El estacionamiento estaba en silencio, roto apenas por el eco de los pasos de Douma y Kanae.
Él sonreía como siempre, esa sonrisa resplandeciente que a cualquiera engañaría, pero a su hija no.
Ella caminaba rápido, con la mirada al frente, seria.
Douma (voz cálida, paternal): Me sorprende que me pidas permiso para llevar a Shinobu y a las demás a casa. Creí que me odiabas tú también.
Kanae no respondió.
Solo caminaba firme, mirando el suelo.
Douma lo observó, divertido y a la vez intrigado. Se detuvo y tocó suavemente la frente de ella con un dedo.
Douma (tono meloso, casi canturreando): Mi niña...
Ya estas usando esa cabecita.
¿Ves? Trajiste a Shinobu a casa.
Qué inteligente eres.
Kanae apartó la cabeza con un gesto seco, como si el toque quemara.
Kanae (cortante, sin mirarlo): Ella estará conmigo, no contigo.
Se sentiría incómoda contigo.
Por un instante, los ojos de Douma se oscurecieron, un brillo frío que no duró más que un parpadeo.
Su instinto protector y obsesivo hacia Shinobu se asomó, sin máscaras.
Pero enseguida volvió la sonrisa paternal, inclinando la cabeza con dulzura fingida.
Douma (paternal, forzando la calma):Oh, Kanae... ¿por qué me miras así?
Yo nunca haría algo que te hiciera daño. ¿No confías en tu propio padre?
Kanae lo fulminó con la mirada, y por un segundo, un escalofrío recorrió su espalda.
Aun escuchando esas palabras suaves, no pudo evitar recordar... aquella vez que tuvo que... obligatoriamente... comer carne humana.
Ese Douma oscuro, el que obligó a su propia hija a devorar humanos, siempre estaba allí, detrás de la sonrisa.
Douma soltó una pequeña risa, suave, casi teatral, como si quisiera borrar la tensión. Caminó hacia el auto y abrió la puerta para ella.
Douma (tono juguetón, como un padre cariñoso): Anda, sube. No quiero que mi princesa se canse antes de su gran noche de pijamada.
Kanae subió al auto con rigidez, sin mirarlo.
El motor rugió.
Douma conducía con su típico tarareo alegre, pero sus manos en el volante se tensaban a ratos, los nudillos blanqueándose.
Sus ojos se desviaban hacia su hija, luchando por mantener esa sonrisa, mientras la sombra de su otra faceta se filtraba en su mirada.
Douma (voz baja, casi un susurro):No me gusta cuando estás molesta conmigo... se siente como si me arrancaras un pedazo del corazón, Kanae.
Y sabes que en estos momentos yo no tengo muchos pedazos que dar.
Kanae giró apenas la cabeza, con un gesto tenso.
Kanae:Entonces vuelve a la normalidad.
El silencio que siguió fue helado.
Por un instante, la sonrisa desapareció de Douma.
Pero luego inspiró hondo, volvió a sonreír y acarició suavemente el volante como si nada hubiera pasado.
Douma (dulce, paternal):Claro que sí, pequeña princesa.
Claro que sí.
______
Shinobu caminaba por la acera con el teléfono en mano, mientras sus amigas la rodeaban expectantes.
Shinobu (rogando, con voz dulce):Te juro que estaré bien, Kanae. Mañana temprano volveré, a primera hora.
Del otro lado de la llamada, se escuchó un suspiro.
Kanae (seria):No lo sé, Shinobu.
No porque ya no esté el acosador hay que confiarnos...
Ume (metiendo la voz rápido, con dramatismo):¡Por favor, hermana de Shinobu!
Si alguien la toca, sacamos las uñas para defenderla.
ESTÁS LEYENDO
ღᴇsᴛᴏ ᴇs ᴀᴍᴏʀ 2ღ 𝕾𝖍𝖎𝖓𝖔𝖇𝖚 𝖝 𝕯𝖔𝖚𝖒𝖆
RomansaHace cien años, Douma lo perdió todo: a su esposa, a su calma, a la única persona capaz de verlo más allá del demonio que es. Desde entonces, solo sus hijos -Kanae, Akaza, Koharu y Kanao con Inosuke- lo han mantenido en pie... aunque ni ellos logran...
