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Capítulo XXII:
Golpeé de nuevo la pared mientras lanzaba un grito de frustración. ¿Cómo mierdas se salía de allí? La puerta que daba al pasillo secreto se había cerrado cuando entramos, y no le di mucha importancia hasta que advertí que no sabía cómo abrirla de nuevo.
-Yo sé cómo salir de aquí.
Vaya, el Bello Durmiente al fin había despertado. Rodé los ojos e inmediatamente después me sentí estúpida. Estaba de espaldas a él. No era como si fuera a verme.
-¿A qué esperas?-contesté, apartándome del lugar en el que se suponía que había una puerta para que él la abriera.
Me figuraba que a estas horas el ataque ya habría terminado, así que quería salir de allí cuanto antes. No soportaba estar encerrada tanto rato.
Pasaron unos segundos antes de que contestara.
-Antes tienes que escucharme, quiero contarte lo que pasó realmente. Por favor.
Corrección: no lo soportaba a él.
-¿Por qué no? No tienes nada que perder-al decirlo se acercó un poco a mí, como queriendo intimidarme, pero no me moví del sitio.
Dudé unos segundos antes de contestar. Realmente, no tenía nada que perder, pero no iba a dar mi brazo a torcer. Además, ése era un tema muy delicado para mí, y no me apetecía hablarlo justamente con él.
-Tiempo. Incluso en esta habitación horrorosa, tengo cosas mejores que hacer que gastar mis segundos con una persona como tú.
-Cuidado con lo que dices, princesa-vi cómo sus ojos se tornaban de un verde oscuro, casi marrón.
Volvió a acercarse a mí y retrocedí involuntariamente. Noté la fría pared a mi espalda.
Me crucé de brazos cuando se acercó tanto a mí que las puntas de nuestros zapatos se rozaron y tuve que alzar la cabeza para mirarle a los ojos.
-No te tengo miedo-susurré.
-Deberías, soy chico frío y calculador que asesinó a tu hermana, ¿verdad?-una sonrisa amarga se posó en sus labios.
Abrí la boca para contestar, cuando llevó una mano a mi mejilla y recorrió mi labio inferior con el pulgar, consiguiendo que congelase mis movimientos. ¿Desde cuándo ese chico se comportaba así?
Sentí la necesidad de apartarme, pero por algún motivo no podía. Tal vez por sus caricias, que lanzaban escalofríos de placer por todo mi cuerpo. Tal vez por la intensidad de su mirada fija en la mía.
Estábamos tan cerca que podía notar claramente su olor, el cual penetró en mis fosas nasales, embriagándome y haciendo que me olvidara de lo que sucedía alrededor -que no era mucho-.
Se inclinó hacia mí, sus labios también entreabiertos. Bajó su mirada a mi boca, apartándola de la mía. Y con ese simple gesto me hizo reaccionar.
Llevé las palmas de mis manos abiertas a su pecho y lo aparté de mí con todas mis fuerzas. A causa de la rapidez con la que fue efectuado, el movimiento lo pilló por sorpresa, haciendo que él cayera al suelo.
-¿Qué mierdas haces?-exclamé.
Estaba demasiado confusa. ¿Qué había pasado?
-Si querías que me apartara, solo tenías que decírmelo-susurró, levantándose del suelo. Suspiró y se pasó una mano por el pelo, fijando la vista en sus zapatos-. Lo siento, ¿vale? Está claro que esto no tendría que haber sucedido. Ha sido un error, los dos estamos con los nervios a flor de piel y... olvidémoslo. Está claro que yo no te atraigo, y tú tampoco me atraes a mí.
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Valgic.
FantasyValgic: tal vez el futuro no sea como imaginamos. Después de años, la humanidad vuelve a evolucionar, aunque el desarrollo no llega para todos. Solo a los Valgic. Pero después de ayudar a los humanos comunes a librarse de su esclavitud, éstos empiez...