Desperté a causa de toda la luz solar que se escabullía en nuestra ventana. Kendall ya no estaba a mi lado, y tampoco se oían gritos de las habitaciones. Sólo se escuchaba el sonido del televisor. Me giré para ver la hora y me encontré a un dulce bebé que reconocí inmediatamente como a mi hija de ahora, cuatro días. La estreché en mis brazos y besé su escaso cabello. Miré la hora y marcaba las diez de la mañana. Una hora bastante razonable. Me levanté con Cristal en brazos y me puse mis zapatillas para bajar cuidadosamente por las escaleras. Los niños y Kendall miraban sigilosamente la televisión, sin hacer ningún tipo de ruido.
-Buenos días.-Les saludé.- ¿Alguien sabe cómo este bebé apareció en mi cama por la mañana?
-Los niños querían desayunar, y como no quería dejar a Cristal sola en su cuna por si lloraba, le di su biberón y la dejé en la cama.
-Oh, qué detallista.-Sonreí.- ¿Cómo estás del estómago?
-Me levanté varias veces para ir al baño.-Murmuró.- Tranquila, ya no existen restos de yogur caducado dentro de mí. Esta noche ha sido dura, pero tú has dormido como un tronco.
-Estaba cansada.
-Te entiendo.-Sonrió tierno.- Y tienes todo el derecho. ¿No desayunas?
-No, no tengo hambre.
-Entonces qué quieres, ¿Café o té verde?-Me ignoró y reí.
-No tengo hambre, de verdad.-Repetí besando la mejilla de Amber, que se había sentado en mi regazo. Kendall se levantó y caminó hacia la parte de la cocina.
-Como dicen todos, el desayuno es la comida más importante del día. Así que elige, o yo elegiré por ti. No te voy a dejar sin comer nada.
-Pero insisto, no me apetece comer nada... No tengo hambre.-Dije ya por tercera vez.
-Bien, entonces café. Te lo rebajaré con leche, no sea cosa que te pongas a saltar por ahí. Ya tengo suficiente con tres saltamontes. Y un cuarto que pronto se pondrá a saltar.
Reí con ganas acomodándome en el sofá. Sabía que mi esposo no aceptaría un “no” por respuesta. Y cómo él había dicho, volvió con un café marrón claro con espuma. Le di las gracias y tomé un sorbo. Estaba bueno. A partir de ahora, debía hacer él el café. Se sentó a mi lado y su sonrisa satisfactoria cambió por una mueca.
-Creo... Creo que deberíamos hablar sobre ir a Washignton. -Susurró mirándome profundamente a los ojos. -Prefiero ir antes de que terminen mis vacaciones, piensa que si vamos después, tendré que dejar todo el trabajo a alguno de los empleados.
-¿Debemos coger avión? Creo que ella es muy pequeña para volar. Es recién nacida, Kendall. Piensa en tu hija.-Susurré mirando a mi bebé. Tenía las mejillas regordetas y coloradas, y miraba con los ojos todo lo que se le antojaba.
-No hace falta ir volando. Puede que cueste un día y una noche entera llegar en coche allí, pero si nos turnamos a conducir no creo que pase nada. Además, será más fácil encontrar la casa de mi padre. Y más fácil coger las cosas que tengo en mi casa de allí.
-¿Se puede saber qué cosas?
-Fotografías de cuando yo era pequeño, recuerdos que quedaron en el olvido. Ya sabes, recuerdos de la infancia en que todo era multicolor. Cuando yo creía que Carlos y James eran mi familia, y cuando creía que iba a vivir sin complicaciones. La inocencia que desapareció una vez que me obligaron a tomar mi primera pistola.
-¿Te hiere?-Pregunté acariciándole el rostro.
-Tal vez. Pero no voy a dejar que se pudra en esa casa, quiero tenerlo conmigo, y una vez mis hijos sean mayores, contarles algunas historias.
-Ah. ¿Y cuándo nos vamos?
-Cuando antes mejor, así, antes volveremos y disfrutaremos de lo que queda de verano. Pero esta vez, no voy a presionarte, elige tú el día.
-¿Pasado mañana?-Pregunté intentando organizar en mi mente todas las cosas que debía hacer antes de salir.
-De acuerdo. Pasado mañana.
…
Kendall se había empeñado en que viéramos un partido de hockey en la televisión. Dijo que competían los dos mejores países del mundo en ese juego y que no podía perdérselo. No nos pareció mal, pero sinceramente, era aburrido. Todos los niños estaban durmiendo, y yo luchaba por mantener los ojos abiertos, pero me resultaba difícil. Cuando por fin el sueño me venció, me dejé llevar.
No sé cuánto tiempo sucedió, ni era consciente de lo que me rodeaba en estos momentos, pero sabía que estaba medio dormida. Sentí unos brazos alrededor de mi cintura y luego me levantaron como si fuera una pluma, dejando que me apoyara en un pecho duro y cálido.
-Quiero dormir...-Musité inconscientemente.
-Shh, duérmete mi vida, yo te llevaré.-Contestó la voz de Kendall, y poco a poco volví a caer en el sueño.
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Criminal con Sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS3
FanficUna nueva temporada donde ambos tendrán que superar sus retos, uniéndose y amándose como siempre lo han hecho. Con la llegada del nuevo bebé, las cosas se complicarán... Pero ahora más que nunca, sabrán que tener una familia que cuidar, no es tan fá...