Alberto POV.
Acabo de recibir una llamada de mi jefe diciendo que estaba despedido y no me dijo la razón. No se que voy a hacer; tengo que hacerme cargo de mis ocho hijos y de Myndí. La segunda opción es abrir un negocio donde le tome fotos a mascotas. Pero hasta que no esté seguro de que el negocio no este hecho y vaya bien no le voy a decir a Myndí porque tal vez se ponga furiosa. Estos días me ha estado ignorando y no se porque. Se comporta extraño conmigo y ya no es tan cariñosa con los niños, bueno con las únicas que no es cariñosa es con Cosa 1, Cosa 2 y Tenedor; supongo que porque ella piensa que si las mima mucho por ser las más bonitas, todos se van a poner celosos pero aún así ellas tienen 1 año y necesitan todavía mucho cariño por parte de su madre.
Myndí POV.
La anterior semana me escabullí a la oficina donde esta el jefe de Alberto y me acosté con el toda la semana, y después lo manipule para que despidiera a Alberto porque no veo la hora de separarme de el y de sus mocosas, lo cual fueron un error por cierto en cambio mis otros hijos son mis ángeles. Después de que el jefe me dijo que ya había despedido a Alberto me sentí aliviada y liberada por primera desde que me case con el, ahora solo necesito ingeniármelas de como le voy a hacer para decirle a Alberto como me entere de su despido.
Pero antes de que comenzara a formar un plan el odioso y tonto de Alberto me llamo interrumpiendo mis pensamientos:
-Myndí, mi amor te tengo una sorpresa
-Ahora que Alberto? sabes que odio las sorpresas y no me digas mi amor.
-Está bien, tranquila. Necesito que les preguntes a todos los vecinos que tienen perros si quieren una foto.
-Por qué? -esto empezaba a asustarme
Alberto sonrió de una manera muy rara. Parecía un delfín que acababa de comer
-Voy a abrir un negocio para fotografiar mascotas.
-Ah si? Que alegría -y con alegría quise decir desgracia.Esto no me sonaba bien, si Alberto quería salir adelante, me iba a pedir que lo ayudará y realmente no quería saber lo que él me iba poner a hacer.
Si, tal como lo imaginé. Justo ahora estoy caminando alrededor de todo el vecindario tocando una campana para llamar la atención de los vecinos. Supuestamente, debería estarle haciendo propaganda al negocio de Alberto pero ni muerta voy a hacer eso. Mis planes se arruinarían, como siempre, voy a hacer que esto no tenga éxito. Empecé a tocar en cada puerta y decir que no me hicieran caso, que ignoraban el aviso y que ese era el peor de los fotógrafos. La mayoría me hizo caso, excepto una pareja con dos perros que querían un retrato de sus mascotas, yo esperaba que Alberto los espantara con alguna locura y estaba casi segura de que eso era lo que pasaría.
Alberto POV .
No sabía por donde empezar. Ya le había dicho a Myndí que iba a tener un negocio para fotografiar mascotas, ya no podía echarme para atrás. Vi, en una esquina, un local medio dañado y corrí a ver si estaba disponible. Literalmente se estaba cayendo pero podía hacer algunas remodelaciones después. Cuando me acerque, salió el vago de la esquina, lo conocía porque siempre estaba en la esquina. Le pregunté si el local estaba disponible, tal vez por estar tanto tiempo allí él podría saber si alguien estaba usando el local.
El vago de la esquina que se llamaba Segismundo, me dijo que el vivía en el local pero que podría prestármelo por un tiempo a cambio de dinero. Básicamente, arrendármelo. Acepté sin pensarlo dos veces y prometí pagarle mil pesos al mes porque no podía pagar una cantidad mayor.Que bien que Myndí se ofreció a ayudarme, la verdad no se que haría sin ella. Aunque este de un humor muy raro últimamente aún la quiero, y por lo menos me aleja de la soledad. Terminé de arreglar el local que me había arrendado el vago de la esquina alias Segismundo. No tenía ni puertas ni ventanas, estaba completamente vacía y era un poco pequeña. La verdad no tengo idea de como consiguió el local ni tampoco de porque hice negocios con él pero no me interesa, lo que importa es que ahora tengo un trabajo para mantener a mi familia y poder verme todos los días al espejo y decir ¡Que papacito!

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Una familia numerosa
HumorAlberto Cabrera, un hombre solitario y exigente pensó que con sólo chasquear sus dedos conseguiría una esposa, pero no fue tan sencillo. Myndí Amaya: la única mujer dispuesta a cumplir los altos requerimientos de Alberto. Una química que crecerá s...