Capítulo 27: Compras de último minuto.

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En cuanto hubo despertado echó un rápido vistazo por su ventana, a este punto el cristal se hallaba escarchado debido a las bajas temperaturas en en el exterior, nevaba allá afuera, en el día de víspera de Navidad; Hazel había organizado una pequeña fiesta, sólo para ella y sus amigos.

Como sus padres se habían ido de viaje a Grecia por lo de la boda, la casa estaba para ella sola y Nico, pues Bianca había vuelto de nuevo a Italia.

Y todos habían confirmado para asistir. Aunque en un principio, Annabeth no planeaba asistir, quería pasar las fiestas con su padre. Sin embargo, él tenía un evento en su trabajo al cual confirmó ir al pensar que ella tenía algo planeado con sus amigos, que irónico.

Se incorporó en de su cama y vio la hora que marcaba su reloj digital en su mesita de noche, 11:30 a.m. Esta ocasión no era una en la cual prefiriera madrugar. Una vez que se colocó unos zapatos, Annabeth camino hasta el baño, decida a prepararse temprano, ya que aún no compraba los regalos que daría a los demás.

Después de haber terminado, se vistió con la ropa más abrigadora que encontró. Para finalizar se secó el cabello pues no saldría con el cabello mojado a las afueras, en donde se aseguraba a sí misma que el clima estaría bajo cero; el frío reinaba el ambiente, era evidente.

Antes de salir de su habitación, tomó el dinero necesario y su bolso.

En cuanto llegó a la puerta, Annabeth se detuvo al instante de haber escuchado el tono de llamada de su celular. Y sólo por eso se acordó de él.

Se devolvió por su teléfono, lo tomó y vio en la pantalla quién le llamaba en aquellos momentos, era nada y nada menos que Piper. Sin dudar contestó.

—¡¡Compras de último momento!! —gritó a través de la línea su amiga.

Para su suerte aún no se colocaba el teléfono al oído. Después de que su grito hubo acabado, Annabeth se colocó el teléfono al oído.

—¿Tu también? —dijo con una sonrisa en sus labios, por lo menos sabía que no era la única.

—Oh, bueno, creo que estoy de suerte, así no estaré sola al momento de comprar, aunque de todas formas te iba a pedir que me acompañaras —comentó Piper.

—Lo sé.

—Entonces andando, paso por ti justo ahora, pero llegaré ahí en diez o quince minutos. ¡Adiós! —se despido Piper al momento en que colgaba la llamada.

Annabeth guardo el celular en su bolsa y salió de su habitación. Esperaría a Piper mientras veía un rato la televisión, programas navideñas le esperaban.

****

—¡Ya volví! —gritó Piper detrás suyo, haciendo que Annabeth se sobresaltara desde la banca en la que encontraba sentada. Hace rato que llevaban haciendo las compras, cuando terminaron, llegó el turno de comprar lo que sería para cada una, llegando a un acuerdo en aquella parte.

—No era necesario que gritaras —dijo ella con una mano en su pecho.

—Y no es necesario que hagas tanto drama, no se te ocurra quitar el lugar que me corresponde —respondió Piper.

—Cierto —ella no podía discutir eso—. Bueno, ¿que me compraste? ¿Cuál va a ser mi regalo? —preguntó Annabeth entusiasmada.

Piper sólo la miró con cara de pocos amigos. Después contestó.

—Sabes muy bien que es sorpresa, hasta mañana lo sabrás así que no preguntes —recriminó ella.

—Lo sé, ahora es turno mío para comprar tu regalo, así a que te toca esperarme, luego vamos por el papel para envolver y... —citaba nuevamente la rubia hasta que Piper la interrumpió.

—Envolvemos todo en mi casa, nos arreglamos y nos dirigimos a casa de Hazel a pasar las fiestas —terminó ella.

—Exacto.

—No es necesario que lo repitas de nuevo, lo viniste diciendo desde que te recogí —comentó Piper.

—Ya sabes,debo tener siempre un plan cuando el tiempo corre. Y hablando de tiempo, no debo demorarme más, nos vemos —se despidió—,vuelvo en no sé cuánto tiempo —concluyó mientras se disponía a buscar la tienda ideal para el regalo de Piper.

Annabeth podía decir que tenía el regalo de todos (sin contar a Piper) pero no era cierto, porque se estaba olvidando de Percy, sin embargo, por lo que ella sabía (o le habían contado), Rachel lo había invitado a pasar las fiestas en su casa, o mejor dicho mansión, así que no era necesario, sólo podía concentrarse en conseguir el regalo de una de sus mejores amigas.

Ambas acordaron comprar el de cada una al final. Piper fue primero, ahora era su turno.

Encontró la tienda perfecta y entró en ella. Estaba segura de que ahí encontraría el regalo ideal para su amiga.

***

—Por cierto, ¿compraste un regalo para Percy? —preguntó Piper mientras envolvía uno de los regalos de Hazel.


Ambas chicas se encontraban en la sala, envolviendo lo regalos, aunque primero habían empezado con el que se darían cada una, pero por separado, Piper lo envolvió en su habitación y ella en la cocina. No se le había ocurrido un mejor lugar.

A Annabeth le sorprendió aquella pregunta, pues sabía que no había razón alguna para hacerlo.

—¿Por qué preguntas? ¿Él no iba a pasar la Navidad en casa de Rachel? —preguntó dudosa. Su amiga la miró extrañada como si pensara "¿De dónde sacó eso?". Luego respondió.

—No, siempre no aceptó, él ya había quedado con nosotros, Nico le dijo antes que Rachel, por lo que se comprometió antes con Nico, ¿no lo supiste? —le preguntó, después de haber aclarado lo ocurrido.

En aquel momento, Annabeth se sintió fatal. Tal vez no había una buena relación entre Percy y ella, pero tampoco era para ser desconsiderada con el chico. ¿Y lo peor? No sabía porque se sentía de tal manera, pues pensaba que no era para tanto, pero su corazón se contrajo ante sus pensamientos llenos de remordimiento, la hacía sentir mal y egoísta.

—Por la cara que pusiste dedujo que no lo sabías, pero tranquila podemos poner el regalo que le compré como parte de ambas, ¿qué opinas? —sugirió ella. Era eso o nada, y sabía que había sido egoísta de su parte, pero no quería sentirse culpable si no le daba algo al chico, aunque en este caso sería por parte de Piper y ella. No tuvo de otra y aceptó.

—Está bien. Y gracias, por eso te adoro Piper —contestó mientras le daba un fuerte abrazo, al que Piper correspondió con una gran sonrisa.

***

Annabeth se dirigió a tocar el timbre de la casa de Hazel, antes de eso dejó la bolsa de regalos en el piso, ella cargaba una y Piper otra. Al haber terminado no creyeron que serían tantos regalos, y terminaron con dos bolsas.

Habían llegado temprano, pues habían acordado preparar la cena para la noche ese día, Hazel les había dicho que ella el día anterior había puesto el pavo que cocinaría a remojar. Por lo que ya estaba listo para ser preparado con lo que le restaba para cocinarlo.

La puerta fue abierta por Nico, quien las saludo y ayudó con las bolsas después de pasar.

—¿Quiénes han llegado Ni... ? —Hazel preguntó mientras bajaba las escaleras, pero no terminó su pregunta al ver a las chicas presentes.


—¡Hey! —saludó Piper al momento en que salía corriendo hacia Hazel para darle un abrazo.

—¡Espérenme! —dijo Annabeth uniéndose a ellas en el abrazo.

—Dejen eso para después y vengan a ayudarme a acomodar los regalos bajo el árbol de navidad —llamó su atención Nico.

—Oh, venga Nico, también tengo un brazo para ti —Piper casi abalanzó sobre él, pero consiguió mantener el equilibrio debido al peso de las bolsas que Nico cargaba, ambos se salvaron de una probable caída.

Una vez que Piper se deshizo del abrazo, lo cual Nico agradeció pues comenzaba a incomodarle, caminaron hacia el árbol; el cual ya estaba decorado desde la punta hasta las bases que lo sostenían.

—¿Ustedes lo decoraron? ¡Porque les quedó asombroso chicos! — exclamó Piper, maravillada de aquel pino navideño.

—Gracias, lo decoramos junto con Bianca, antes de que ella volviera a Italia —respondió Hazel sonriente.

—Bueno, mejor acomodemos los regalos —sugirió Annabeth.—Sí, yo te ayudo —dijo Nico mientras sacaba algunos de la bolsa, uno a uno los comenzó a acomodar en el árbol. Annabeth fue ayudarle junto con las demás.

Terminaron pronto de acomodar los regalos, y después siguieron con los de Hazel y Nico, quienes todavía no los habían acomodado tampoco junto al pino.  Annabeth se sentía feliz de estar ahí, junto con algunos de sus amigos, acomodando los obsequios para la mañana del veinticinco de diciembre. Nada podía arruinar aquel día. 

 ¡Ya sólo queda un capítulo para terminar está parte de la historia!

T & O es porque te odio || PercabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora