Capítulo VII: Tenemos un pequeño problema.

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Capítulo VII:

Estábamos en la fiesta de la Independencia. Amber estaba a mi lado, hablando con uno de sus amigos, mientras yo observaba a los invitados desde mi silla. Desde luego, mis padres tenían razón. La fiesta era fantástica. Todo el palacio estaba a rebosar de gente. Mientras me levantaba de mi silla, la escena cambió por completo, como en una película.

Mamá y yo estábamos corriendo por un pasillo oscuro. Iba a preguntarle qué sucedía cuando llegamos a una cámara. Estaban allí mi padre, mi hermanita y varias personas a las que no conocía. Mientras corría a abrazar a Amber, que estaba llorando, una mujer uniformada se acercó a mis padres. Aunque hablaron entre murmullos, estaba lo suficientemente cerca como para oírlo todo. Agucé el oído y cogí aire de golpe cuando entendí sus últimas palabras. Los tres palacios principales de nuestro reino estaban siendo atacados a la vez.

Parpadeé, intentando asimilar el nuevo cambio de escena. Esta vez, la escena solo duró unos instantes, los suficientes para ver a mi madre decirme que saltara por una ventana que tenía detrás mientras ella corría fuera de la sala, y para darme cuenta de cómo yo no le hacía caso y la seguía. Al salir, vi el cuerpo sin vida de mi madre a unos metros de mí y a un hombre me apuntaba con una pistola. Y luego oscuridad.

Abrí mis ojos, totalmente espantada ante lo que había visto. Me había quedado dormida en el jardín. Cogí a mi hermana y la arrastré hacia dentro. No me separé de ella mientras buscaba a mis padres y les contaba mi premonición.

-Enseguida mandaremos tropas para interceptar a los enemigos. Aún no sé qué haríamos sin tu don-me dijo mi madre mientras me abrazaba.


***


Estábamos en la fiesta de la Independencia. Sí, finalmente se había celebrado la fiesta, y mis padres habían pasado por alto mis protestas. Según las patrullas, no había ningún ejército enemigo cerca. Todo el mundo se había aferrado a ese 0.1 % de posibilidades de que mi sueño no fuera premonitorio. Cabe decir que yo lo haría encantada, pero mi don había acertado suficientes veces como para no fiarme ya de él.

Miré a mi alrededor. Amber estaba conversando con un chico, igual que en mi sueño, pero esta vez yo estaba a varios metros de distancia. Dicen que pequeños actos pueden cambiar el futuro. Eso estaba intentando yo, aunque no creía que fuese a funcionar. Y dejé de creerlo para pasar a saberlo cuando un mensajero entró corriendo en la sala y fue hasta mis padres para entregarles una carta. Interpreté como una mala señal que el rostro de mi padre se volviera blanco y mi madre empezara a temblar. Salieron aprisa de la sala, dejando caer la carta en el camino. Literalmente me lancé a por ella.

Queridos amigos del Reino de Alaska:

Vuestra querida hija, Tiffany, está retenida en mi palacio, aunque no por mucho tiempo. He mandado a un criado y a un pequeño ejército para que os la traigan y podáis ver en persona su ejecución. Y debo decir que no podréis impedirla. Pero tranquilos, se os está permitido hablar con ella antes para saber de qué se la acusa. Si la acusación es cierta, como nosotros creemos, ella no será la única que morirá.

Atte,

Steveson Clifford, rey de Nueva América del Norte.

Oh, vaya. Teníamos un problema.

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¡Holaa!

¿Qué tal vais?

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Besos y unicornios de colores,

Constança :* (<-- es un beso).

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