c i n c o

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Hago el transcurso habitual, el que ya me he aprendido de memoria. El día hace creer que la lluvia se hará presente nuevamente, pero el pronóstico me mostró todo lo contrario.

Cuando llego a mi destino, busco con el mayor disimulo su piel pálida. Pero soy Liah, no puedo hacer eso aunque quiera. Siendo disimulada o no, no lo encuentro por ningún lado. Mierda.

Me escabullo dentro de uno de los pasillos como lo haría normalmente, como si no estuviera ansiosa por al menos ver su cabello. No me gusta el sentimiento. Para nada.

Tomo un CD cualquiera, sólo para llenar mis manos y mis pensamientos, aunque realmente ni siquiera me fijo en el nombre de la cajita.

-¿Busca algo en especial?- su voz rebota contra mi cuello.

Quiero sonreír y decirle que ando en busca de él. Pero no lo hago. En cambio, sólo me sonrojo y hago como si no esperara encontrarlo aquí.

-¡Hey!- me giro hacia él demasiado eufórica para ser de mi agrado.

-¿Demasiado feliz?- alza una ceja con diversión.

-No veo razón para no estarlo.

-Quizás porque no has sabido de mi.- apoya su mano casualmente sobre el mueble.

Dejo el CD desconocido donde estaba y termino de girarme completamente hacia él. Una sonrisa tonta se me escapa. No puedo suprimirla.

-No lo he notado.

-Oh, claro, no lo notaste.- suelta una carcajada.- seguro estabas ocupada con tu montón de amigos como para acordarte de mi.

No sé como tomarme eso, pero mi sonrisa desaparece en menos de un segundo. Quiero contraatacar, aunque no tengo como, ni siquiera sé con que sentido lo ha dicho.

-Claro.- murmuro en medio de un corto asentimiento.

Me mira como si se hubiese dado cuenta que realmente no tengo amigos.

Que triste vida llevo.

-He estado ocupado.- explica para cambiar el tema.

No quiero escusas, no tiene porque darlas.

-No tienes porque...- dejo todo al aire; me siento rara.

-Creí que te importaría saber.- él ya no sonríe.

De pronto quiero irme de aquí. No sé que decir.

El silencio se apodera de nosotros por lo que parece un par de minutos.

-Debo volver a trabajar.- hace unos gestos con sus manos, su voz notoriamente incómoda.

-Tú...

-Salgo en diez minutos, si quieres... Digo, si estás desocupada o no sé.- su mano viaja a la parte trasera de su cabeza.

Rio levemente porque es la primera vez que lo veo así.

-Esperaré por ti.- sonrío mirando a mis zapatos unos segundos.

Deja un beso en mi mejilla y luego se va.

Ahora siento mi piel como el infierno, ardiendo especialmente donde sus labios han hecho tacto. Mis piernas están como gelatina, mi corazón late y el sentimiento que está creciendo me incómoda. No me puedo mover de aquí y me acabo de dar cuenta que los CDs de este pasillo ni siquiera son de mi gusto. Aun así me quedo ahí, nadie sabe que no me interesa de todos modos.

Él vuelve en lo que parece una eternidad, aunque creo que incluso a venido antes de lo dicho.

-¿Como has estado?- ladea la cabeza hacia mi mientras caminamos fuera. Asiento tímidamente, dándole a entender que estoy bien.- Me alegro.- mete las manos a los bolsillos delanteros.

No puedo evitar mirar hacia ellos y cuestionarme si sus manos se sienten apretadas dentro de ellos. Él lleva pantalones más angostos que los míos, incluso creo que son alguna talla menor.

Vuelvo a alzar la mirada porque siento que es bastante raro. Noto que está nervioso, quizás porque su novia lo puede ver.

Caminamos lento sin siquiera saber en donde pararemos, o al menos yo no lo sé. Pero confío en él, extrañamente lo hago. Aunque no debería.

Le pregunto desde cuando trabaja en la tienda, sólo por sacar tema. Mi voz resulta salir más tiritona de lo planeado.

-Un par de meses.

-No te había visto antes.- menciono.

-Yo sí.- alza los hombros.- Muchas veces.- su voz disminuye. No puedo descifrar por qué.

-¿Por qué?

-No tengo interés en mencionarlo.- una sonrisa se escapa torpemente en la comisura de su labio.

Quiero sonreír también.

-Podrías haberme hablado o...

-Liah.- hace un gesto con su mano hacia mi.- hiciste un escándalo cuando quise evitar que la lluvia te mojara y casi llamaste a seguridad cuando fui a tu departamento. ¿Hablarte era seguro?

-Michael.- imito su gesto.- Hablar una persona es mucho mas normal que tomarla y meterla a un auto a la fuerza. No soy rara; tú lo eres.

-No te he llamado rara.- resopla.

-Bah. Admite que lo crees. Todos lo creen.- rodo los ojos hacia él.

-Quizás. Un poco. Mucho. A veces.

-Tarará.

-Eres una buena persona y me agradas.

No sé realmente si cambió el tema o no. Tampoco sé en que momento sacó sus manos de los bolsillo, porque ahora siento como la punta de sus dedos tocan los mios.

Me sonrojo.

Y muerdo el interior de mi mejilla.

Quiero que la tome.

Él hace todo tan tranquilo, ni siquiera noto si va a propósito o no. Y yo estoy teniendo un ataque.

Una chica grita el nombre de Michael. No me doy cuenta cuando ya están fundidos en un abrazo bastante amoroso.

¿Será su novia?

Segundos atrás imaginaba que quería tomar mi mano, pero no significa que la novia no exista.

Empiezan a hablar, ignorando completamente mi presencia. Ahora siento que quiere tomar la mano de ella. Y quizás no lo hace porque no quiere que me de cuenta que son novios. Ni siquiera noté si se habían besado. Pero ella quiere. Lo sé.

Un par de metros transcurridos después, detengo mi paso, pero no lo nota.

Sólo vuelvo al camino que llega a mi edificio.

Es horrible ser yo e ilusionarse tan rápido.

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Soy patética.

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