Whatever (Yaoi/BL)

27- Cartas sobre la mesa

-Nil vendrá dentro de un rato. Está en teatro todavía.

-¿Por qué no me habías dicho que estaba viviendo contigo?

-Bueno... me pidió que no se lo dijera a nadie

Las dos chicas estaban en casa de Emmy, que estaba tumbada en el suelo. Mary, en cambio, estaba tendida en el sofá. Aunque habían pasado dos días desde el percance con Nicole, su cara aún estaba un poco hinchada. Y eso solo aumentaba su rabia. La de mechas azules revisó su móvil, encontrándose con un montón de llamadas perdidas. Todas de Nicole. No había dejado de llamarla ni de mandarle mensajes. Ella, por supuesto, la ignoraba por completo.

-Oye, Emmy... Nicole...- Mary no había dejado de darle vueltas al mismo asunto. Sabía que esa chica ya no merecía su confianza, pero...-. Nicole me dijo algo.

-¿Qué te dijo?- no había mucha emoción ni intriga en su tono de voz.

-Dijo que yo te gustaba- dijo la morena, de golpe.

Tras esas palabras, un infernal e interminable minuto de silencio se apoderó del ambiente. Ninguna sabía qué decir, aunque era, claramente, el turno de palabra de Emmy. Ella tragó saliva y cerró los ojos.

-¿Y... si fuera cierto?- Mary se incorporó y la miró, sorprendida. ¿Eso iba en serio?

-Emmy, en serio, no-

-Contesta- le interrumpió secamente, aún sin abrir los ojos. Tal vez tenía miedo de ver la realidad.

-P-pues... te diría que lo siento mucho, pero... no puedo verte de la misma forma.

Emmy sonrió tristemente y la miró con resignación.

-¿Sabes? Cuando te ponías a la defensiva con todo el mundo que se me acercaba... tenía esperanzas. Creía que solo me querías para ti. Pero luego entendí que era una forma de protegerme... la vida no es como en nuestras historias, al fin y al cabo, ¿eh?

Mary la miró con tristeza y volvió a recostarse en el sofá. Una presión insoportable en su pecho le dificultaba el habla y la capacidad de pensar. Aún no podía digerir lo que estaba pasando.

-¿Desde cuándo te sientes así?

-He perdido la cuenta.

-¿Por qué me dijiste que te gustaba Nicole?

-Como bien dijo ella, solo quería auto engañarme...

De nuevo, tras esas palabras, un silencio mortal era lo único que se escuchaba. Esa vez no estaba tan claro quién debía romperlo, pero Mary decidió hacerlo.

-Pues no esperes que me aleje de ti ni nada parecido. Vas a seguir siendo mi amiga después de esto.

Emmy sonrió, esta vez de verdad, y la miró de reojo.

-Pues me alegro mucho. De verdad. Gracias.

En ese momento, escucharon la muerta abrirse. Ambas se incorporaron para recibir al sonriente rubio con un par de bolsas de la compra.

-¡Emmy, ya he vuelto! ¡He traído un poco de...! ¿Mary?- Nil miró su mano, que estaba ocupada por la bolsa, luego la otra y, de nuevo, a Mary. Apretó los labios, como si no tuviera ni idea de qué hacer. Se suponía que Mary no sabía la situación en la que se encontraba, y no todo el mundo hace la compra ni tiene las llaves de casa de Emmy.

-Hola, Nil. Veo que vuelves a ser igual de alegre que siempre. ¡Qué alivio!- ella sonreía sin parar y el chico no sabía dónde meterse...

-Em... estas bolsas son...