Cuando el timbre sonó indicando el fin de las clases sentí que todo en mi se aceleraba y mientras creía iba caminando tranquila me daba cuenta que en realidad caminaba más rápido que los demás. Pase las puertas de entrada y tome mi moto decidida a legar a mi casa y poder tomar algo, cambiarme y comer.
El viento que soplaba en mi contra se sentía como si fuera a cortar mi rostro y me di cuenta de que estaba entrando el invierno, el otoño le había abierto las puertas y dejado arrasar con todo.
12.20 estaba entrando en mi casa y subiendo a mi habitación con el dilema de que ponerme, no es que me importara su opinión pero debía parecer imponente y que en verdad demostraba quien era. Revolví el armario de pies a cabeza y luego de 5 minutos me di por vencida con una pila de ropa a mis pies; parecía que lo que solía quedarme bien siempre ahora ya no lo hacia. Darme por vencida no era lo mío así que solo tome lo que usaba a menudo, tan mal como me quedara me lo pondría igual; una simple remera negra y un buzo de igual color y por debajo un Jean negro y borsegos negros.
Corrí hacia el refrigerador y tome las fresas que a la mañana no comí, las embolse y fui devorando de camino a la puerta.
Mi moto me esperaba estacionada en el garaje y no deseaba legar tarde a su cita; la tome y empuje a la entrada para poder andar así libremente.
El viento soplaba fuerte y me hizo recordar por que el invierno es mi estación favorita, a casi nadie le gusta pero yo amo el frío, abrigarse para no sentirlo y tomar café o chocolate caliente.
Son buenas características del invierno en si pero la verdad es que la razón por la que más me gusta es porque siempre se es excluyente con él; los demás no lo quieren.
Desde pequeña he tenido una inclinación hacia los inadaptados y rechazados del mundo y este carácter parece no desaparecer de mi.
Agradezco a los cielos por ponerme mi reloj de muñeca y poder ir calculando la hora, 12:40, ¡maldición!; solo me quedan 5 minutos para llegar y unos 5 Km. Por recorrer. 10 cuadras por minuto ¿podría lograr eso? , seguramente debería subir la velocidad a 80 Km. Por hora o algo por el estilo. Si con 100 KM. Por hora recorría 16 cuadras por minuto y en esta ocasión solo deben ser 10 seguro bastaría con ello.
Faltaba medio minuto para lo acordado cuando asoma ante mi vista una moto paralela a la abertura del puente que debería tener unos 5 metros de ancho y si me cayera en el pulcro intento de saltarlo descendería al menos unos 15 metros hacia un deplorable río o lo que solía serlo.
Mi shock de ver a Ithan vestido con borsegos y campera de cuero como un verdadero chico malo casi hace que olvide frenar mi moto y a falta de esto caer por el vació de 15 metros.
Ithan definitivamente logro ver mi cara de impacto porque su boca se torció en la esquina con un poco de diversión a la cual mi cerebro estaba listo para aplacar con comentarios audaces y sarcásticos.
Al llegar a su lado con la moto ya estacionada a unos metros de mi las respuestas audaces comenzaron a drenarse junto con la sangre de mi rostro; a tan solo unos 8 pasos de distancia de donde nos encontrábamos estaba el borde este del puente y la famosa abertura de 5 metros parecía aun mas enorme, prácticamente infinita si no fuera por el borde oeste que estaba a la vista a pesar del declive sumamente notable.
- Hola Han, ¿Cómo has estado?, ¿ya te has acobardado?
- Hola Ithan, ¿Cuántas veces debo decirte que no me llames Han?; y no, no me he acobardado.
- Wo, creí que tu mal humor de perro se quitaba fuera de la escuela; veo que tome la conclusión equivocada.
- Si, lo has hecho. Vine aquí solo para demostrarte algo y luego de eso irme y sé claramente que eso es lo que haré.
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Tentación Mortal
Genç KurguSe supone que el infierno debe estar bajo tierra pero ella sentía que este se arrastraba cada día a su lado, persiguiéndola, al menos desde la llegada de su desagradable compañero Ithan. Hanna no conocía la palabra duro en sus profundidades, solo e...