Bárbara POV.
Ayyyyy, que hicimos para merecer esta desgracia, se supone que iban a ser unas vacaciones tranquilas y para no olvidar, pero sucedió todo lo contrario. Primero nuestros esposos llegaron posesivos y celosos, se pelean con todos los hombre que ellos piensan nos están manoseando, ¿y ahora Myndí? ¿Por qué tenemos tan mala suerte? Pero ahora la pregunta es ¿Qué quieren y cómo nos encontraron?
-Hola chicos, ¿Cómo están? Miren que mi "ADORADO" esposito hermosito me compró un yate!!! – dijo Myndí
Myndí le muestra el yate a Cecilia, Bárbara, Inés y al resto de la familia presumiendo de todas las cosas "buenas" que tiene. Después de dos horas de oír a Myndí balbucear sobre su nuevo y bonito yate, mi hija Isabel dijo.
-Tía Myndí, por qué no nos llevas a dar un paseo en tu yate nuevo? – dijo Isabel con tono aburrido.
-Primero no me llames tía Myndí sino reina Myndí, segundo esta bien pero Alberto conduce. – dijo Myndí mirando a Alberto.
-Esta bien, vamos. – dijo Alberto y todos nos fuimos detrás de ellos.
De camino al muelle en donde estaba lo que se suponía que era un yate, parecía una carcacha vieja y dañada, no pude evitar notar que Myndí llevaba unos tacones MUY altos por lo menos 15cm de alto. No se como va hacer para poder caminar y menos sus razones para haber traído semejantes zapatos tan altos si no vamos a una pasarela de modas o a un evento elegante. Al llegar al "yate" todos nos subimos y con dificultad Alberto comenzó a dirigirlo ya que era muy pequeño y entre todos pesábamos mucho para un "yate" tan pequeño. Durante el transcurso como siempre Myndí comenzó a quejarse.
-¡Alberto! ¡Que no ves que me estoy mareando, ve más despacio! – dijo Myndí con voz muy chillona.
-Myndí vamos a 10 km/h – dijo Inés aburrida y mirándola fijamente.
-Claro amorcito que puedo más despacio, lo que pasa es que necesitamos llegar rápido a la isla antes de que se haga más tarde, porque no me gusta navegar de noche y lo sabes. – dijo Alberto pacientemente.
Cecilia POV.
Llevamos unos 30 minutos en el "yate" cuando de pronto oí un grito, fui corriendo a ver que pasaba y vi a Myndí que tenía un tacón en su mano saltando y apuntando al agua.
-¡Un tiburón! ¡Un tiburón! – dijo Myndí gritando como una rata chillando.
-¿En dónde? Yo no veo nada Myndí. – dije intentando ver donde estaba el supuesto tiburón.
-¡Mira ahí está! ¡Ahhh mátalo! ¡Nos va a comer! ¡Ahhhhh! – dijo Myndí gritándome en el oído.
-¿Qué pasa aquí? ¿Por qué la gritería los bebes se acaban de despertar? – dijo Samuel algo preocupado y enojado.
-Myndí dice que vio un tiburón pero yo no veo nada. – dije un poco irritada.
-¡Ahhhhh! ¡Mira ahí está! ¡Samuelito bonito ayúdame! – gritó Myndí saltando encima de mi pobre Samuel.
-Myndí primero quítate encima mío, segundo lo que viste fue un pez no un tiburón. – dijo Samuel intentando quitarse a Myndí de encima.
-Pero Samuelito... ehhh ... eso también me va a matar. – dijo Myndí aferrándose aún más a mi Samuel como un mono.
-Myndí lo peces no comen humanos y este en particular mide unos 10cm, así que no, no te va a comer este pececito, mira es muy pequeñito. – dije con tono burlón y mostrándole el pez a Myndí.
-Ayyy, me desmayo – dijo Myndí fingiendo desmayarse en los brazos de mi esposo.
-¿Myndí? Ayyy, levántate que pesas muchísimo. – dijo Samuel sacudiéndola.
-¿Samu? Creo que necesito un besito, para pasar este mal rato. – dijo Myndí y ahí fue cuando tuve que intervenir porque no iba a dejarla coquetear con mi esposo y mucho menos en mi cara.
-A ver Myndí, si quieres un beso acércate un poco a la orilla. – dije con una sonrisa falsa.
-¿Qué haces? – preguntó Samuel susurrándome.
-Tranquilo ya verás lo que voy a hacer, Me voy a vengar. – dije con cara malévola.
-¿Cecilia aquí está bien? – preguntó Myndí emocionada.
-Si, si ahí está bien un poco más hacia atrás... más... un paso más. – dije a punto de reírme cuando de pronto escuche un ¡SPLASH! Pues Myndí se había caído al mar y obviamente comenzó a gritar.
-¡Ayyyyyy! Alberto ayúdame me caí. – dijo Myndí.
Todos estábamos muertos de la risa después de que les conté lo que paso, Myndí por otro lado echaba humo por doquier y tenia una mirada asesina dirigida hacia mi. Después, de un rato llegamos a la isla y Myndí al pararse del "yate" se doblo un tobillo. Alguien tenía que quedarse con ella pero como nadie quería les toco a VACA, PACA, CACA, LACA y DFCA ya que fue su petición no la de ellos. Íbamos de salida para ir otra vez al "yate", ahí fue cuando vi otra vez al hombre que estaba dándose un beso con Myndí en el baby shower de Bárbara, ellos dos estaban abrazados y a punto de arrancar el "yate".
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Una familia numerosa
HumorAlberto Cabrera, un hombre solitario y exigente pensó que con sólo chasquear sus dedos conseguiría una esposa, pero no fue tan sencillo. Myndí Amaya: la única mujer dispuesta a cumplir los altos requerimientos de Alberto. Una química que crecerá s...