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-No puedo salir con alguien impuntual.- me cruzo de brazos mirando por la ventana.- Y menos si tiene la manía de meterme a su auto a la fuerza.

-Exagerada.- suelta en tono burlón.

-Y que me trata mal.- chasqueo la lengua.- que falta de respeto mas grande, niñito.

-Soy mayor que tú.- ríe.

-Si, pero ya.- ruedo los ojos.

-Estás muy bonita hoy.- murmura tirando de mi brazo hacia él.

-Yo soy bonita.- frunzo el ceño.

-Si, pero... ¿sabes que es mas bonito?- ladea su cabeza hacia mi.

-¿Qué cosa?

-Yo.

-Eso no es cierto.- agito la cabeza.

-Si lo es.- tararea.

-Justin Bieber es mas bonito que tú.

-Y caliente.- manda un suspiro.- Oh Biebs.

-Gay.- resoplo burlona.- Pero si, también es mas caliente. Tan malditamente caliente.- muerdo mi labio inferior.- Oh Dios mio, quien fuese puta para meterse en su cama.

-Tranquila, nena.- apoya su brazo en mi hombro.- Seguro que él se masturba pensando en ti.

-Ow. Que lindo de tu parte.- quito la inexistente lagrima debajo de mi ojo.

Suelta una carcajada para segundos después estacionarse en la entrada de una casa. Abro la puerta y me bajo antes de que él llegue casi corriendo hacia esta.

-Arruinaste mi momento de ser caballero.- cierra la puerta de golpe.

-Uh. ¿Lo siento?- alzo las cejas.

Da un rápido beso sobre mis labios y mis mejillas se encienden como si no lo hiciesen hace mucho.

No alcanzo a actuar cuando ya estamos dentro de la casa y un par de chicos me están saludando.

Y como es de esperar, pasado las doce de la noche la casa está tan malditamente llena que me siento más sofocada que nunca.

-Promete que no beberás mucho, no quiero tener que lidiar contigo siendo más odioso de lo normal.- agarro su polera mientras me balanceo hacia él.

El sabor a alcohol llena mi boca al momento de que él choca nuestros labios. Sonrío estúpidamente y eso no es demasiado agradable.

-Sabes bien.- murmuro apenas separándome.

Estira el vaso hacia mi para que tome de él. Doy un rápido sorbo, pero suficiente para hacerme sentir el leve ardor. Hacía tanto que no bebía alcohol.

-No me gusta prometer cosas.- sonríe.- Pero intentaré no beber demasiado.

-Suficiente para mi.- ladeo la cabeza llevando el vaso a mi boca.

-No vayas a ser tú la que termine mal.- alza las cejas acercándose a mi oido.- Luego puedes hacer cosas que no recuerdes.

Poco menos escupo el liquido alcohólico al escuchar eso, me ha recorrido un escalofrío y mis mejillas son como dos luces en la oscuridad.

-Estoy segura que lo recordaría.- lo empujo del hombro con la mano desocupada.

Su sonrisa se mantiene mientras llena un vaso para él.

Quiero golpearme, es malditamente atractivo. ¿Por qué no se va con otra más linda que yo?

-No te muevas de aquí, voy al baño y vuelvo.- da un rápido beso en mis labios y luego se pierde entre la gente, aunque no tarda más de medio minuto en volver.- Mejor ven conmigo, no confío en estas personas.- Me toma de la mano y con la desocupada agarra su vaso para luego arrastrarme entre la gente escaleras arriba, donde, milagrosamente, no hay nadie.- Esperame.- me da el vaso antes de entrar a una habitación que supongo es el baño.

La música está tan fuerte que empiezo a dudar sobre que mi audición siga igual de buena que antes. Aunque no es tan buena realmente, soy media sorda.

-¿Qué haces aquí?- un chico aparece frente a mi, obligándome a levantar la vista del suelo para encontrarme con un par de ojos celestes.

-¿Hm?- alzo las cejas.

-No puedes subir acá arriba.- frunce el ceño.

-Estoy esperando a alguien.

-No, no puedes.- se cruza de brazos.

-Ya.- resoplo.- No tardará mucho.

-No me importa.

-Bien.

-Baja.

-Dejame tranquila de una vez. Dios.- ruedo los ojos.

-Estoy hablando en serio.

-Yo igual.

¿Por qué se tardaba tanto ahí dentro?

-¿Quién está dentro de todo modos? Dejé en claro que no subieran.

-Michael.- alzo los hombros.

-Oh.- suelta una risita nerviosa.- Era él. Que vergüenza.- murmura.- Eres Liah, ¿no?

-Eh. Si.- asiento con el ceño fruncido.

-Huh. Soy amigo de Michael. Nos ha hablado mucho sobre ti.

-No le digas eso.- Michael jadea.

No sé en que momento salió del baño.

Mis mejillas agarran el rojo instantáneamente. Quiero taparme la cara.

Toma el vaso de mi mano y lo lleva a su boca.

-Espero no tengas problemas con que ella esté acá arriba, ¿no?- alza las cejas hacia el chico. Creo que ha escuchado la conversación.

-Bah. Obvio que no.- resopla.

-Te escuché.

-Ya. Lo siento.

-Liah.- lleva sus ojos hacia mi.

Alzo los hombros poco interesada.

-Lo he intentado.- lanza las manos al aire metiéndose al baño.

-Pesada.- ríe cortamente.

-Así soy yo.- le sonrío para luego llevar el vaso a mi boca.

-Vamos a bajo por algo de diversión.- mueve los brazos en el aire.

Hago una mueca y asiento.

-Mis pasos de baile te matarán.- gira a la escalera para bajar conmigo tras él.

-Espero disfrutes bailar solo porque yo no soy de hacerlo. Es una vergüenza mundial.

-Yo te enseñaré.

Como era de suponer, no baila mucho mejor que yo, pero los vasos acumulados a lo largo de un tiempo me han hecho hacer el ridiculo junto con él.

Empuña la mano frente a su boca, se pone en pose y se acerca más a mi antes de cantar sutilmente.

I want to break free! Tututururú. I want to break free...

Suelto una sonora carcajada al escucharlo. Me toma de la cintura para pegarme más a él y me besa fuertemente.

Vale, si, quizás ya habíamos bebido mucho.

-Sería genial si subimos al segundo piso.- murmura moviéndonos entre la gente.

Me limito a asentir con la sonrisa demasiado pegada y lo tomo de las mejillas para volverlo a besar.

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