31| Skyler

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Estoy temblando por todas las emociones que me abruman en este instante.

Voy hacia el refrigerador y saco una botella de agua fría y comienzo a beber de manera pausada tratando de calmarme, pero me es imposible.

Tengo que irme. Tengo que regresar a casa.

Frank supo dónde estaba debido a la llamada que le hice a mi papá en su cumpleaños. Y había dado conmigo gracias a Eric, que curiosamente era su primo. Había llegado a Nashville hace un mes, cuando yo me había ido de campamento con los chicos, y no había tenido suerte conmigo, porque Adam y Eric ni siquiera recordaban bien mi nombre, y solo sabían que trabajaba en una cafetería.

Es por eso que la vez que fui a Raffs Eric trató de detenerme, para que Frank pudiera reunirse conmigo.

No dejé que fuéramos a la cafetería donde trabajaba, por más que él insistió. No quería que Allison me viera. Le mentí diciendo que quería caminar para tranquilizarme un poco, porque me puse a llorar como condenada.

En ningún momento Frank soltó mi mano, o dejó de mirarme como si en algún momento fuese a escapármele de las manos. No me quería dejar sola, ni siquiera cuando le dije que si regresaría, no me queda opción.

No quiero encarar a Taylor cuando llegue.

Ni siquiera tuve el valor de decirle a Frank sobre la vida que llevo aquí. No tuve el valor de decirle la verdad, que ya lo había olvidado, que había alguien más en mi vida.

Me sacó la playera que tengo con algo de desesperación, el aroma de Frank se me impregnó por completo, y no quiero que Taylor sospeche nada. Me siento asqueada de mi misma y de todas las mentiras que me he creado.

Ojalá hubiese hecho las cosas diferente, pero es demasiado tarde. He cavado mi propio agujero, y es tan hondo que no puedo salir de el.

Tomo una ducha y me pongo algo limpio dejando lo que traía puesto en la canasta de ropa sucia.

Me dirijo hacia mi vieja habitación para tratar de calmarme un poco y me siento en el suelo cerca de la cama. Siento como si algo estuviera estrujando mi garganta y no me dejase respirar.

No escucho cuando se abre la puerta principal, tampoco escucho a Taylor llamándome, hasta que abre la puerta de la habitación y me mira preocupado.

— ¿Amor, que haces aquí? —pregunta y avanza hacia mí, cauteloso.

Se pone en cuclillas observándome, y maldita sea, vuelvo a sentir ganas de llorar cuando su ceño se profundiza.

— ¿Skyler? ¿Estás bien?

Esta vez sí rompo a llorar y lo atraigo hacia mí, abrazándolo con fuerza.

Voy a dejarlo y no me siento capaz de decirle nada. Si no pude contarle a Frank, ¿Cómo le voy a decir a Taylor? ¿Cómo le explico que soy una completa mentira? Que Skyler Blount no existe, y que todo lo que él creía de mí, no era más que un invento.

Pensaría que soy una mentirosa, y que lo que siento por él no es cierto. No podría soportar que me mirase con desprecio. No Taylor. Cualquier otra persona pero él no. No cuando se ha convertido en alguien tan importante.

— Está bien, Sky —me dice con cariño a la vez que acaricia mi espalda.

No sé qué es lo que él cree que me pasa. Pero es peor de lo que se imagina.

Lo miro, y él me regresa la mirada cargada de intensidad. Siento que voy a romperme. ¿Cómo voy a dejarlo?

Alzo mi mano derecha y trazo el contorno de su rostro, Taylor cierra los ojos cuando paso la yema de mis dedos por su frente, y los abre cuando acuno su rostro en mi mano.

Turn and Run | Taylor YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora