Capitulo 41

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Estaba con la cabeza colgando del borde de mi cama, tratando de aplacar mi ansiedad nerviosa.
Había pasado una semana de lo ocurrido, es decir, la pesadilla que había soñado.
¿Qué ocurría ahora?
Harry me había invitado a cenar a un lujoso restaurante en las afueras de la ciudad, hoy en la noche. Y al parecer planeaba algo.
A las ocho pasaría por mí. Eran las cinco, tenía tres malditas horas por delante para esperar inquietamente.
-Levántate, la sangre se te va a subir a la cabeza-dijo Jamie desde la puerta.
-No-dije divertida, me gustaba hacerlo enojar.
-Vamos-dijo rodando lo ojos.
-No-repetí.
-Como quieras-dijo acercándose sigilosamente hacía mí.
Lo siguiente que sentí, fueron unas cosquillas interminables y un golpe de cabeza al suelo.
-¡Para, por favor!-grité a el oji-verde que disfrutaba de mi sufrimiento.
Me gustaban las cosquillas hasta cierto punto.
-¡Me haré en los pantalones!-grité entre risas.
-Está bien, pero debes obedecer-objetó.
Asentí ligeramente y me fue soltando de a poco.
Pero me quedé recostada en el piso.
-¿Estás nerviosa?-preguntó Jamie, suspicaz.
-Por supuesto que sí, Harry me ha invitado a cenar-agité las manos.
-Pues, ¿no es hora de que te vayas aprontando?-levantó una ceja.
-Uhm... Sí-me levanté y comencé a buscar la ropa adecuada.
-¿Me ayudas a elegir algo?-pregunté.
-Claro-se acercó a mi lado y comenzamos a buscar.

(...)

Ya estaba lista y mis nervios aumentaban afloradamente.
Me había bañado y colocado un vestido para la ocasión.
Era color crema y llegaba a mis rodillas, no se ajustaba mucho a mi cuerpo-sin-curvas, y estaba complementado por unas pequeñas plataformas, no muy altas.
Jamie me había arreglado el cabello, sencillo con una trenza al costado y las ondas cayendo por mi espalda.
Mi maquillaje era sutil, no quería algo llamativo. Un poco de brillo labial y máscara, era perfecto.
Me veía bien, lo admito. Esta noche no me podía quejar. Y me sentía genialmente deseosa por ver llegar su auto por mi ventana.
-Te ves espléndida cariño-dijo mi madre observándome desde la puerta.
-Estoy completamente de acuerdo-agregó mi amigo.
-Gracias-dije bajando la cabeza, con un leve rubor tiznando mis mejillas.
Faltaba media hora para que pasara por mí, lo cual era un poco irónico ya que era mi vecino y seguramente lo pillaría saliendo de su casa.
Tomé el último libro que estaba leyendo y continué con la lectura sentada en el sillón de la sala principal, tenía que perder el tiempo en algo.
Realmente, tuve que releer muchas veces la misma página. Cualquier cosa me desconcentraba por más interesante que estuviera la trama.
-¿Puedes calmar un poco tus nervios?-dijo Jamie fastidiado. No podía estarme quieta.
Yo me encogí de hombros y le saqué la lengua.
Él se acerco y ya supuse lo que se venía. Las malditas cosquillas.
-¡Para, por favor! Me quedaré quieta-grité tratando de detenerlo.
-Vas a arruinar el peinado que me has hecho-agregué y lo terminé convenciendo.
Me acomodé, respirando agitadamente, las sesiones de cosquilleo me dejaban sin aire.
Jamie se paró en frente de mí y arregló los cabellos rebeldes de mi peinado.
-Como nueva-aseguró al terminar.
-Gracias-agradecí y lo abracé.
-¿Has sabido alguna noticia de Liam?-cuestionó-Lo tienes realmente olvidado-añadió murmurando.
-Sí, lo he estado llamando días atrás. Él también podría llamar o algo por el estilo, pero también está ocupado con Sophie-respondí- Ahora hay que conseguirte algún candidato para ti-le dije guiñando un ojo picaramente. Sus ojos destellaron cuando mencione este asunto.
-Espera, ¿ya has conocido a alguien? ¡¿Y no me has contado nada?!-exclamé levantando los brazos. Su rostro se había tornado serio, lo que quería decir que había embocado en el tema correcto. Algo me ocultaba.
-¿Piensas contarme?-pregunté insistente.
-Uhm... Puede ser que haya conocido a alguien-me dijo pensativo y lo miré para que continuara hablando pero el timbre resonó por toda mi casa, sobresaltándome.
-Oops, tu galán ha llegado-dijo escapando. Cobarde.
-Cuando vuelva, tendremos una larga charla-dije amenazándolo con la mirada y yendo hacia la puerta. Él solo asintió desganado.

Al fin había llegado la hora. Tome una bocanada de aire y abrí la puerta.
Oh.
Por suerte había tomado aire, porque si no ya estaría vacía.
Su pelo estaba peinado hacía atrás ocultando sus rulos preciados, estaba vestido con un traje negro formal y unas botas negras.
Lo miré a los ojos, esas gemas verdes brillaban de una manera alucinante hoy y su sonrisa deslumbrante.
Estaba tan asombrada que no me dí cuenta que me estaba ofreciendo un ramo de rosas blancas. Al cual, cuando volví en mí, las acepté embobada.
-Te ves hermosa-pronunció lentamente.
-Tú también-dije bajando la cabeza, la timidez me atacaba en cualquier momento.
-Ven aquí-dijo y abrió sus brazos, recibiéndome en ellos.
Apoyé mi cabeza en su pecho, y su aroma personal se impregnó en mi esencia. Cerré los ojos como por inercia.
Levanto mi barbilla quedando cara a cara. Su mano acunó mi mejilla y la otra se posó en mi pelo.
Yo enganché mis brazos por detrás de su cuello y comenzó a acercarse.
Cuando sus labios se posaron sobre los míos, sentí mariposas.
El estómago me dio un vuelco. Estábamos perfectamente acoplados.
Cuando nos separamos, tomó mi mano y me dirigió hacia su auto.
Definitivamente, lo amaba mucho, sobrepasando mis límites.

