Cap.9

1.3K 72 14
                                    

Desperté al notar unos besos en mi cara. Abrí los ojos lentamente y me encontré a mi esposo abrazándome, como si me fuera a caer. Sonreí levemente y lo atraje más a mí, para sentirme bien aferrada. Hundí mi cabeza en su hombro y besó mi cabello.

-Qué lindo despertar.

-Se siente tan bien, estar a tu lado.-Susurró en mi oído.- Sólo quiero abrazarte fuerte y no soltarte jamás.

-Me sorprende haber encontrado a un chico tan tierno. Hay muy pocos en este planeta.-Murmuré.- Aunque hoy pareces más dulce de lo normal. ¿Ha ocurrido algo?

-...He estado pensando. Sobre lo de buscar a mi padre, ya sabes.-Suspiró.- Creo que cada día nos metemos en más problemas. Y... pagamos muy caro meternos en uno.-Acarició mi vientre ahora vacío. Sí, recordé cuando perdimos a un bebé, me sentí tan mal.- Pero... cuando diste a luz a Cristal, todos esos problemas parecieron desaparecer. Sólo estaba ese bebé. Ese bebé que había logrado salir a la vida.-Susurró.- Y no quiero meterla en peligro. No, nunca la meteré en peligro. Aunque mi padre tenga que esperar.

-No creo que tu padre vaya a hacerle daño a Cristal. Seguramente, se emocionará de conocer a un hijo suyo y a sus nietos.

-Tu padre quería matarme cuando se enteró que estabas embarazada. ¿Por qué no querría hacer mi padre lo mismo?

-Porque yo no te embaracé a ti.-Dije conteniendo una risa.

-Bueno, tengo que reconocer, que si embarazaran a cualquiera de mis hijas, también querría matar al culpable.-Hizo una mueca. Reí.

-Tus hijas no pueden conceder hijos. No todavía.

-Lo sé...-Suspiró.

-Hemos creado una familia muy hermosa, Kendall. Y no creo que tu padre logre destruirla. -Negué con la cabeza.- Si ni siquiera pudo destruirla un par de asesinos, ¿Crees que tu padre será capaz?

-Lo dudo. Pero mi padre no me quiere. Ni siquiera sabe que existo. Tal vez piense que voy de broma.

-Eres demasiado serio como para que piense que vas de broma.-Le informé.

-No lo sé... Él no me vio nacer. No estuvo con mi madre cuando supo que estaba embarazada de mí. No la besó, no atendió todos sus antojos como yo hice contigo. No pasó su embarazo con ella. Y veintitrés años después, no creo que pueda recuperar esa vida perdida. Esa vida que pudo haberme criado como hubiera hecho un verdadero padre. -Suspiró.- Escúchame. No me puedo creer lo que estoy diciendo. ¡Mi padre sólo tenía doce años! ¿Qué sabía él de todo eso? Y ahora tiene treinta y seis. Podría ser un hermano mío.

-Situación difícil.-Acepté.- Woow, me has hecho sentir vieja cuando has dicho que tu padre te hizo a los doce años. Y yo que creía que era demasiado temprano a los dieciocho.

-Lo es. Y lo siento.

-¿Sientes que tu Helen haya nacido? Pues lamento no estar de acuerdo contigo.

-No, qué va. No siento eso. Al contrario, me alegro un montón.-Sonrió.- Helen y sus hermanos son la razón por la que soy feliz.-Le eché una mirada de reproche y soltó una carcajada.- Y la madre de mis hijos es la razón por la que sonrío. ¿Te parece bien?

-Me parece fenomenal.-Me acerqué a él y besé su mejilla. Parecía un poco más delgada, pero no se lo dije. Tal vez fuera el estrés de lo de su padre.- Helen. Dios mío, Helen.

-¿Qué pasa con ella? ¿Ocurre algo?-Me preguntó preocupado y mirando hacia todos los lados, pero sólo estábamos en la habitación.

-No, sólo recordaba su nacimiento. No fue tan doloroso como el de Cristal, pero como era el primero, pues me sentía como si me fuera a morir. Recuerdo cuando cantamos en el coche para distraerme y llegar al hospital antes.

-Sí, yo también lo recuerdo.-Sonrió.- Rompiste aguas delante del auto y mi corazón empezó a bombear con tanta fuerza, que casi me desmayo. Lo vi todo confuso, no supe qué hacer hasta que reaccioné y arranqué para llevarte a algún sitio seguro. Sólo quería que no tuvieras dolores, que no sufrieras. Ni tú, ni el bebé.

-Eso fue tan tierno...-Alargué y soltó una pequeña risa.

-Ser padre es muy difícil, (Tn)_____. Pensé que cuando tuviera hijos, sólo jugaría con ellos y lo único malo sería cambiarles de pañal. Pero cambiarles el pañal es divertido en comparación de lo mal que lo paso cuando están en peligro. La responsabilidad que tiene cuidar de ellos sin que se lastimen.-Suspiró.- Sólo son niños. Los niños buscan diversión, y si tú no les das diversión, entonces la buscan ellos solos. Y ahí es cuando se lastiman.

-Por suerte, los nuestros están bien divertidos.-Sonreí.- Si no juegan entre ellos, los sacamos a pasear o a algún sitio donde se entretengan. Pocos niños tienen un cuarto de juegos tan grande como el nuestro.

-Lo sé. Me encargué de eso para que fueran felices. Y sé que tú también lo eres.

-Lo soy.-Afirmé.

Kendall me rodeó con sus brazos como envolviéndome en un nido cálido. Nuestros ojos se encontraron y no aparté la vista. Me dediqué a observar los rizos suaves de su pelo, que resplandecían al sol de la mañana. Sus transparentes ojos verdes, que siempre encontraba una pizca de esperanza en ellos. Posó sus manos en mis mejillas, y se acercó más a mí. Noté su aliento en mis labios, cálido y suave, con su aroma a menta que siempre me volvía loca. Luego nuestras bocas se rozaron. Despacio, desplazó las manos desde mis mejillas hasta la nuca, y descansó sus dedos en el nacimiento de mi cabello. Le respondí el beso apretándolo más a mí, y disfrutando del sonido que hacían nuestros labios al besarse. Se alejó un poco y siguió con su mirada profunda. Algo había cambiado en él. Estaba preocupado.

Criminal con Sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora