Estaba recostada sobre mi cama cuando una sombra pasó por la ventana de mi habitación, o era un efecto de luces o definitivamente las películas de terror me habían traumado.
Me volví a recostar haciendo caso omiso a lo sucedido y atribuí todo a mi imaginación por demás activa.Retomé el libro que estaba sobre mi regazo, iba a llegar a la parte más interesante, el momento crucial en la trama. Un ruido parecido a un maullido me sobresaltó y me hizo lanzar por el aire el volumen que tanto apreciaba. Mi libro se estrelló contra el techo y callo abollado, iba a matar al señor Wilson.
Wilson era y es mi adorado gato, un persa gris, que está maltrecho por las situaciones pero podía jurar que era inmortal. Sus siete vidas ya deberían haberse acabado por lo que apuesto a que son nueve.
Una vez lo atropello un auto, pensé que moriría junto con él, estuve junto a su camilla en la enfermería, sorprendentemente se recuperó. No lo habían aplastado las ruedas pero el golpe había sido muy fuerte provocando una fractura de costillas y de una pata. Rogamos que no se hubiera lastimado un órgano interno de importancia. Por suerte no lo había hecho.
Luego de eso el gato quedó medio rengo pero sin ningún otro indicio de su accidente.
Hubo una ocasión en que el vecino borracho le disparó en la cola, sus maullidos eran muy estridentes y sufrí junto con él. Yo también me vería demasiado afectada de dañarme mis cuartos traseros.¿Por qué solía lastimarse tanto? Bueno, se creería que es todo un vagabundo, va y viene por los techos, aparece cuando le conviene.
Caminé hacia la ventana y abrí para darle paso. Entró como la diva que se creía ser y se acostó en mi cama. Comenzó a acicalarse y rodé mis ojos, andaba afuera a todas horas sin preocuparse por su aspecto y cuando entraba aquí se arreglaba.
- A ver, córrete, déjame lugar - lo levanto desde su estómago con las dos manos y lo dejo a un lado.
Me mira ofendido para luego volverse a acomodar y hacerse una bola. Ese gato era imposible, tenía un humor cortante y era creído, por eso lo amaba.
Comencé a acariciarlo cuando suelta un chillido. Se había lastimado, nuevamente.
Tenía un raspón en un lateral con un poquito de sangre, no mucha, de seguro había peleado.
Voy por el botiquín y comienzo a limpiarlo con una gasa y merteolate, lo envuelvo en vendas (para que no se lama y se intoxique a sí mismo) y lo dejo reposar.Abro las sábanas y entro en la cama, ya estaba completamente exhausta, hacer de enfermera drenaba mi energía. Ahora podía decir que entendía a mi madre.
...
La negrura a mi alrededor era densa, muy densa. No se veía nada ni a un radio de 50 cm. Ni siquiera sabía si estaba sola o había alguien a mi lado. Al mirar abajo mis manos eran indistinguibles, sabía que estaban, pero solo por la familiaridad.
<<deberías cuidarte de la gente con quién te juntas, dulcecito>>
Me susurran eso en mi oído y me estremezco de pies a cabeza, esa voz no era conocida. Era nueva.
Estaba repleta de falsa dulzura, había odio detrás. ¿Odio de qué? ¿Con quién me juntaba? ¿Cuidado de mi grupo? Por favor, eran todos unos ángeles.Siento algo frío en mi brazo, era una mano de tacto frío, estaba segura porque sentía a la perfección la forma de los dedos en mi piel. Dedos que terminaban en garras.
Mi conciencia comienza a evaporarse y sé que voy a desfallecer, a desmayarme.
Lo último que escucho es:
<<estaremos en contacto, no lo dudes>>...
Palpo mi cama y me tranquilizo, todo fue un sueño, un estúpido y agobiante sueño que debería denominar como pesadilla.
Cada vez eran peores, cada vez se sentían más reales. No me sorprendería despertar y notar una marca en mí, un rasguño en la pared, una cama mojada, una hoja en mi almohada. Todo era muy real.
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Tentación Mortal
Teen FictionSe supone que el infierno debe estar bajo tierra pero ella sentía que este se arrastraba cada día a su lado, persiguiéndola, al menos desde la llegada de su desagradable compañero Ithan. Hanna no conocía la palabra duro en sus profundidades, solo e...