Hace cien años, Douma lo perdió todo: a su esposa, a su calma, a la única persona capaz de verlo más allá del demonio que es. Desde entonces, solo sus hijos -Kanae, Akaza, Koharu y Kanao con
Inosuke- lo han mantenido en pie... aunque ni ellos logran...
Shinobu estaba en el hospital, cabeza agacha, con los codos en las rodillas mirando al suelo. Su mente no dejaba de repetir la escena del accidente. Shinobu suspiró, temblorosa.
Alguien estaba haciendo los registros del hospital. El profesor Kyojuro había ido al hospital para acompañar a Shinobu y Hakuji. No podía dejar a dos estudiantes solos; alguien debía quedarse, un adulto responsable, por si llegaban informes sobre Hakuji.
Kyojuro: Sé que estás preocupada, Shinobu. Yo también lo estoy. Todos ustedes son mis estudiantes, los aprecio. Pero estar aquí, acompañándolo, ya es un acto de valentía. No todos se quedarían.
Kyojuro notó que Shinobu no decía nada, así que continuó para animarla.
Kyojuro: Muchos piensan que ser fuerte es no quebrarse... Pero en realidad, la verdadera fortaleza está en mantenerse cuando más duele. Y tú estás aquí. Eso dice mucho de ti. No te culpes por algo que no provocaste.
Shinobu: Sí fue mi culpa. Hakuji se veía... preocupado, quería decirme algo importante y yo solo le reclamé dónde estaba estos días. Ni siquiera pudo decirme lo que ocurrió.
Kyojuro suspiró. Iba a darle una palmadita de consolación, pero se detuvo al recordar las nuevas reglas.
Kyojuro: Mira, Shinobu... Los accidentes ocurren cuando menos lo esperamos. No siempre podemos hacer algo para evitarlos. No podías detener ese autobús, ni lanzarte para salvarlo. Lo importante es que estás aquí, a su lado. Eso ya vale mucho más de lo que crees.No te eches culpas que no te corresponden. Tú no estabas al volante, ¿o sí? ¿Le hiciste daño a propósito? Claro que no. Entonces, ¿por qué te castigas como si lo hubieras hecho? Hakuji no te culpó... ¿por qué tú sí?
Shinobu se quedó callada y miró a su profesor.
Kyojuro se inclinó un poco hacia ella, su tono inicialmente suave, casi como un susurro:
Kyojuro:Shinobu... la vida es frágil. Se rompe sin avisar, como un cristal fino. Un instante estás bien... y al siguiente, el mundo se viene abajo.
Su voz tembló ligeramente, no por miedo, sino por el peso de sus emociones.
Kyojuro (más firme):Pero por eso mismo, es tan preciosa. ¡Tan sagrada! Cada día que abrimos los ojos es una oportunidad. ¡Una segunda oportunidad para amar! ¡Para reír! ¡Para redimirnos!
Se irguió con fuerza, su mirada encendida como una llama.
Kyojuro (alzando la voz, cada palabra más vibrante):¡¡¡LA VIDA ES UN REGALO IRREPETIBLE!!! ¡¡¡NO HAY SEGUNDAS EDICIONES, NI REESCRITURAS, NI BOTONES DE "REINICIAR"!!! ¡¡¡Cada segundo importa!!! ¡¡¡Cada persona que amamos merece que se lo digamos HOY, no mañana!!! ¡¡¡NO CARGUEMOS CULPAS INJUSTAS, NO NOS AUTOFLAGELLEMOS POR COSAS QUE ESCAPAN DE NUESTRAS MANOS!!!
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Kyojuro (ya gritando con una sonrisa brillante):¡¡¡VIVE, SHINOBU!!! ¡¡¡VIVE CON FURIA, CON ALEGRÍA, CON AMOR!!! ¡¡¡ABRAZA LA VIDA COMO SI FUERA FUEGO Y DEJA QUE TE CONSUMA DE VERDAD!!! 🔥🔥🔥🗣️✨