Manejó por media hora. No tenía idea a donde nos dirigíamos, ya que lo único que se veía eran árboles y más verde.
Posé mi cabeza en el respaldo y cerré mis ojos, dejándome llevar por el silencioso camino.

(...)

-Llegamos cariño-susurro un lejano Harry.
-Uhm..-murmuré abriendo mis ojos.
Harry estaba esperando por mí con la puerta abierta inclinado hacía donde me encontraba.
-Vamos-dijo y extendió su mano para que la tomara.
-¿Estoy muy despeinada?-pregunté preocupada.
-Estás perfecta-sonrió y yo rodé lo ojos.
Tomé su mano y el me atrajo en sí para darme un desconcertador beso.
Ahora, se paró a mi lado, dejando a la vista un hermoso restaurante al estilo antiguo pero elegante.
Lo que más llamó mi atención fue la terraza iluminada, con vista hacía las colinas y el bosque que las rodeaba.
-Siento que no encajo aquí, no es mi estilo-dije insegura.
Harry tomó mi mano más fuerte.
-Por supuesto que sí, ven, entremos, de seguro encajas mejor que yo en este lugar-dijo guiñando.
Asentí y tocamos la puerta. Mientras tanto, Harry me entregó las llaves de su coche para guardarlas en mi bolso de mano.

Entramos a la recepción y aclaró su reserva.
La recepcionista llamo a una chica para que nos conduzca hasta nuestra mesa.
Esperamos un momento, hasta que llego una joven.
Era una típica barbie, ya saben sus cualidades, alta y perfecta, rubia.
Llevaba un vestido corto negro, con un pequeño delantal en la falta blanco. Muy atrevido para un trabajo decente para un lugar como este.
Me sentía opacada a su lado. Y lo peor, Harry la observaba impresionado, yo diría que se la estaba comiendo con la mirada.
Ugh, eso dolió más de la cuenta.
-¿Harry?-preguntó ella, con una voz sedosa y atrapante. Estúpida.
-Uhm, hola Amber-dijo Harry, sin dejar de observarla. Otra de sus perras.
Yo tosí, llamando la atención de ambos.
-Oh-dijo Harry y me movió hacía el frente- ella es Ema una...-me presentó dudando y acabo su frase- uhm, una amiga. Sí, eso-.
¿Una amiga? ¿Me acababa de presentar como una amiga? Solté su mano rápidamente y me crucé de brazos molesta. Por dentro solo quería alejarme de allí y llorar. Lo odio, pero lo amo demasiado.
-Oh, un gusto Ema-dijo ella sonriendo. Cínica, falsa.
Solo asentí y busqué algo para mirar y que me distrajese de la escena.
Luego de unos minutos, la chica se decidió -al fin- a llevarnos a nuestra mesa y dejarnos en paz. Bueno, eso creía yo.
Subimos unas escaleras y llegamos a la terraza. Estaba perfectamente arreglada. Habían velas y una mesa para dos en el centro. No había nadie más, era un gesto romántico.
Ahora solo faltaba que la tal Amber se marchara.
Tenía que hablar seriamente con Harry.
Nos sentamos en los asientos, quedando cara a cara.
La chica pidió nuestras ordenes dejándonos solos.
Miré los ojos de Harry, con una mirada enfadada que él capto al instante pero no pudo descifrar.
-¿Qué sucede?-preguntó.
-Eres un descarado-escupí negando con la cabeza- ¿En serio soy solo tu amiga para tí? Tengo claro que los amigos no se besan-.
Harry iba a continuar, pero la rubia llegó con nuestra comida al instante.
Primero poso mi plato y luego dejo el de Harry. Pero no, no se marchó.
Casi recostada sobre la mesa y dándome la espalda, comenzó a hablar con el oji-verde tranquilamente.
Yo, traté de ignorarlos y desgusté la comida, solo un poco. Las ganas de comer y de estar aquí eran nulas.
-Disculpa, ¿me podrías decir donde queda el tocador?-pregunté con un plan en mente.
-Claro, baja las escaleras y verás una puerta con la indicación en seguida-contestó despreocupada asentí y me paré. Mientras ella continuó con lo suyo.
Miré a Harry dolida, seguramente esta mirada sería la última que le dirigiría por días.
Él me vio confundido, pero no dijo nada.
Salí de allí y bajé las escaleras, tal como me lo habían indicado.
Pero no quería ir al baño, quería irme de allí.
¿Y que mejor idea, que irme en el auto de Harry? Él había dejado en mis manos sus llaves.
Que se jodiera.
Entré en el auto, tratando de hacer el menos ruido posible.
Tenía algo de experiencias en previos manejos, no tenía el permiso, pero a está hora de la noche, no creo que me descubran.
Que lástima no poder disfrutar de esta velada que había organizado Harry, en este hermoso lugar.
Mis ojos se llenaron de lágrimas de rencor.
Él nunca cambiaría, las personas como él no lo hacen.
Solo mejoran sus estrategias.

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Lloren conmigo :(

No Todo Es Lo Que Parece {Harry Styles} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora