Cap.27

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-Te quiero, mi amor. Sueña con los angelitos, ¿vale?-dije arropando a mi único hijo.

-Vale, mami-susurró después de bostezar.

Caminé hasta la puerta y apagué las luces, dejando sólo los ojos verdes de mi pequeño resplandecer en la oscuridad. Cerré la puerta y me choqué contra algo en el pasillo, pero evité gritar para no despertar a los niños. Kendall me atrapó con los brazos antes de que cayera al suelo, estrechándome contra su pecho.

-Vaya-susurró-, por poco nos quedamos sin mami-dijo imitando la voz de Daniel. Me levantó de pie y besó mi frente, mirándome con cariño.

-¿Qué hay de...?

-Cristal está profundamente dormida, acabo de acostar a Ambs y he dejado que Helen se quede terminando un dibujo que quería terminar, sólo porque sigue siendo su cumpleaños. Me ha prometido que cuando lo acabe, apagará la luz y se irá a dormir-dijo en voz baja, como si temiese estropear la tranquilidad de la casa.

-Está bien. Perfecto.-Asentí con la cabeza y tomé su rostro entre mis manos. Le di un pequeño beso en los labios y cuando me separé, vi su media sonrisa que siempre me calmaba-. ¿Quieres ir abajo a ver un poco de televisión? ¿O prefieres que nos acostemos ya?

-Recuerda que tengo una sorpresa que darte.

-No lo he olvidado-le aseguré, sonriendo.

-Será mejor que los niños estén profundamente dormidos para cuando te la dé. Si quieres, vamos abajo a pasar un rato viendo algo divertido y dentro de un rato me aseguro de que Helen ya se ha acostado para ir a nuestra habitación.

Asentí con la cabeza de nuevo y me tomó de la mano, conduciéndome hasta el salón. Nos sentamos en el sofá, encendimos la televisión y disfrutamos de esos momentos de tranquilidad. Apenas teníamos tiempo para estar juntos con todos los niños, y ahora que por fin estábamos solos, se agradecía.

Kendall cogió el mando y zapeó hasta encontrar una película. Era de suspense y de asesinatos, y me escondí en su pecho cada vez que mataban a alguien. Creo que lo hizo a propósito.

Cuando dieron paso a la publicidad, rápidamente cambió de canal para ver cómo habían quedado en el partido de hockey sobre hielo que se estaba perdiendo. No me dio tiempo para regañarle por ver siempre los deportes, pues volvió con la película en menos de dos minutos. Casi estaba quedándome dormida cuando apagó la tele y movió mi brazo, sacándome de mi atontamiento.

-Es tarde-murmuró-. Será mejor que nos vayamos ya a la cama.

-Sí-dije con los ojos cerrados.

Apoyé mi cabeza contra el sofá indispuesta a cumplir mis palabras, así que con un suspiro, se acercó a mí y me cogió en brazos. Quería decirle que no lo hiciera, que tenía piernas para caminar, pero estaba tan malditamente cansada que no me pude resistir. Sentí algo blando debajo de mí y supuse que era el colchón, así que me abracé al cojín y esperé a sentir el familiar hundimiento del peso de Kendall a mi lado. Simplemente, pasó más tarde de lo que esperaba.

-Helen se ha dormido-anunció, después de varios minutos. Se acostó a mi lado-. Supongo que estás demasiado exhausta como para que te dé la sorpresa, ¿me equivoco?-Casi pude imaginarme la sonrisa que se extendía por su rostro.

-¿Qué sorpr...?-Abrí los ojos y me encontré con los suyos. Me incorporé rápidamente apoyándome con mis codos y lo miré a través de la luz lunar-. ¡Es cierto, la sorpresa! ¿De qué se trata?

-Nos vamos de viaje.

-¿De viaje?-repetí sonriente. Él asintió con la cabeza y se rió por mi expresión-. ¡Eso es fantástico!

-¿Verdad? Solos tú y yo... y los niños-bromeó.

-¿Adónde, adónde?-pregunté con entusiasmo. Luego recordé aquella fiesta tan horrible-. Espero que no sea...

-Tranquila-susurró acariciando mi mano-. Nos vamos a París.

-La ciudad del amor-dije en tono romántico. Él se rió sacudiendo sus tiernos y finos cabellos.

-He pagado un hotel con vistas a la Torre Eiffel, es precioso. Tenemos una misma habitación para los seis, pero hay unos enormes ventanales donde se ve toda la ciudad. Podemos pasear por allí y ya si eso, llevaremos a los pequeños a Disney Land.

-Qué guay, siempre he querido ir allí.

-Infantilona-se burló-. Luego cogeremos el avión que va hacia Londres y si te parece bien, visitaremos a tus hermanos y a tu padre.

-Eso sería genial. Los echo de menos.

-Por eso te lo digo.

-Pero...-murmuré, cayendo en algo-. Has regresado al trabajo. Ya no tienes vacaciones, Ken. ¿Qué vas a hacer?

-Te he dicho miles de veces que no te preocupes por el trabajo. Me han concedido una semana libre por ser tan aplicado y bla, bla, bla... Ya sabes. Cosas de dinero. Estaré con vosotros todo el tiempo, cariño.

-Me encanta la idea. Aunque estoy harta de los aviones, si digo la verdad.

-Pues a mí me gustan. Se pueden ver las nubes. ¡Y Cristal volará por primera vez!

Criminal con Sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora