Capítulo 26: Por un error.

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Luego de que la canción concluye, se dio paso a una de ritmo lento.

Annabeth seguía bailando y se detuvo al dejar de escuchar la canción que antes estaba. Durante el poco tiempo que se quedó ahí de pie, sin retirarse a ninguna parte, alguien chocó detrás de ella. Se giró para ver de quien se trataba, su mirada se encontró con los irreconocibles ojos de Percy.

—Tú —musitó al estar frente a frente. fue lo único que dijo ella cuando lo vio.

—Yo —dijo Percy—. Ya que estamos aquí, ¿quieres bailar conmigo? —añade mientras le ofrecía su mano.

Annabeth lo dudo por un segundo, reflexionando sus palabras por unos segundos, no tenía nada que perder, estaban en una boda y podían dejar su rivalidad por un momento. Aunque, recordando ocasiones anteriores, en aquellos momentos él había terminado besándola.

Apartó la mano del chico y colocó sus brazo alrededor de su cuello mientras que él los ponía alrededor de su cintura. Empezaron a guiarse por el ritmo de la música.

—¿Ahora eres quien anima las fiestas, listilla? —preguntó con una sonrisa.

—Así es, tu presencia aquí la había desanimado —respondió con una mueca. Sonrió con satisfacción al ver como la sonrisa burlona de Percy desaparecía de sus labios.

—¿De verdad? Yo creía que era porque ese vestido no te sienta bien —responde Percy, arrepintiéndose en el acto, Annabeth lo pisó con su zapato de tacón.

—Oh, lo siento, no me fijé —fingió sentir lastima por lo que hizo.

—Descuida, no todos saben bailar. —Y recibió otra pisada.

—No dijiste eso las otras noches —Annabeth añade en un susurro.

—No quería hacerte sentir mal —respondió Percy.

Colmó su paciencia, se separó de él y dio medía vuelta para alejarse.

Ella sólo aceptó bailar porque creyó que, por lo menos en este día, podían pasar la fiesta en calma, pero tuvo que haber comenzado con sus bromas sin gracia; por lo menos para Annabeth.

Antes de dar un paso más Percy la toma de la mano, deteniendo a Annabeth en medio de la pista. Annabeth se obliga a sí misma a no poner resistencia y se vuelve hacia él.

—Lo lamento, no quise sonar demasiado grosero —disculpó Percy, mientras la miraba a los ojos.

—No importa, ¿para ti todo esto es un chiste, no es así? —por el modo en que respondió, ella seguía furiosa.

Ambos seguían detenidos allí, perdidos en la mirada del otro, mientras que las personas bailaban a su alrededor.

—No, en verdad lo lamento, sólo que... a veces en serio debería cerrar la boca.

Hablaba en serio, Annabeth no quería remitir, pero calmó su enojo.


—¿Tú crees?

Percy rió.

—Entonces, ¿me perdonas?

—De acuerdo.
—Oye ¿te das cuenta de lo que acaba de pasar? —mencionó él de repente.

—¿Qué? ¿Que te has disculpado con Annabeth Chase?

—¡Sí!... Espera, ¡no!, ¿quién es la graciosa ahora?

—Ya, y bueno ¿qué es? —animó a que contestara.

—Que podemos ser amigos, podemos arreglar nuestros problemas. no es tan difícil, es como lo que acaba de suceder ahora, ¿qué opinas? —preguntó el.

—¿Nuestros problemas? Me ha sonado como si fuésemos pareja, oh no, no quiero ni imaginar eso, que horror.

—Sabes que no hable en ese sentido, ¿pero que dices al respecto?

—Bueno, yo...

Antes de que pudiera responder, alguien pasó corriendo a su lado, chocando su hombro con ella.

Annabeth se volvió hacia la persona, buscando saber de quién se trataba. A pesar de que sólo la vio desde detrás reconoció que era Calipso. Sin dudar corrió hacia ella, dejando a Percy atrás.

—Calipso, ¡espera! —gritó Leo detrás suyo.

Annabeth se detuvo en seco y se volteó hacia él, causando que dejara de correr y se detuviera frente a ella.

—¿Qué demonios hiciste Leo? —preguntó ella, furiosa.

—Yo... la... la besé —admitió mientra bajaba la mirada.

—¿Qué más?

—Me disculpe con ella y le dije que fue un error, que no debí hacer aquello. Y creo que se molestó, yo no... —decía Leo, antes de que ella lo interrumpiera.

—¿Cómo que un error? ¿Acaso no puedes darte cuenta? —reprendió Annabeth.

—¿Qué cosa? —él la miraba sin entender.

¿Así era en todo los caso? A veces ella no entendía el amor.

Lo sintió una vez, sí, pero se arrepintió de ello, pues sólo la llevo a tener el corazón roto.
Existen diferente tipos de enamorados, los que se enamoran sabiendo lo que uno siente por el otro, y quienes lo hacen desconociendo que su amor es correspondido. Leo no se daba cuenta de que Calipso sentía algo por él, y que él también lo hacía por ella.

—Leo sólo, no sigas, ¿está bien? Hablaré con ella, dale algo de tiempo —dijo antes de irse tras su amiga.

La encontró en el jardín del salón, ahí se había tomado la sesión fotográfica de los novios y las fotos después de la boda con los familiares y amigos. Estar ahí era muy tranquilo y acogedor, razón por la cual ambas se encontraban ahí, porque era uno de los únicos lugares a los que sabrían recurrir si querían buscar un poco de paz entre todo el bullicio proveniente del salón principal. Calipso observaba las estrellas, sentada desde una de las bancas que acomodadas junto a diversos rosales.

El ambiente del lugar era demasiado triste como para que una joven chica enamorada viniera a llorar en él; pero no había otra parte a donde le hubiera gustado llegar.

Annabeth se acercó hasta Calipso y tomó asiento a su lado.

No dijo nada, sólo la abrazo, era lo que ella más necesitaba en ese momento, pues Annabeth la entendía. Calipso correspondió a su abrazo, llorando en su hombro. Durante ese momento ninguna dijo nada.

****

—¿¡Qué hiciste qué!? —gritó Piper cuando Leo le contó lo ocurrido.

En un principio Piper había estado conversando con Nico, el chico tenía su carisma (aunque no fuera en gran cantidad, él tenía lo suyo, y eso le agradaba) para ser a veces tan reservado, sin embargo su charla se vio interrumpida en cuanto Leo apareció y pidió hablar con ella.

—Creo que no debiste de haber dicho eso, ¿cómo sabrías si para ella fue un error? —opinó Nico sin querer, pero ese pensamiento salió de su boca en cuanto terminó de escuchar lo que Leo narró.

—Él tiene razón, mira lo que has causado Valdez, por un error la besaste y por ese "error" la lastimaste —comentó Piper.

—Yo no quería que esto pasara, de verdad la quiero pero, ¿y si ella no me quiere a mí?

—Entonces demuestrale lo que sientes con actos más que palabras, pero no te arrepientas de ello —dijo Piper.

—Está en lo cierto —asintió Nico, mirando a Piper con admiro.

—¿Lo crees?, las palabras sólo hicieron boom en mi cabeza y las dije —comentó ella, sonriente.

—Entonces iré a por ella, ¡a pesar de que Annabeth me dijo que no lo hiciera! —se animo Leo decido a ir con Calipso y demostrarle que la quería.

—¡Si! —le animaron Nico y Piper con entusiasmo. 

—Espera, ¿qué? ¡No, no, no, no y no! —lo detuvo Piper de inmediato, tomando a Leo de la muñeca.

—¿Qué? ¿Por qué no? —preguntó él desesperado.

—Si Annabeth te dijo aquello no vayas, te lo digo porque entonces ella a de saber acerca de esto, y no preguntes cómo lo sé —respondió Piper; no quería hablar más sobre el tema.

—¿Entonces cuándo? —le pregunto con algo de desesperación.

—Dale tiempo —Piper respondió lo mismo que Annabeth le había dicho, pero esperar no era lo suyo.

—Está bien, sólo porque no quiero arruinar más las cosas de lo que ya están —aceptó resignado, y tomó asiento junto a ella.

Cuanto desearía no haber dicho aquellas palabras, y todo por un error.  

T & O es porque te odio || PercabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora