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Brenda había acusado a Evan de estar nervioso, y quizás Evan había sentido nervios. Pero no los nervios que ella había creído. Sus nervios provenían del miedo propio de sentir lo que estaba sintiendo exactamente en este preciso momento, lugar y espacio.

Su esposa estaba a metros de distancia, conversando y riendo de manera relajada con su ex novio, mientras ambos tenían una mano cada uno sobre la barriga de Brenda.

—Esos dos también habrían hechos bebés muy bonitos. Eso es lo que estás pensando, ¿verdad?

Volteó hacia Rachel, la pareja de Sean, el ex novio de Brenda. Le sonrió con entendimiento y los observó.

—Yo también lo estoy pensando —continuó ella—. Pero me alegra que puedan hablar, se notaba que era un tema que los tenía preocupados.

—No estaba pensando eso —respondió.

Rachel sonrió y volvió a la cocina para chequear la olla.

—Puede que seas un príncipe, pero sigues siendo una persona. Es normal lo que sientes, especialmente si se trata del ex novio de tu esposa, con quien nunca en realidad cortó. Además, ¿no es verdad que ella conoció a tu ex novia? Sean dijo que por eso tú también venías.

Evan se frotó los ojos, porque tenía razón. Brenda había conocido a Isabelle y, no solo eso, sino que tuvo que ver cómo su ex se le lanzaba encima sin pudor. Sean, a comparación, parecía un caballero total.

—Ya no soy un príncipe.

Lo apuntó con su cuchara de madera.

—No entiendo esa parte. Tú hermano es el Rey de Goldenwood, y tu padre fue el rey. ¿Eso no quiere decir que sigues siendo un príncipe?

Negó con la cabeza e intentó explicarlo de manera simple.

—No, en Goldenwood nosotros... cedemos nuestro título. Es muy común que la familia real sea de cinco miembros o menos, así que siempre se han pasado de heredero en heredero. Yo le di mi banda a mi sobrino, y como reconocimiento por haber sido el príncipe, me dieron un título de duque. Aunque no hago nada de lo que un duque realmente haría, solo trabajo en el palacio y tengo un negocio con mis amigos.

Ella asintió, comprendiendo.

—¿Y si hay más de cinco miembros en la familia?

—Es poco común, pero en ese caso solo se haría otra banda, otro puesto y otro título. Sería un hijo del Rey, después de todo.

—Qué lugar tan interesante, Goldenwood. Me gustaría verlo algún día.

Evan sonrió.

—Eres bienvenida a visitar cuando quieras.

Rachel largó una risita y miró volvió a cocinar.

La mirada de Evan inevitablemente volvió a Brenda y a Sean. Él ya no estaba tocando su barriga, sino que Gemma y Ansel habían vuelto a la sala de estar y estaban conversando con ellos. En realidad, Ansel estaba callado, observando cómo su padre le decía algo a Gemma.

Gemma le estaba sonriendo.

—Eso es cruel, ¿no crees? —preguntó Rachel en voz baja, ahora a su lado y divisando la misma escena—. Reír así con nuestros hijos. Incluso Ansel parece entretenido.

Evan no lo notaba, para él el niño seguía teniendo la misma expresión de siempre, pero ella era su madre. Ella sabría notarlo, así que le creyó. Y se odió un poco por creerle, porque tenía razón. La imagen frente a él era justo el típico lo que podría haber sido. Se preguntaba qué habría sentido Brenda de haberlo visto a Evan con Isabelle y Gemma.

Entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora