77- Mi otra mitad

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Mary estaba en su casa, espatarrada en su cama mientras se metía en el cuerpo montones de horas de anime. Era lo único que la distraía de las ganas de tenía de ir a Heaven y abrazar a Alan y decirle que no estaba enfadada y que siempre podría contar con ella. Porque, sí, quería mostrarle que lo que dijo no le había cabreado para nada, que solo quería estar a su lado...

Es broma.

Quería ir y decirle lo gilipollas y subnormal que era, que debería apreciar más los gestos que las personas hacen por él, y que no se arrepentía de nada de lo que había dicho. ¿Pero qué se creía? Ese imbécil...

Mierda, ya estaba dándole vueltas otra vez. Este era el motivo por el que estaba encerrada en su habitación con la mayor viciada de su vida...

-Estúpido Alan...

Y, como si todos los dioses ancestrales hubieran escuchado el nombre del chico, su móvil comenzó a sonar con él en la pantalla. Mary se sorprendió, pero apenas tuvo tiempo de montarse historias, ya que si no lo cogía rápido se cortaría la llamada. Por un momento se planteó si descolgar o no... Pero no pensaba entrar en su juego de orgullo, así que lo cogió y habló con voz seria.

-Qué quieres.

-Mary, mira, ya sé que estas enfadada.

-Oh, no, para nada- contestó ella con la palabra "ironía" embadurnando sus palabras.

-Venga, Mary. Escúchame.

-Te estoy escuchando.

-Muy bien. Ven a Heaven.

-¿Qué? ¿Que YO vaya a TI?- Mary estaba incrédula. Valiente cobarde...

-Mary, desde que nos conocimos has estado queriendo saber cosas de mí. Te has metido en mi vida, siempre me estás buscando... prácticamente me acosas, chica.

-Así no vas bien.

Alan suspiró y se intentó centrar en su objetivo.

-A ver, lo que quiero decir es... que entiendo que estés cabreada, pero, antes de hacer como los demás y alejarte de mí, me gustaría darte lo que tanto buscabas.

Mary parpadeó varias veces, preguntándose si realmente era Alan el que hablaba.

-¿Y qué se supone que busco?

-Respuestas. Ven a Heaven y te las daré todas. Luego puedes hacer lo que te dé la gana. Te espero.

Lo siguiente que escuchó Mary fue el pitido del teléfono, indicando que Alan había colgado.

Será posible... después de decirle lo que le dijo, le llama y le dice que le dará respuestas. Como si él fuera lo más importante para ella. Menudo creído.

Pero iría, está claro. Si algo no podía controlar, era su curiosidad y cabezonería. Y, ahora mismo, le estaban matando ambas cosas. Así que se adecentó un poco y salió de casa, dirigiéndose a Heaven. Se preguntó si era una buena idea decirle algo a Brad o a Emmy... pero tuvo la sensación de que lo mejor era callarse y acudir a la llamada de Alan.

Finalmente llegó al lúgubre local de tatuajes al que tantas veces había ido cuando se aburría y que no había pisado en bastante tiempo. Suspiró y empujó la puerta para entrar.

Alan estaba ahí, como siempre. Pero otras veces parecía tener un objeto en las manos, que guardaba cada vez que llegaba alguien. Pero, ahora, no guardó nada. Tenía algo entre las manos, efectivamente. Algo que Mary no pudo identificar a primera vista.

-Sabía qué vendrías- dijo Alan con una pequeña sonrisa ladeada que borró en un segundo.

Espera... ¿sonrisa? ¿Alan? Increíble... solo había visto su sonrisa verdadera una vez a parte de esa.

Whatever (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora