42| Skyler

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El calor es lo que hace que comience a despertarme, también la sensación incómoda de la inmovilidad, sin embargo no había dormido tan bien en los últimos meses.

Me remuevo un poco, tratando de encontrar mejor comodidad cuando noto el cuerpo de alguien más junto a mí. Abro los ojos de inmediato mientras una ola de felicidad me inunda cuando recuerdo lo de anoche. Reconozco el cuerpo de Taylor a mi lado y podría ponerme a llorar de felicidad justo en este instante. Ha decidido quedarse conmigo.

Sus ojos están cerrados, y sus rizos bastante alborotados. Alzo uno de mis manos en su dirección y comienzo a contornear su brazo sintiendo un cosquilleo en la punta de mis dedos. Lo extrañaba tanto, y tengo miedo que en realidad todo esto sea un sueño y que esté a punto de despertar para encontrarme con la realidad.

Taylor abre los ojos lentamente, y miro hacia él con una inevitable sonrisa.

—Hola —susurro con la voz enronquecida.

—Hola —me responde y se acerca a besarme.

Lo veo bostezar cuando se separa de mí, y me río. Entonces es cuando me doy cuenta que parece como si no hubiera dormido en toda la noche, tiene los ojos rojos, los párpados caídos, y lo que es probablemente más pronunciado, oscuras ojeras bajo sus ojos.

—¿Estás bien? —le pregunto poniendo una mano en su mejilla, mirándolo detenidamente sintiéndome preocupada.

—Sí —bosteza, y me abraza de la cintura colocándome encima de él, y entierra su rostro en el hueco de mi cuello haciendo que ya no pueda observarlo más—, solo que no pude dormir.

—¿Por qué? —pregunto a la vez que beso su hombro, dejando mis labios presionando sobre su piel.

Extrañaba tanto su aroma.

—Tenía miedo que desaparecieras de nuevo —responde, y me siento paralizada por la culpa y la vergüenza.

Me separo de él poniendo ambas manos en el colchón a cada lado de su cuerpo, todavía con sus manos bien colocadas en mi cintura. Lo miro directamente a los ojos antes de decir:—Te dije que no me iría.

—Lo sé.

Nos quedamos viéndonos directamente el uno al otro. Me siento incómoda porque me sigue mirando como si fuera una alucinación, y me sostiene como si estuviera a punto de desaparecer.

—¿No me crees? —pregunto con tristeza. Él no responde—. Está bien si no me crees —rompo el silencio al fin y suspiro.

A pesar de que me encuentro muy cómoda entre sus brazos, me comienzo a incorporar para comenzar a buscar mi ropa.

Ayer no tenía planeado quedarme aquí. Hayley me ofreció la habitación porque ya era bastante tarde cuando decidí regresarme al hotel, estuve esperando casi toda la noche a que Taylor regresara para poder hablar con él.

—Sky —Taylor me llama y me giro a verlo, él también se ha puesto de pie y me mira desde el otro lado de la habitación. La cama está entre nosotros—, sobre las cosas que dije ayer... lo siento. No quise decirlas realmente, solo necesitaba, ya sabes...

—¿Desahogarte? —el asiente con una mueca y comienza a ponerse sus pantalones—. Sabes que tenemos que hablar, ¿cierto?

—¿De qué? —rodea la cama y se pone frente a mí con la mirada desorbitada—, Estamos bien ahora —titubea.

—¿De verdad? —le pregunto incrédula y casi me río de la ironía de la situación. Estuve imaginando las formas posibles de explicarle las cosas, para que él decida no escucharlas ahora—. Un día desaparezco, y cuando regreso no estás interesado en saber el por qué.

Turn and Run | Taylor YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora