Capítulo VIII:
Mi hermana entró por la puerta grande de la muralla de la ciudad, con un minúsculo vestido de lentejuelas hecho trizas y todo el maquillaje corrido por las mejillas. Iba acompañada por dos docenas de hombres uniformados.
Cuando la comitiva llegó a las puertas de palacio, mis padres bajaron a recibirla acompañados por cuatro docenas de guardias. Viva la seguridad. Por supuesto, ni a mí ni a Amber nos dejaron estar presentes, pero tampoco es que yo lo necesitara. Ya soñé con lo que pasaría en esa reunión. Y, desde luego, Tiffany era estúpida.
Básicamente, nada más poner un pie en Nueva América se había emborrachado hasta perder la conciencia de lo que decía y, por supuesto, no se le ocurrió nada mejor que contarle a medio bar que era la princesa de Alaska y que tenía poderes mágicos. Repito, estúpida.
¿A quién quería engañar? No podía evitar sentir lástima y tristeza por su inminente muerte. Sí, ella me había amargado toda la vida, pero era mi hermana y sabía que en el fondo solo lo hacía para llamar la atención. Toda su vida había estado obsesionada con aparentar. No era tan mala persona. En las pocas veces que se había portado como una hermana de verdad había demostrado tener un gran corazón. Aunque estuviera escondido en lo más profundo de su ser.
¿Por qué mis padres no podían hacer nada? ¿Por qué no rescatábamos a Tiff? ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado?
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué?
Un sollozo escapó de mis labios.
Por los malditos poderes.
Cerré los ojos y lloré en silencio, inmóvil.
No sabía cuánto tiempo había estado llorando hasta que pude controlar un poco mis lágrimas. Me puse en pie y me abroché el vestido negro. Al mirarme al espejo, me encontré con unos ojos rojos e hinchados del llanto y una nariz igualmente roja. Sonreí. Una sonrisa rota y triste.
Fui a buscar a Amber y bajamos juntas a la gran sala donde se iba a contar todo lo que había hecho Tiffany. Cuando entramos, miré a mamá a los ojos y asentí, dándole a entender que ya sabía lo que había sucedido. Me giré hacia Tiffany y la abracé.
-Oye, ¿por qué nadie está usando sus poderes para impedir esto?-le susurré al oído mientras nuevas lágrimas se apelotonaban en mis ojos.
-Tú lo sabes mejor que nadie. Lo has visto en tus sueños, ¿verdad, monstruito?-la miré a los ojos cuando usó el apodo por el que me llamaba cuando éramos unas crías. Sus ojos verdes brillaban bajo la luz que se filtraba por el gran ventanal.
Asentí, apartándome un poco. Sabía que si alguien, quien fuera, usaba sus poderes, el mundo entero entraría en pánico. ¿Realmente había magos? No tardarían mucho en empezar una guerra. Pero, en esos momentos, lo único que tenían era la confesión de una borracha. Y era mejor que siguiera siendo así. Costara lo que costara.
-Nunca te quedó bien el negro-susurró Tiffany-. Si es mi ejecución, deberías ir fantásticamente vestida. Es así como quiero verte por última vez, tan preciosa como en tu Reconocimiento. Aquel día me sentí muy orgullosa de ti... tu don es fantástico, eres la única persona con vida que lo posee. Aprovéchalo bien, ¿quieres? Y vive la vida, sé feliz. Yo no lo he sido y mira cómo he acabado.
Volví a asentir. Me habría gustado decir algo, pero las palabras no salían de mi garganta. Me aparté y le tocó el turno a Amber. Tiffany me lanzó una mirada que supe interpretar perfectamente, como si oyera las palabras en mi cabeza: "Cuida de este pequeño torbellino. Desde luego, siempre anda destrozando cualquier cosa..." Asentí y le dediqué algo que intentaba que fuera una sonrisa. Tiffany me miró con extrañeza, y al darme la vuelta comprendí el porqué. No había oído las palabras en mi cabeza, le había leído la mente. En cualquier otro momento me hubiera alegrado. En ese momento, lloré.
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¡Holaa!
He llegado a las 200 visitas *-*. Apenas me lo puedo creer, muchísimas gracias por apoyarme :). Y, para celebrarlo y daros las gracias, voy a colgar dos capítulos seguidos. Éste es el primero, espero que os guste ;).
Un beeesazo,
Constança ♡.
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Valgic.
FantasyValgic: tal vez el futuro no sea como imaginamos. Después de años, la humanidad vuelve a evolucionar, aunque el desarrollo no llega para todos. Solo a los Valgic. Pero después de ayudar a los humanos comunes a librarse de su esclavitud, éstos empiez...