —le dijo mientras se acercaba, sin esconder el deseo que estaba bullendo en su interior.

Namjoon alzó la vista de las prendas que ajustaba y le devolvió una sonrisa cálida. Las mejillas del alfa se tiñeron de un leve sonrojo, pero su postura permaneció tranquila y digna. Jimin no pudo evitar notar lo diferente que era el diplomático comparado con otros alfas. Había una suavidad en él, una quietud que contrastaba con los instintos voraces que usualmente encontraba en los de su rango.

—Quería alistarme temprano para ayudarte, querido. Sé lo importante que es este día para ti —respondió Namjoon, avanzando con pasos medidos hacia su Omega, quien se dejó alcanzar.

—Gracias —murmuró Jimin, sus ojos repasando los detalles del atuendo de su pareja—. No sabía que para el templo había que usar ropa especial. Y ciertamente no la imaginaba... tan coqueta.

Namjoon rió suavemente y comenzó a ajustar uno de los collares del Omega con cuidado, asegurándose de que quedara perfectamente centrado.

—El protocolo indica que debemos tapar únicamente lo esencial. Las deidades prefieren la honestidad en nuestra apariencia, como una muestra de humildad y devoción. Las joyas y adornos son para resaltar la gracia, no para esconderla.

Jimin asintió, aunque se le veía ansioso en su postura. Mientras Namjoon terminaba de colocar el cinturón, decidió aprovechar la calma para abrirse.

—Nam, quería pedirte disculpas. Sé que estos días, y cuando aún estábamos en el pueblo agrícola, he estado un poco... insistente contigo. No es mi intención presionarte —susurró Jimin, bajando la mirada por un momento antes de encontrar los ojos de su Alfa—. Solo estoy tratando de encontrar la forma correcta de... estar allí para los tres. No solo quiero acostarme con ustedes, los tres me importan...los quiero...mucho.