41| Taylor

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Recuerdo a finales de verano del año pasado, cuando estaba en la fiesta en la casa de Justin, y trataba de superar mi separación con Lauren. No me iba muy bien.

Ahora estoy en una fiesta, también, y trato de superar los mismos sentimientos de haber sido desechado. Hice lo que pude para no poner atención a mis sentimientos, y sonreía para los demás, mintiéndoles, mintiéndome a mí mismo. Me frustra darme cuenta de que aún me duele, ojalá ya no fuera así.

Estoy fuera de la casa de Hayley. Odio las fiestas cuando no tengo ganas de ellas. Pero por un momento quise aparentar. Aparentar que todo estaba bien y que Sky ya no me afectaba.

Hasta que decidí hacerle caso a Hayley para que me dejara tranquilo y conocer a sus invitados especiales. Y entonces ahí estaba ella, tan hermosa que se me olvidó donde me encontraba, tan real, y tan distante. Pero estaba ese sujeto, cómo se atreve a quitarme a mi chica. Y pasearse por ahí tomado de su mano, mismas que yo tomé, delante de mí.

No soporto más el dolor. Es asfixiante, devastador. No puedo más con él. Desearía... desearía desaparecer hasta que el dolor se calme y pueda respirar bien, hasta que ya no me queden las malditas ganas de llorar.

Solo por las noches, cuando estaba solo en mi cama, y me cansaba de pretender, pensaba en ella, en sus ojos azules, en su risa, en la manera en que me miraba, siempre en ella. La quiero demasiado. Creo que es antinatural quererla tanto.

Bebo un poco más de la botella hasta acabármela, deseando que también se acabaran los sentimientos, para luego aventarla contra el suelo observando cómo se estrella y se destruye.

—Taylor —alguien me llama.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que salí, ni cuanto he bebido. Pero que más da si muero. Todo lo que quiero no lo puedo tener.

—Tay, contesta— me giro a ver a mi amigo. Zac, creo que voy a llorar justo ahora porque él siempre estuvo conmigo estos últimos meses, haciendo que el dolor sea más llevadero.

—Ella me dejó —arrastro las palabras—. Y luego volvió. Y ahora está con su nuevo novio. Ese sujeto me está presumiendo que la tiene. Que es suya —termino diciendo con desprecio.

—Las cosas no son así —lo veo acercarse a mí, pero me hago hacia atrás casi cayendo al suelo.

—¿Y qué importa?, ¿por qué se fue en primer lugar? —me quedo pensando un momento a pesar de la bruma del alcohol frenando mis pensamientos—. Ey, ¿tu sabías que vendría hoy, cierto?

Él parece pensar lo que está a punto de decir: —Eso no importa, la querías de regreso, ¿o no?

—¡Tu sabías! —me rio con amargura—. Apuesto a que todos sabían. Eran parte de esta conspiración.

—Pensamos que era lo mejor.

—Ella me abandonó... ¡Por otro chico!

—No es así —repite—. Sabes, deberías hablar de esto con ella. Ya se fueron todos, ella está en la habitación de huéspedes, por si quieres ir hablar. Aunque no te lo recomiendo, porque estás muy borracho.

—¿Y si su novio está ahí?

—Ese chico no es su novio. Sólo ve y háblale.

—No sé. No quiero que me diga que todo se acabó. No podría, preferiría morir.

—¡No digas esas cosas!

—Pero es la verdad —sentencio a la vez que me siento en un escalón, dándole la espalda.

Turn and Run | Taylor YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora