JUST MY TYPE | Bakugo Katsuki

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EMIKO'S POV

El sonido de los platos chocando y las conversaciones de los clientes llenaban el restaurante, pero yo apenas lo notaba, me había acostumbrado tanto a este ambiente que, en cierto punto, el ruido se volvía un murmullo de fondo.

Llevaba meses enfocándome en esto, en mi trabajo, en mi relación con Derek, en cualquier cosa que pudiera mantener mi mente ocupada y lejos de ciertos pensamientos.

Lejos de él.

Desde aquella conversación con Lucie en el parque, había bloqueado a Katsuki y no había vuelto a saber de él.

No supe si lo intentó, si se dio cuenta, si siquiera le importó, no pregunté a nadie en común por él, me convencí a mí misma de que era lo mejor, de que no tenía sentido seguir atada a algo que ya no existía.

Derek había sido mi refugio en todo este tiempo.

Intenté centrarme en nuestra relación, en darnos una verdadera oportunidad, y aunque me esforzaba, había noches en las que me quedaba despierta, mirando el techo, preguntándome por qué aún sentía ese vacío en el pecho.

Pero no debía pensar en eso.

Respiré hondo y seguí atendiendo a los clientes, sumida en la rutina, hasta que una voz conocida me sacó de mis pensamientos.

—¡Emiko!

Me giré y vi a Mitsuki Bakugo de pie en la entrada del restaurante, con los brazos cruzados y una sonrisa traviesa en el rostro, su presencia siempre tenía ese impacto.

—Señora Bakugo —dije con una mezcla de sorpresa y confusión— ¿necesita algo?

Ella se acercó a la barra y se apoyó en el mostrador con la confianza de alguien que se movía como si estuviera en su propia casa.

—¡Vamos, niña! No me hables como si fuera una clienta más —dijo con una risa— vine a verte.

—¿A mí?

—Sí —asintió— estoy organizando una fiesta sorpresa para Katsuki, su cumpleaños es en unos días, y quiero hacer algo especial.— añadió, aunque claro, sabía que su cumpleaños estaba cerca.

Mis dedos se tensaron sobre la bandeja que sostenía, sentí un ligero nudo en el estómago al escuchar su nombre, como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto.

—Oh... qué bien —dije, tratando de sonar neutral— espero que le guste.

Mitsuki entrecerró los ojos y sonrió.

—Sí, sí, seguro le gustará... pero por eso estoy aquí, porque quiero que vengas.

Mi corazón se detuvo por un segundo.

—¿Qué?

—Quiero que vengas —repitió con naturalidad—. Después de todo, ustedes fueron muy cercanos.