s i e t e

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-Quiero conocerte.- murmura.- y que me conozcas.

-Soy un desastre.- alzo los hombros.- no hay mucho mas que decir.

-Claro que no.- ladea la cabeza sonriendo.

Luce adorable. Matenme ahora.

-Si, claro que si; tengo suerte si no me tropiezo o caigo mientras camino. Como Bambi, supongo, nunca he visto esa película.- frunzo el ceño.

-Bah.- pone los ojos en blanco.- A todos nos pasa.

-Michael...

-Es verdad.- alza las manos.- tengo un amigo que poco menos se tropieza estando parado.

-Sólo quieres hacerme sentir bien.- achino los ojos.

-Si, también.- asiente.

-No es necesario; no tengo problemas con eso. Excepto esa vez en mi fiesta de graduación.- miro a la nada recordándolo.- eso definitivamente no fue lindo. Llevaba tacos y bueno... Realmente no fue genial.- agito la cabeza riendo.

-Seguro lucías hermosa.

-Un hermoso bambie.- asiento.- si te parece.

Suelta una carcajada y luego continúa.

-¿Tienes amigos?

-No.- aprieto mis labios en una linea.

-¿Por qué?

-No soy buenas con la gente, no en persona al menos.

-Pero seguro alguna vez tuviste.

-Tenía las del colegio, pero nos separamos para seguir con lo nuestro.- mando un suspiro y restriego mis ojos.- También algunas por internet, pero la distancia no es buena muchas veces, la mayoría realmente. Además cambié mi número y todo desapareció.- otro suspiro se me escapa.- fue como si estuviésemos en una bomba de agua y fuésemos gotitas; en un momento la bomba tuvo que explotar y todas fuimos por lados diferentes.

-Hay gotitas que permanecen juntas.- agarra un mechón de mi cabello para empezar a jugar con él.

-No es mi caso.- giro la cabeza para mirarlo.- La gente siempre se va, te hace daño de alguna u otra manera. Digamos que no quiero hacer amigos y arriesgarme a que eso suceda una vez mas.

-¿Qué hay de mi?

-No lo sé.- alzo los hombros.- supongo ya te has metido en esto. Soy una bola de torpeza, vas a tener que soportarme. Lo siento.- sonrío levemente y él lo hace de vuelta.- y no estar junto a mi para luego dejarme.

-Quiero.- asiente.

-Perfecto.- me balanceo hacia él.- Uh. Y tengo veintiuno, soy una floja que no sabe que hacer con su futuro, mis padres pagan por esto, me despidieron de todos mis trabajos por ser muy torpe, me gustan los gatos y bueno, mi piel es sensible.- cierro un ojos haciendo sonar lo último más como cuestionamiento.- Por eso mismo prefiero el invierno, además de que el verano involucra playa y eso definitivamente no es lo mio.

-Creo que nunca saldremos a la playa, tampoco me agrada.- ríe levemente.

-Eso suena genial.- murmuro.- También tengo esa mierda de encariñarme mucho. Eso es injusto porque siempre termino apreciando a la gente más que ellos a mi. Pero ñeh. En fin, tengo muchas historias vergonzosas que seguro te enterarás luego.

-Estoy seguro que en esto es diferente.- nos apunta a ambos.

Mis mejillas se sonrojan antes de decir algo. Me toca la mejilla derecha riendo.

-¿Eso te es incomodo?

-Siempre. Soy como una fresa.

-Me gustan las fresas.- deja caer su mano de mi cara hacia su pierna.

-Ya.- rodo los ojos.

-Michael Clifford, veinticuatro años, guitarras, pelo colorido, música genial, vivo solo, soy demasiado desordenado, gamer obsesivo, la gente cree que soy raro y muchas veces me han dejado en la friend zone porque según ellas tengo cara de mejor amigo.- alza los hombros.- del resto te enteraras con el tiempo.

-Uh. Guitarras.- levanto las cejas repetidas veces.- En mis días de escolar, tenía un raro gusto hacia los guitarristas, pero nunca conocí a alguien que realmente lo hiciera. Tampoco era muy popular para conocer gente.

-¿Me confiesas que te gusto?

-Dije que en mis días de escolar.- cruzo los brazos.

-Volvamos a la escuela.- agita sus pestañas. Suelto una carcajada y golpeo su hombro.

-Podrías tocar alguna canción y yo pensaría en ello.- frunzo los labios mirándolo y él sonríe.- Tienes lindos ojos.- balbuceo sin ser consiente.

-¿Eh?- suelta casi tan torpe como yo.

Pestañeo nerviosamente agarrando mi labio inferior con los dientes, sintiendo como la cara me hierve.

-Oh.- río cortamente, notando que no soy la única en esa situación.- Te has sonrojado.- chillo.

-No, no lo he hecho.- agita la cabeza mirando hacia otro lado.

-Si lo has hecho.- canturreo.

-Dejame. Tú lo haces todo el tiempo y no te molesto.

-Claro que lo haces.- frunzo el ceño con diversión.

-Mentira.

-Michael, no mientas.

-No me toques.- tapa su cara mientras me da la espalda.

-Dios.- suelto una carcajada.- No es tan malo de todos modos, yo lo hago siempre.

-Bien, todo perfecto.- destapa su cara y vuelve hacia mi, con sus ojos siendo pequeños por la impresión de la luz.

-Bebito.- arrugo la nariz.

-Sigues siendo la de las mejillas adorables.

-Mis mejillas quizás, pero el resto de mi no. Soy de todo menos adorable.

-Oh, si lo eres.

-Creeme que no.- frunzo el gesto.

Justo cuando va a volver a hablar, saca el teléfono de su bolsillo y lee algo en él. Pone los ojos en blanco y lo vuelve a guardar mientras se levanta.

-Debo irme.- resopla.

Alzo los hombros y me levanto intentando no demostrar que no quiero que se vaya. Caminamos a la puerta, la abre y sale.

-Hasta luego, bonita.- da un rápido acercamiento hacia mi.

Me quedo estática en mi lugar, mis dedos rozando mis labios.

Él me ha besado.

Creo que acabo de morir.

****

Gracias por leer :)

Cheeks || m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora