Shinobu estaba afuera del hospital, mirando su celular mientras bajaba las escaleras.
En la otra mano tenía una tarjeta dorada. Dudaba si llamar o no.
Suspiró y miró la hora. Era tarde, y llamar a esas horas se sentía maleducado... aunque en realidad, lo que la frenaba no era eso.
Guardó el celular y la tarjeta, y empezó a subir de nuevo. Quizá todavía era temprano para tomar una decisión.
Cerró los ojos un momento. Recordó las palabras de Douma:
"Si necesitas algo... lo que sea" -le había dicho, entregándole esa tarjeta dorada- "Dinero, compañía, vestidos... o diversión. Yo soy como el vino, cariño. Mejoro con los años."
Sabía que podía pedirle dinero, pero también sabía que nada de lo que él ofrecía era gratis. No tenía idea de qué condiciones pondría a cambio.
Lo único claro era que, si querían que Hakuji saliera del hospital y se recuperara, necesitaban el dinero pronto. Si no, la deuda seguiría creciendo.
El padre de Hakuji no podía cubrirlo. Kanae estaba al límite, lidiando con buscar casa nueva y con el problema del acosador. Pedirle más sería demasiado.
La tarjeta seguía en su bolsillo, y aunque intentaba ignorarla, sabía que tarde o temprano tendría que decidir.
Shinobu caminó dentro del hospital y, con cuidado, entró a la habitación donde yacía Hakuji. Se acercó a su cama y tomó su mano, temblando ligeramente.
Shinobu (susurrando, con voz quebrada):No sé qué hacer... No sé si me escuchas, pero quiero ayudarte de verdad. No tengo el dinero ahora... quizás... hay una manera, pero no sé si sea la correcta.
-Acariciando suavemente su mano-
Solo quiero que estés bien, Hakuji. Me voy a esforzar y te sacaré de aquí, aguanta un poco más.
Justo cuando un ruido llegó desde el pasillo, Shinobu se sobresaltó y salió rápidamente, cerrando la puerta tras de sí.
En la cama, Hakuji movió apenas un dedo, tan sutil que cualquiera podría pensar que era un espasmo. Pero en realidad... había escuchado.
Shinobu salió de la habitación de Hakuji y se topó con un doctor. Hizo una breve reverencia, suspiró y finalmente sacó su celular y la tarjeta dorada. Sus manos temblaban un poco, y su garganta se apretó mientras marcaba el número. Miró por la ventana, esperando pacientemente.
El teléfono sonó un par de veces antes de que alguien contestara.
Shinobu (con voz tensa, pero firme):Hola... habla Shinobu Kocho. El señor Douma me dio este número en caso de necesitar algo.
Una voz masculina respondió desde el otro lado, apenas audible (Mayordomo), Shinobu escuchó pasos acercarse. Entonces, Douma tomó el teléfono, su voz suave y un poco juguetona:
Douma (coqueto, con tono seguro):¿Shinobu? Qué sorpresa... dime, ¿qué necesitas de mí esta noche?
Shinobu (tragó saliva, sosteniendo el teléfono con ambas manos):Necesito ayuda... algo de dinero... Por favor.
Douma (soltó una ligera risa, dulce y provocativa):Mmm... dinero, dices... Eso puedo darte. Solo... quiero verte, nada más.
Shinobu parpadeó un instante, procesando. Sabía que en este mundo nada era gratis. Mantuvo la voz firme.
Shinobu:¿Verme es necesario? ...
Douma, juguetón, sin perder la sonrisa que Shinobu no podía ver pero sí imaginar, continuó.
Douma:Está bien, está bien. No te preocupes, no voy a pedir demasiado... Podemos arreglarlo de otra manera. Puedo hacerte mi mano derecha en un trabajo... algo que solo tú y yo haríamos.
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ღᴇsᴛᴏ ᴇs ᴀᴍᴏʀ 2ღ 𝕾𝖍𝖎𝖓𝖔𝖇𝖚 𝖝 𝕯𝖔𝖚𝖒𝖆
RomanceHace cien años, Douma lo perdió todo: a su esposa, a su calma, a la única persona capaz de verlo más allá del demonio que es. Desde entonces, solo sus hijos -Kanae, Akaza, Koharu y Kanao con Inosuke- lo han mantenido en pie... aunque ni ellos logran...
