Cuando nuestra gran y acogedora casa apareció por la ventanilla, di un suspiro de alivio y me sentí mejor. Hogar, dulce hogar. Tenía unas ganas tremendas de tirarme a la cama y dormir hasta que todo lo ocurrido en estos últimos cuatro días se me borrara de la mente.
Bajé del coche. Con cuidado, saqué a mi pequeña hija de su asiento y la llevé en mis brazos, Kendall se encargó de abrir las puertas de los otros y ayudarles a bajar también. Abrimos la casa y mis hijos corrieron hacia el jardín, rodando por el césped y riendo felices de haber vuelto. Me sentía mal por todo lo que habían sufrido. Ellos tan sólo eran unos críos que no entendían estas cosas, y ahora tenía miedo de traumarlos o algo al ver a su padre en ese estado que estuvo.
-¿Tienes hambre?-Me preguntó con una angelical voz. Negué con la cabeza y me dejé caer sobre el sofá.- Yo sí.
Caminó hacia la cocina y sacó una tableta de chocolate, le quitó el envoltorio y comenzó a comérsela entera. Me quedé boquiabierta, pero en realidad, no tenía fuerzas para discutir.
-Yo enseño a los niños que el chocolate no se come así, y ahora vas tú y lo haces.-Suspiré.- Eres bobo.
Se acercó a mí con una cara divertida y se sentó a mi lado sentándose con la rodilla. Me observó durane unos instantes y le miré pensando que no iba a hablar.
-¿Qué?
-No he dicho nada.-Dijo sonriente.
-Me estás mirando todo el rato.
-Me gusta mirar a las mujeres hermosas.-Besó mi mejilla. Sentí cómo me ruborizaba.
-Eres un bobo.-Repetí.
-Sí, soy un bobo al que amas mucho. -Dijo creído.- No, no, espera. Soy un bobo al que amas muchísisisisisimo mucho.-Imitó una aguda voz que me hizo reír. Eso era lo que le decía a Daniel todas las noches para que no pasara miedo.
-No te burles, lo digo por su bien.-Reí.
-Bueno, bueno.-Suspiró.- ¿Sabes? Creo que nunca he estado más feliz en casa como ahora. Te tengo a ti, tengo a los niños y unas ganas de meterme en la piscina como nunca.-Me miró desafiante. Tragué saliva y negué con la cabeza inmediatamente. Sabía lo que estaba pensando.
-¡No!-Grité, pero ya era demasiado tarde.
Kendall me había cargado y me llevaba en su hombro. Mis pataleos eran inútiles, sabía que no me bajaría. Ya había hecho esto varias veces y lo odiaba, pero parecía divertirle, ya que lo volvía a hacer cuando tenía calor. Y me llevaba a mí también por su capricho.
Llegamos al jardín. Las caras de los tres niños se volvieron hacia nosotros, y nos miraron con confusión. Kendall se paró en el borde de la piscina y disfrutó un poco tentando a tirarme, para meterme miedo.
-¡No lo hagas! ¡No lo hagas!-Lo hizo.
Me soltó con impulso, y caí hasta el fondo de la piscina. Cuando iba a salir de ahí para coger aire, se tiró él también, lo que impidió que yo saliera y comencé a reír debajo del agua. Me atraganté y mi esposo pareció notarlo, ya que me empujó hacia la superficie. Cuando conseguí tomar una bocanada de aire, tosí y acabé de reírme. Entonces salió él, riendo también.
-¡Dije que no lo hiceras! ¡Ahora tendremos que secar toda la ropa!
-Fue divertido.-Dijo sosteniéndose de la barandilla. -¿Nos quedamos un poco más?-Preguntó con una tierna sonrisa. Dios, hacía tiempo que no lo veía tan feliz. Tenía que darle ese capricho. Suspiré y asentí.- ¡Niños!-Gritó a los pequeños.- ¡Tiraos a la piscina!
Estuve a punto de exclamar nuevamente un "¡No!", pero ya se habían tirado, obedeciendo a la primera a su padre. El agua salpicó el jardín al caer las dos niñas al agua, divertidas, pero noté que Daniel aún estaba fuera, dudando.
-Vamos, cariño, ¿No te tiras?-Le preguntó Kendall a su pequeño hijo. Él tragó con fuerza y se sentó lentamente en la barandilla.
-Tengo miedo.-Murmuró y mi corazón adaptó un tanto de dulzura.
-No tengas miedo, Daniel, papá te sostendrá para que no puedas hundirte. Vamos.-Dijo él.
Daniel intercambió miradas conmigo y con sus hermanas, que se sujetaban de la barandilla para no ahogarse. Alcancé tres flotadores de mi izquierda y se las pasé a mis niñas para que pudieran soltarse y flotar por sí solas. Después de unos segundos, Daniel entró en la piscina con la ayuda de Kendall, que le había cogido la mano para que no tuviera miedo.
-Toma, mi amor.-Le dije tendiendo otro flotador azul. Él entró dentro y se aferró a su padre, que no le soltó en ningún momento. Por fin en casa.
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Criminal con Sentimientos {Kendall Schmidt & tú} #CCS3
FanfictionUna nueva temporada donde ambos tendrán que superar sus retos, uniéndose y amándose como siempre lo han hecho. Con la llegada del nuevo bebé, las cosas se complicarán... Pero ahora más que nunca, sabrán que tener una familia que cuidar, no es tan fá...