FUSIÓN

Baila conmigo

Dedicado a Yesenia Xicara, cariño gracias por ser siempre la primera en leer, por tus votos y tus opiniones, significa mucho para mí.

Leo.

¿Por qué sentí eso cuando la vi junto a la cama con él?
Él se le declaraba, claro que está enamorado de ella.

Me arrepiento de todo con esa chica, porqué tenía que verla en el hospital, en el bar, en la escuela, en todo.

Aunque no me arrepiento del beso, ese beso fue... no sé, cualquier palabra que se me viene a la cabeza para describirlo es cursi, así que mejor no la digo.

Callo los pensamientos en mi cabeza mientras estaciono en el centro de rehabilitación.

El lugar es bonito, una casa victoriana en medio del campo, puedo oler las flores silvestres y el rocío de la mañana, aún así no dejo de pensar que es un sitio de rehabilitación, miro el reloj en mi muñeca que marca las 8, algunos pacientes caminan en el jardín.

Salí de la clínica antes de que ella saliera, corrí a casa a ducharme y vine para acá inmediatamente.

Las enfermeras me saludan sonrientes y les devuelvo el saludo, solo he estado una vez aquí, el día que llegué de Londres y me gané el cariño de todos.

Camino a su habitación y lo veo sentado en la cama desayunando.

-¿Cómo estás? -le pregunto entrando al cuarto y sentandome en el sillón- ¿por qué no desayunas afuera? El jardín a esta hora es hermoso.

-Estoy muy bien, León -recuerdo que de pequeños siempre me llamaba así, es bueno escucharlo- y sabes que siempre me ha gustado el desayuno en la cama.

-Me alegro mucho por ti, te ves bien -le digo mientras espero que termine de comer.

Hablamos de cosas básicas, me pregunta por mis padres y le cuento de mi nuevo trabajo y demás.

Cuando termina de comer caminamos al jardín, nos sentamos en una banca y me pregunta.

-¿Me trajiste un dibujo nuevo? -siempre le han gustado mis dibujos, de pequeño me pedía pintar sus caricaturas favoritas.

La vez que vine le traje uno sabiendo que le gustaría verlos después de tantos años, acordamos que cada vez que viniera le daría un dibujo.

-Sí, escoge el que desees -le digo buscando la libreta.

Él hojea los bocetos admirando cada uno en silencio, se detiene en la silueta de una mujer, me inspire en Alina, verla por días de espalda a mí, fue inevitable no pintarla.

El cabello cae desordenado en su cuello, tiene la espalda descubierta, se abraza a sí misma, la pinté así, sola, dándose fuerzas para seguir, porque seguro que cuando no está con sus amigos, la tristeza la invade, aún no lo he terminado, no he podido terminarlo, lo quiero así, rústico, como fluyó de mis dedos.

-Es precioso, ¿Quién es? -interrumpe mis recuerdos.

-Una chica que conocí hace unos días, es hermosa -no me importa decirlo, ella tiene una belleza singular.

-Se me hace familiar, aunque por el cabello corto, no -dice pasando los dedos por el valle de su espalda.

Él me dirije una mirada curiosa y sigue pasando los dibujos, cuando observa el que hice de la barra en el club, lo mira minuciosamente.

-Es una barra -exclama de pronto.
-Ah... sí, me gusta el diseño, las botellas en el estante organizadas, estaba aburrido y lo dibujé -le miento, porqué preguntan siempre por ese dibujo, saben que cuando me da ganas de dibujar, hago cualquier cosa.