t r e s

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Despierto sin tener conocimiento del por qué hay un cuerpo recargado en mi lado izquierdo. Mis ojos apenas logran estar abiertos y la oscuridad sólo empeora mi vista. Supongo que es el chico del cual aún no soy capaz de recordar el nombre, y menos tan dormida. Realmente es incómodo. Hago lo mismo que cuando voy en el transporte público y va alguien durmiendo junto a mi: Moverme exageradamente. Pero nada.

-Hey.- susurro en su oído mientras agito su brazo.- Chico sin nombre...

-No.- suelta un gemido y nos hace caer hacia el lado, quedando acostados.

-Despierta.- trato de moverme, pero él tiene su brazo sobre mi.

Oh mierda.

¿Matías? ¿Manuel? ¿Mi... ¡oh!

-¿Michel?- alzo mi voz sin tratar de ser delicada.- ¡Por favoooor!

Tomo su brazo para sacarlo, pero en un intento de él por acomodarse, empuja su cadera contra mi y me deja caer de cara al suelo.

Michel!- me hinco en el suelo y pincho su cara.

-Silencio, cielo.- murmura con voz ronca estirando su brazo hacia mi para tomarme de la cintura, haciéndome sonrojar.

¡Vamos! Es media noche ¿realmente debo soportar esa mierda en mi cara a esta hora también?

-Me voy.- gruño levantándome para luego caminar a mi habitación y acostarme.

¿Por qué había intentado hablarle de todos modos? Ugh.

No puedo dormir sabiendo que él está a aquí, al otro lado de la puerta, con sus ojos verde claro y su piel pálida. Maldita sea.

Pongo a cargar mi teléfono y miro instagram en busca de poder encontrar el sueño, pero -y como nunca- este no se encuentra conmigo.

Me obligo a hacerlo de todos modos, despertando a la mañana siguiente sin saber como logré hacerlo y con esa sensación inefable recorriéndome.

-Buen día.- el rebote de su voz contra la parte trasera de mi oreja me hace despertar de golpe.

Restriego mis ojos y me giro hacia él pensando en que a dormido conmigo, pero sólo está sobre la cama. Decido que es buena opción ir a lavar mis dientes antes de siquiera dirijirle aunque sea un suspiro. Puedo sentir mi mal aliento.

Me levanto ante su atenta mirada y salgo de la habitación directo al baño, en donde hago lo que necesito e higienizo mi cavidad bucal.

Cuando ya estoy presentable, vuelvo a la habitación. Éste tipo sigue acostado aún, como sí fuera su casa.

-¿Cuál era tu nombre?- pregunto.

Qué puto era preguntar eso luego de que durmió en mi departamento.

-Michael.- sonrió y... oh, que tierno luce.

Frunzo el ceño y asiento mientras me siento en la cama.

Así que no era Michel. Bueno, era sólo una letra que faltaba y la pronunciación cambiaba, pero ñeh.

-¿Y tú?

-Uhm. Liah.- sonrio levemente.

-¿De Thalia?- alza sus cejas.

-No.- río levemente.- Liah de Liah.

Cheeks || m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora