36| Skyler

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Me separo de Frank con toda la delicadeza posible.

Apenas salimos de la habitación y ya me estaba devorando. Pero no quiero besarlo, porque los únicos besos que deseo, se encuentran a medio país de distancia.

Internamente estoy furiosa. Porque mi papá prácticamente nos ha dicho que podemos ser felices, y comer perdices hasta el final de nuestros tiempos. Algo que siempre quise escuchar, pero ahora simplemente no puedo concebir.

Siempre tengo que estar desafiando a mi papá en algún sentido.

Nos quedamos viendo a los ojos, y entonces decido. Tengo que decirle sobre Taylor.

Taylor es más importante, a pesar de que creo que me odia.

Me digo a mi misma, que cuando esto termine, volveré a Nashville, como siempre tuve planeado, y si Taylor ya no me quiere de regreso, por lo menos le daré una explicación a por qué me fui.

Me despego un momento de Frank cuando voy a recoger unos análisis que me mandé a hacer. Me he sentido mal últimamente, y quiero descartar que sea algún problema relacionado con lo que sucedió hace un mes y medio.

Sé que Frank está mirando de reojo el sobre blanco que descansa sobre mis piernas. Pero no hace ninguna pregunta al respecto. Está conduciendo y mantiene su vista al frente.

—Solo es para asegurarme que todo está en orden —le digo cuando se ha parado en un semáforo, y ha vuelto su mirada hacia mí.

—¿Por qué?, ¿te sientes mal?

—No —me río sin ganas—, solo un poco enferma. Pero tranquilízate.

De todas formas, era algo que hacía comúnmente antes.

—Está bien.

Es casi cerca de media noche, las calles están desérticas. Me recargo contra la ventana del cristal y suspiro.

Me siento fatal. Pero me he sentido tan agobiada últimamente que ya ni me importa.

Cuando llegamos camino directamente a mi habitación, y espero que Frank no me siga. Dejo el sobre sobre el buró y me tomo una ducha rápida, deseando que los malos sentimientos se vayan con el agua.

Cuando salgo me quedo viendo el sobre. Casi espero que diga que tengo una enfermedad terminal y que moriré justo como mi papá. Entonces pienso que mi alma no descansaría en paz dejando a tantas personas con todas las mentiras. Así que de nada me serviría morir, si de todas maneras no encontraré descanso.

Comienzo a hiperventilar a leer la hoja. Debería ser una equivocación, debería estar mal. Pero no lo está, es correcto, y lo sé bien.

Me siento en la cama sintiendo mi corazón palpitar fuertemente contra mi pecho y mi respiración se hace superficial.

—No puede ser —repito una y otra vez cuando me doy cuenta de la gravedad del asunto.

¿Qué voy a hacer ahora?

Alguien llama a la puerta de mi habitación y me apresuro a ocultar los análisis debajo de la almohada y corro hacia el baño a enjuagarme la cara.

Me veo en el espejo, y detesto la imagen que veo. No reconozco a la mujer de mirada cansada y ojerosa. Se ve tal y como me siento, totalmente loca.

—¿Brooke estás aquí? —escucho la voz de Amy en mi cuarto.

Respiro un par de veces antes de sonreír al espejo y salir.

—Hola, mami —la saludo fingiendo estar tranquila y me siento en la cama —, ¿no deberías estar dormida ya?

—Si, pero me encontré a Frank en la cocina y me dijo que estaba preocupado por ti. ¿Estás bien?

Turn and Run | Taylor YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora