d i e c i o c h o

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Es gracioso ver como intenta lucir bien con una bufanda y una polera con mangas cortas. Podría ponerse una chaqueta para combinar, aunque creo que el sol que hay fuera no acompaña.

-Deja de reírte de mi, maldita salvaje.

Levanto las manos sonriéndole y él me mira mal.

-¿Lo siento?

-Jum.

-Ni siquiera se te nota, llorón.

Me vuelve a mirar mal lanzándose junto a mí de brazos cruzados.

-Lo siento.- apoyo la cabeza en su hombro y beso su mandíbula.- Pero tienes que admitir que en ese momento no tenías ni pensado el reclamar.

-No sé en que te has convertido, Liah.- niega con la cabeza.

Frunzo el ceño.

-No puedes esperar a que me siga sonrojando cada cinco segundos porque a ti te gusta.

-Estaba jugando.- sonríe divertido.

-Ya.

Pone su cara delante de la mía y me besa corta y repetidas veces.

-Michael.- río tirandome hacia atrás.

-Te quiero sonrojada o caliente.- murmura entre besos.- Eres genial de todas maneras.

-Ow.

-Ahora llámame daddy y dame mi mamada, gatita.

-Imbécil.- suelto una carcajada y lo tomo de las mejillas para besarlo mejor.- Llamarte así sería completamente enfermo.

Me pone sobre él y empuja su entrepiernas hacia la mía.

-Debes ir a trabajar. Dios. Michael.

-Si, soy Dios, nena.

Me entra la risa mientras intenta volver a besarme.

-Deja de reírte de mí.- gime con frustración.

-Eres tan estúpido.- suelto luego de calmarme.

-Eres una pesada.- se cruza de brazos.- Yo sólo quería ser divertido.

Mis manos vuelven a sus mejillas y las aprieto.

-Di pollito.

Empieza a soltar intentos de gritos desesperados meneando la cabeza a todos lados.

-Me duele.

-Te quiero.- murmuro apenas rozando nuestros labios.

Estira los suyos hacia los míos para besarme cortamente y yo quito las manos de su cara.

-Yo también, nena.

-Y debes saber que el único Dios que hay es Alex.

-Es caliente.- suspira.

-Podríamos perfectamente tener un trío.

Frunce el ceño y agita la cabeza.

-Sucia.

-Ya, pero tú si puedes querer tener uno con alguna tipa más. Lo sé, Clifford, conozco tus pensamientos.

-No puedo mentirte, nena.- toca la parte izquierda de su pecho juntando sus labios.- Pero estoy dispuesto a conformarme contigo.

-Ow.

Me retiro de sobre él haciendo que su ceño se frunza una vez más.

-Debes trabajar, gatito.

Cheeks || m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora