Primer día

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Alina.

Un timbre constante reverbera en la habitación y en mi cabeza, mis párpados están pesados, no puedo abrirlos, estiro mi brazo derecho para alcanzar el reloj despertador pero lo único que consigo es que caiga estrepitosamente contra el piso, estúpida cosa, fuerzo mis ojos a abrirse y siento arenilla, intento agarrar el reloj y no entiendo como me enredo entre las sábanas y termino de bruces en el piso, hoy no es mi día, y pensar que es el primer día en la universidad después de unas largas vacaciones, estoy en mi segundo año de medicina.

Me levanto enojada, cojo el reloj y lo pongo sobre la mesa, estoy muy aburrida para tender mi cama que decido meterme al baño.

El agua fría fluye sobre mi cuerpo y me siento regenerada, siempre he pensado que una ducha fría es un buen remedio, lavo mi cabello, es corto, llega a la base de mi cuello, no sabes si es castaño o rubio, lo cual concuerda con mi personalidad.

Elijo unos jeans más una camiseta a rayas, unas sandalias negras que combinan con mi gran bolso.

Oculto las marcas de insomnio con base, mis ojos azules están opacos por la pérdida de sueño, agrego brillo labial y estoy lista, dejo mi cabello suelto y tomo unas gafas de sol, salgo agarrando las llaves de mi moto.

En 5 minutos estoy en la escuela y veo a Isaac venir hacia mí, su sonrisa me hace ver el día de otra manera, es mi mejor amigo desde que tenía 5, son 15 años de amistad que llevamos.

-Odio que vayas sin casco en esa moto -es el saludo que me dirige.
-Sé que me extrañarás si algo me pasa pero de algo hay que morir o no -le respondo.
-Tenemos clase en 10 minutos, será mejor que vayamos.
-Necesito cafeína primero -le digo.
-Ah claro, aquí tienes, sé que te gusta casero -saca de su mochila un pequeño termo.
-Lo preferiría recién hecho, pero bueno -me burlo mientras inhalo el vapor del café negro.
-Un gracias no te cuesta -replica frunciendo el ceño. Me río.
-Sabes que me encanta hacerte enojar, gracias, gracias, gracias -me inclino a su mejilla dándole besos.
-Te faltó, mejor amigo del mundo.
-Ya te pasaste, mejor amigo del mundo -ambos reímos por todo el pasillo.

El salón de clases está atestado, pocos asientos están libres, diviso unos al fondo y son perfectos para ambos, camino en esa dirección cuando una mano se enrosca en mi codo, giro mi cabeza y veo a Jack, su sonrisa arrogante se despliega.

-Hey, guapa -saluda- ésta noche si me harás el favorcito.

La rabia cuela por mis venas y estoy a punto de darle un puñetazo en esa estúpida cara para borrar esa puta sonrisa cuando Isaac me agarra y me lleva al asiento.

-Tranquila, no le hagas caso -dice y respiro profundo para controlarme, es algo que tengo que aguantar todos los días.

Mis planes eran irme al terminar la secundaria a otra ciudad para empezar la universidad y una nueva vida, pero mi querida madre hizo esa cosa de lloriqueos y me quedé por ella, así que aquí estoy, en la misma ciudad con la misma gente que me ha juzgado desde que... ya perdí la cuenta.

Desecho mis pensamientos justo cuando veo aparecer al profesor de nuestra primera clase, Anatomía, sin embargo casi exploto en una risa amarga cuando lo veo, él me conoce, nos conoce y este año será un infierno.

Mira alrededor del salón y cuando se encuentra con mi mirada ruedo los ojos y él se pone pálido, me encantaría revelar donde pasa las noches, pero todos me juzgan así que odio juzgar a los demás.

Le toma unos minutos reponerse e inicia la clase evitando mi mirada.

-Apuesto lo que sea a que ese te visita en las noches -dice Isaac en voz baja a mi lado.
-¿Apostarías el almuerzo? -él asiente en respuesta y yo río- hoy quiero una hamburguesa con papas fritas, coca cola y de postre un helado de coco.
-Joder, jamás pensé que él iría a ese lugar -exclama Isaac derrotado- se ve tan respetable.
-Eres el único hombre respetable que conozco, amigo mío.

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