Capítulo XX: Simplemente fabuloso.

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Dadle a la estrellita y os amaré (más) :D.


Capítulo XX:

En el momento en que dejé la copa de zumo sobre la mesa, algo explotó. Literalmente. Una de las puertas del salón principal saltó en pedazos. E inmediatamente cundió el pánico entre la gente. Todos empezaron a gritar y a corretear como pollos sin cabeza. En cierta forma, era divertido ver a la crême de la crême de Nueva América en ese estado. Lo malo era que yo estaba en la misma habitación que ellos, observando cómo una marabunta de gente armada entraba por el agujero que anteriormente ocupaban las dos puertas de roble macizo.

El primero en ser asesinado fue el barón de Kirgsbury. Bueno, ese se lo merecía.

Y la segunda en ser asesinada... fui yo.

Me desperté empapada en sudor. Durante el último mes había tenido este sueño repetidas veces. Sabía que eso era una advertencia, así que había grabado a fuego en mi mente todos y cada uno de los detalles que podía rescatar de mi sueño, ya que la fiesta en la que sucedía todo eso era esa misma noche.


***


Escondida, observé cómo asesinaban al barón. Salí del pequeño hueco donde estaba metida y corrí hacia la salida más próxima. Empecé a correr por el pasillo, pero me detuve en seco al ver la pared de fuego delante de mí. Mierda. El incendio de mis otras premoniciones.

Había perdido ya la cuenta de las esquinas que había doblado y los pasillos que había recorrido en mi intento de huir del fuego. Y se quedaba en eso, un intento. Torcí a mi derecha y me encontré con la habitación de mi sueño.

Empecé a pisar fuertemente todas las baldosas hasta dar con la adecuada. Oh, amaba mi don. Y entonces oí una tos. Caminé medio a tientas entre el humo y vislumbré una silueta. Un hombre de rodillas en el suelo. Entrecerré los ojos hasta que lo reconocí. El príncipe.

Dudé un momento. ¿Lo ayudaba? ¿Lo dejaba morir?

Y, aunque por un instante casi caí en la tentación, mi respuesta era no.

No quería cobrar la muerte de mi familia de esa forma. Yo era mejor que eso.

Corrí hasta su lado, puse su brazo alrededor de mis hombros e intenté levantarlo. Noté su mirada sorprendida sobre mí. Sí, por desgracia yo era una buena persona. Intenté levantarme de nuevo, pero no pude. Tampoco era que él colaborase mucho.

Llevó su otra mano a mi mejilla y me obligó a mirarle a los ojos. Observé que tenía dos grandes surcos oscuros debajo de ellos.

-¿Por qué no te vas?-preguntó apenas en un susurro con voz ronca.

-Calla y levanta-abrió la boca para protestar-. ¿Podemos tener esta conversación en una habitación que no esté incendiada?

Inmediatamente después de formular la pregunta, me llevé una mano a la boca y tosí. El humo era cada vez más espeso y me empezaba a faltar el oxígeno. Le dirigí una mirada significativa, señalando su brazo alrededor de mis hombros y luego la entrada al pasadizo escondido.

Después de un instante de desconcierto, asintió. Le arrastré como pude hasta el pasillo secreto, advirtiendo por el camino que cojeaba, y cerré la puerta tras nosotros.

Me tomé un momento para inspeccionarlo, aunque no había mucho que ver. La luz de una antorcha colgada de la pared de piedra iluminaba la entrada, y otras dos reposaban, apagadas, en un hueco debajo de ésta. Las tomé y las encendí antes de hablar.

-¿Estás bien?

Asintió levemente. Lo miré de arriba abajo bajo la luz de las llamas danzarinas. Tenía la respiración agitada y gran parte de la cara y el pelo cubiertos de ceniza, por no hablar de que le faltaba la mitad de la manga izquierda. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos. Se veían apagados, sin luz. Me mordí el labio inferior con preocupación.

Un momento... ¿preocupación? ¿Por él? Rápidamente sacudí la cabeza, apartando esos pensamientos de mí.

-Realmente no lo parece. Como sea, ¿qué hacías en esa habitación? Por lo que sé, es para el servicio.

-Yo... Buscarte. Yo solo... necesitaba... verte.

Algo en su tono de voz me obligó a apartar la mirada y bajarla hasta el suelo, confusa, aunque la volví a levantar en el momento en el que me di cuenta de mi acción.

Observé de nuevo el pasillo, sin conseguir ver el final. Parecía largo, muy largo. Suspiré de cansancio en solo pensar cuánto andaríamos. Teníamos un largo trecho por recorrer. Y, en ese momento, el príncipe perdió la consciencia y se desmayó.

Simplemente fabuloso.

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¡Holaaaaa!

Bueno, antes que nada, siento haber tardado taanto en actualizar. Normalmente lo hago de madrugada y, si no, por la tarde, pero hoy he estado ocupadísima arreglando un entresuelo con unas amigas y... bueno, no os quiero aburrir ahora con la historia de cómo he pasado la tarde.

Y, ahora, volvemos con las típicas preguntas de siempre:

¿Qué tal estáis :)?

¿Bien? ¿Mal? ¿Esperpénticamente genial?

Ok, ni yo sé lo que quiere decir o si existe o tiene sentido, así que no preguntéis. Solo sé que la oí en algún lado y me gusta como suena. Y, sí, duermo pocas horas :(.

¿Qué tal el capítulo?

Para ser sincera, a mí no me ha gustado mucho cómo ha quedado :(, espero que a vosotr@s os guste más. Si no es así, lo siento.

¿Qué os parece la preocupación de Luciana?

¿Y la flojera del príncipe?

Y, ahora, os garantizo que en el próximo capítulo sí que saldrá el asesinato de Amber en POV Paul. Ya leí las propuestas de los comentarios en el cap. anterior, y por un momento hasta caí en la tentación de resucitar a Amber. Yo también la hecho de menos T.T, pero lo hecho hecho está. Ahora tenéis a Valerie :D.

Muchas gracias por leer, votar y comentar mi historia. Solo con que os guste, ya me siento muy afortunada ^.^ .

Un besazo y mucha pintura de colores ,

Constança.

PD: Siento si hay algún error en el capítulo, ya que estoy bastante cansada y tal vez se me haya pasado algo.

Valgic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora