JASON SE LEVANTÓ DE SU LECHO DE MUERTE para poderse ahogar junto al resto de la tripu-
lación.
La nave se estaba inclinando tan violentamente que tuvo que escalar el piso para salir de la enfermería. El
casco crujió. El motor gimió como un agonizante búfalo de agua. Cortando a través del rugido del viento, la
diosa Niké gritó desde los establos:
-¡PUEDES HACERLO MEJOR, TORMENTA! ¡DAME UN 110%!
Jason subió las escaleras hacia la cubierta media. Sus piernas temblaron. Su cabeza giró. La nave golpeo
el puerto, noqueándolo contra la pared contraria.
Hazel tropezó fuera de su cabina, abrazando su estómago.
-¡Odio el océano!
Cuando lo vio, sus ojos se ampliaron.
-¿Qué haces fuera de cama?
- ¡Estoy yendo arriba! -Él insistió. -¡Puedo ayudar!
Hazel lucía como si hubiera querido discutir. Entonces el barco se inclinó hacia estribor y ella se tambaleó
hacia el cuarto de baño, con su mano sobre su boca.
Jason peleó el camino hacia las escaleras. No había salido de la cama en día y medio, desde que las chicas
volvieron de Esparta y él había colapsado inesperadamente. Sus músculos se rebelaron por el esfuerzo. Sus
entrañas se sintieron como si Michael Varus estuviera detrás de él, apuñándolo repetidas veces y gritando,
¡Muere como un romano! ¡Muere como un romano!
Jason se forzó a aguantar el dolor. Él estaba cansado de tener a las personas preocupadas por él, susurrando
lo preocupados estaban. Estaba cansado de soñar que era un shish kebab76. Había pasado mucho tiempo cu-
rando la herida de su torso. De cualquier modo, su herida podría o no matarlo. Él no iba a esperar a que sanara
la herida para decidir, tenía que ayudar a sus amigos.
De alguna manera él llegó a la cubierta superior.
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76 Platillo originario del Medio Oriente. Consiste en varios trozos de carne que son insertados en un pinchoy posteriormente
son cocinados
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Lo que vio ahí casi lo hizo vomitar como Hazel. Una ola del tamaño de un rascacielos chocó sobre la cu-
bierta delantera, lavando las ballestas delanteras y la mitad de la barandilla del puerto hacia el mar. Las velas
se hicieron jirones. Un relámpago iluminó todo, golpeando al mar como un reflector. Una lluvia horizontal
impactó la cabeza de Jason. Las nubes eran tan oscuras que honestamente no sabría decir si era día o noche.
La tripulación estaba haciendo lo que podían.... Lo cual no era mucho.
Leo se había atado a la consola con un arnés de cuerda elástica. Eso pudo haberse visto como una buena
idea cuando se ató, pero cada vez que una ola golpeaba, fue arrastrado lejos y luego era arrojado de vuelta en
su pantalla de controles como un pádelbol77 humano.
Piper y Annabeth estaban tratando de salvar el aparejo. Desde Esparta ellas se han convertido en una es-
pecie de equipo, capaz de trabajar juntas sin siquiera hablar, lo cual era bueno ya que no se podían escuchar
por sobre la tormenta.
Frank, al menos Jason asumió que era Frank, se había trasformado en un gorila. Él se balanceaba al revés
fuera de la cubierta de estribor, usando su fuerza sobrenatural y sus pies flexibles para colgarse mientras el
desenredaba algunos remos rotos. Aparentemente la tripulación estaba tratando de suspender la nave en el
aire, pero, incluso si lograban despegar, Jason no estaba seguro de que el cielo fuera más seguro.
Incluso Festus, la cabeza, estaba tratando de ayudar. Él le lanzaba fuego a la lluvia, aunque eso no desalen-
taría a la tormenta.
Solo Percy estaba teniendo algo de suerte. Estaba de pie junto al mástil central, sus manos extendidas como
si estuviera en la cuerda floja. Cada vez que el barco se inclinaba, el empujaba en la dirección contraria y el
casco se estabilizaba. El invocó grandes puños de agua del océano para desviar las olas antes de que pudieran
llegar a cubierta, así que lucía como si el océano se estuviera golpeando repetidas veces en la cara.
Con la tormenta tan mala como estaba, Jason notó que la nave se hubiera volcado o destrozado si Percy
no estuviera haciendo su trabajo.
Jason se tambaleó en dirección al mástil. Leo gritó algo, probablemente ¡Ve abajo! pero Jason solo le de-
volvió el saludo. Él llego al lado de Percy y tomó su hombro.
Percy asintió como si quisiera decir Que onda. El no lucía impactado, ni le demandó a Jason que volviera
a la enfermería, lo cual Jason apreció.
Percy podría estar seco si se concentraba, pero obviamente tenía cosas más importantes por las que tenía
que preocuparse ahora. Su oscuro cabello estaba pegado a su frente. Sus ropas estaban empapadas y rasgadas.
El gritó algo en el oído de Jason, pero Jason solo podía entender algunas palabras:
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77 Es un juego para una sola persona, en donde se tiene una paleta de madera y una pequeña pelota de plástico que está unida
a la paleta por medio de una cuerda elástica
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-¡COSA...ABAJO...PARALO!
Percy apuntó sobre su lado
-¿Algo está causando la tormenta? -preguntó Jason.
Percy sonrió y dio golpecitos a sus oídos. Claramente, el no podía escuchar una palabra. El hizo un gesto
con su mano como clavándose por la borda. Luego él le dio golpecitos a Jason en el pecho.
-¿Tú quieres que vaya? -Jason se sintió como honrado. Todos los demás lo habían estado tratando como
un vaso de cristal, pero Percy... bueno, el parecía entender que si Jason estaba en la cubierta el estaba listo
para la acción.
-¡Encantado! -Jason gritó-. ¡Pero no puedo respirar bajo el agua!
Percy se encogió de hombros. Lo siento, pero no puedo escucharte.
Entonces Percy corrió a la barandilla de estribor, empujó otra ola masiva fuera del barco y salto por la
borda.
Jason miró a Piper y Annabeth. Ambas estaban aferradas a los aparejos, mirándolo asombradas. La ex-
presión de Piper decía, ¿Estás demente?
Él le hizo un gesto de okey, en parte para asegurarle que él estaría bien (de lo cual no estaba muy seguro),
y en parte para estar de acuerdo en el hecho de que si estaba loco (de lo que si estaba seguro).
Escalonado a la barandilla miró hacia la tormenta.
Vientos furiosos. Nubes agitadas. Jason presencio un ejército entero de ventis paseando alrededor de él,
demasiado enojados y agitados como para tomar forma física, pero hambrientos de destrucción.
Elevó su brazo y convocó un lazo de viento. Jason había aprendido hace tiempo que la mejor forma de
controlar a una multitud de matones era elegir al chico más grande y malo, y forzarlo a someterse. Luego los
otros caerían en línea. El arremetió con su cuerda de viento, buscando al más fuerte, al ventis más malgeniado
en la tormenta.
Enlazó al más desagradable de las nube de tormenta y dijo:
-Me vas a servir hoy.
Aullando en protesta, el ventis lo rodeó. La tormenta alrededor del barco pareció disminuir solo un poco,
como si los otros ventis estuvieran pensando, Oh, porquería. Ese tipo habla en serio.
Jason levitó un poco fuera de la cubierta, envuelto en su pequeño tornado miniatura. Girando como un sacacorchos, se sumergió en el agua.
