Evan estaba callado, observando con detalle y admiración cómo se iluminaba el rostro de Brenda cuando la puerta se abrió y los gritos de Sophia inundaron la habitación. Candace se hizo a un lado para dar lugar a Maïte. La bebé fue ubicada en sus brazos, que aun llevaban los artefactos que controlaban su presión y antes las contracciones. Mientras ella veía hacia a abajo a la pequeña criatura que no dejaba de llorar, la doctora se deshizo de los cables.
La amiga de la princesa besó la cabeza de la bebé, que estaba cubierta por un gorrito lila; luego la de Brenda y dio un abrazo a Evan. Cuando quedaron solos, ella tomó a Sophia por detrás y atrajo su rostro rojo al suyo, en el cual ya no había rastros de lágrimas. Sus ojos brillaban y él estaba bastante seguro de que las lágrimas brotarían en cualquier momento, pero se estaba controlando bastante bien.
Dejó besos por el nuevo rostro y su llanto se calmó. Brenda murmuraba cuánto la amaba, cuán hermosa era, qué feliz le hacía con solo minutos de vida. Los ojos de Evan se rasaron al ver dos de las personas que más amaba en el mundo.
¿Acaso no era increíble cómo uno podía a amar tanto a alguien que no conocía?
Brenda no esperaba que su bebé no quisiera prenderse a su pezón, y él se dio cuenta de lo mucho que eso la entristeció. Era desalentador, pues, según podía ver, era como ser madre primeriza otra vez. Sophia comenzó a ponerse nerviosa y gritar con fuerza. Y su esposa comenzó a lagrimear.
Sabiendo que debía impedir que llorara por algo más que no fuera tristeza, besó sus labios y tomó a su hija recién nacida en brazos. Ahuecó su cabeza y parte de atrás como la primera vez que tomó a Gemma, y la acercó a su rostro. Comenzó a susurrar en su pequeño oído., pues recordaba desde el primer embarazo de Brenda que los bebés son capaces de escuchar y reconocer las voces de sus padres en parte del transcurso, aunque más la de la mamá. No perdía nada con intentarlo, ya que él le había hablando... bastante.
—Hola, Sophia. Yo soy tu papá y te amo.
Y, por alguna razón, supo qué hacer para que ella supiera exactamente quién era y dejara de llorar. En la misma posición se comenzó a mecer y cantar la canción favorita de Gemma. Brenda siempre mencionaba que Sophia dejaba de moverse tanto cuando él les cantaba. Y eso fue lo que hizo.
«Bonne nuit, mon ange. C'est l'heure de fermer les yeux. Et de mettre ces questions de côté pour un autre jour. Je crois savoir ce que tu me demandais. Je crois que tu sais ce que j'essayais de dire. Je t'ai promis que je ne te quitterais jamais et tu devrais toujours savoir, que où que tu puisses aller. Où que tu sois Je ne serai jamais très loin.»
El llanto de Sophia cesó. Sus ojos oscuros estaban abiertos, casi como mirándolo cuando él se separó de su oído. Sonrió, emocionado, y aprovechó su calma para que que se alimentara. Le tendió en los brazos de Brenda, quien tenía los ojos llenos de lágrimas y una enorme sonrisa en su rostro.
Esa vez, Sophia se prendió y su esposa hizo una mueca de dolor cuando su hija comenzó a beber. Incluso así, lo miró con evidente felicidad cuando él se sentó frente a ella.
—Te amo tanto, Evan —susurró.
Tomó su mandíbula temblorosa y dejó un beso casto en sus labios, saboreando sus lágrimas y las propias. Era una felicidad tan diferente a la que siempre sentía, tan especial y única. Solo faltaba una cosa. Pequeña, con muchos rizos y sonrisa con pocos dientes. Al separarse, fue directo por Gemma, quien estaba en el regazo de su madre.
Lucinda saltó del asiento con su nieta en brazos al verlo.
—¿Cómo están? Solo pudimos ver la cabeza de Sophia cuando pasó Maïte.
Evan suspiró, puro deleite en ese solo aliento.
—Ambas están perfectas.
Y a pesar de estar encantado con la presencia de su familia, su preocupación y amor, él tomó a su hija mayor en brazos, les regaló una sonrisa a los demás y volvió con Brenda. Sophia seguía pegada al seno de su madre, con los ojos cerrados.
Levantó la vista y les sonrió.
—Hola, tú —le dijo a Gemma—. Ven a conocer a tu hermana.
Evan se sentó donde antes con la pequeña en su regazo y ella, de pronto, se puso seria. Observaba a Sophia con detalle, sus labios pomposos entreabiertos y sus ojos verdes parecían no dar crédito a lo que estaban viendo. Salió de sus piernas y se acercó lentamente hacia el costado de su madre, colocó un mano en su hombro y con el índice de la otra tocó la mejilla de su hermana.
Gemma se alzó sobre sus rodillas y dejó un beso sobre el pómulo de Brenda, provocándole la más grandes de las sonrisas. Luego, se volvió por donde había venido, subió a las piernas de Evan y gateó hacia el otro lado, para besar la cabeza de Sophia.
Ella y él se miraron, rebosados de felicidad.
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Este va para @BlueSnail que pidió el parto <3 Espero que les haya gustado :3 Les dejo la canción que canta Evan en inglés. Recuerden que si tienen recomendaciones para que escriba me pueden decir, tengo una lista con los temas y usuarios de quienes me dijeron :) voy con ella de a poco. ¡Ya vamos 50k lecturas! Muchas gracias a todos, son lo más <3 No me canso de decir que tengo los mejores lectores del mundo.
Perdonen los errores u_u
¡Hasta la próxima! Besines :3
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Entre tú y yo
Short StoryPorque su historia es muy linda como para tener un final. Sigue a Brenda y a Evan a través de los años. *Es necesario leer "Mitades perfectas" para entender estos cuentos cortos.