Capítulo 57

482 123 81
                                    

El recorrido de regreso al clan, aunque más corto en duración, era mucho más exigente que la bajada. Durante quince días, el grupo enfrentó caminos estrechos y traicioneros, atravesando parajes donde el suelo parecía ceder bajo sus pies y la presión del viento anunciaba los peligros del entorno. Sin embargo, lo peor llegó a un día de su destino, cuando una ventisca los obligó a detenerse.

La tormenta rugía con una fuerza descomunal, azotando al grupo al borde de un claro. La nieve se arremolinaba en el aire, formando una cortina impenetrable que borraba el horizonte. Cada ráfaga helada cortaba como cuchillas invisibles, obligando a los no Leopardos a acurrucarse contra el suelo, buscando protección del embiste del clima.

A unos metros de distancia, los Leopardos de las Nieves estaban completamente transformados. Sus cuerpos, masivos y cubiertos de un pelaje espeso de tonos grises y blancos, parecían una extensión de la tormenta misma. Sus icónicas rosetas negras brillaban con pequeños destellos al reflejar la poca luz que se filtraba a través de la ventisca. Se movían con una fluidez casi sobrenatural, sus ojos brillando con un resplandor glacial que les permitía navegar el caos como si fueran parte de él, mientras trabajaban sin descanso para construir un refugio seguro.

SeokJin y Taehyung, junto a otros cambia-formas pequeños, estaban encogidos bajo gruesas capas, que apenas lograban contener el frío cortante. A su alrededor, Jimin, aún en su forma humana, se movía con eficiencia, colocando mantas sobre los más vulnerables y asegurándose de que nadie quedara expuesto.

-Manténganse juntos, dense calor -instruyó el Líder Omega, su voz firme y clara a pesar del rugido del viento.

Namjoon, en su forma animal, se acercó a los grupos acurrucados. Su imponente figura actuaba como una barrera contra el viento, y el calor que irradiaba su cuerpo parecía proporcionarles un alivio temporal.

-Esto será suficiente por ahora -dijo, con un tono que mezclaba firmeza y preocupación-. Manténganse en silencio y conserven energía.

Cuando el refugio estuvo finalmente erguido y seguro, Hoseok, el Líder espiritual, avanzó hacia el centro del grupo. Su forma animal, majestuosa y poderosa, irradiaba una energía que parecía cobrar vida a su alrededor. El pelaje blanco de su cuerpo brillaba con destellos azules, como si cada fibra estuviera cargada de magia. Sus movimientos eran lentos pero deliberados, y mientras murmuraba palabras en un idioma antiguo, un resplandor suave y continuo comenzó a emanar de su figura, extendiéndose como un manto protector sobre el refugio.

El círculo mágico se formó con precisión impecable, creando una burbuja de calor que desafió la furia de la ventisca. Dentro del refugio, la temperatura se volvió soportable, y el aire helado dejó de azotarles la piel. Las ráfagas se disiparon, dejando un espacio de relativa calma donde las especies más vulnerables pudieron relajarse, aunque fuera momentáneamente.

El susurro del viento se redujo a un eco distante, y los cambia-formas pequeños, temblorosos, soltaron suspiros de alivio. Algunos incluso se dejaron caer de rodillas, agradeciendo en silencio la intervención del Líder espiritual. Hoseok, quien permaneció en el centro, sus ojos azules y profundos evaluando el perímetro. Su aura era imponente, pero no intimidante; inspiraba respeto y confianza, como una presencia divina en medio de un caos mortal.

Jimin, por su parte, no se detuvo ni un momento. El Omega se movía entre el grupo, asegurando que nadie estuviera desprotegido y verificando el estado de los más débiles. Su expresión era admirable. Había una calma en su rostro, pero también una intensidad que dejaba claro que entendía perfectamente la responsabilidad que cargaba sobre sus hombros.

Taehyung, acurrucado bajo su capa, no podía apartar los ojos de su amigo. Este no era el mismo Jimin con el que compartió su niñez y juventud. Había algo completamente diferente en él, algo que lo hacía parecer invencible. Su cabello, ahora suelto y cubierto por una ligera capa de nieve, caía en rizos esponjosos que le daban un aire salvaje y libre. Su piel, resplandeciente incluso en la penumbra de la tormenta, robaba toda la atención del lugar.

Me convertí en un cambia-forma Omega al ir a otro mundo /Jimin/Y.GxN.JxJ.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora