Capítulo 32: Verdades que serán mentiras

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Narra Heily

Llegar al galpon había sido un tanto difícil, estaba muy lejos de la ciudad y yo no poseía un medio de transporte; tuve que tomar un taxi que pudo acercarme unas quince cuadras antes de la dirección, para luego caminar lo restante.

A veces me daban ganas de darme por vencida, estar presente para Hanna era agotador, era mi amiga y la adoraba pero su carga era demasiado pesada para alguien que no era ingenuo. Yo sabía en lo que estaba metida y saber aumentaba lo horrible que era.
Había discutido con Porter inumerables veces, deseaba hallar otra solución, pero no era posible. Un reloj colgaba sobre la cabeza de Hanna, tanto yo como el resto éramos consientes de ello, aunque supongo que ella no lo sabía. Lucifer tenía las horas contadas, si nosotros no hacíamos el trato estaba asegurado que saltase sobre las yugulares de Ithan y Han.
Tratar con él era mejor que dejarlos morir sin intentar nada; supongo que una posible muerte era más manejable que una muerte inminente.

Porter estaba solo frente a una puerta de chapa en un gran cubo que suponía era el galpón.
Sabía que estaría esperándome, habíamos quedado unos 15 minutos antes que el resto.
Realmente odiaba el trato que teníamos en privado, porque él comprendía y yo también. No tenía tapujos conmigo, y aunque apreciaba la sinceridad, hay algunas verdades que no necesitan ser oídas.

Me acerqué a la puerta lentamente y me hizo un gesto con la mano para que entrase.
Una vez dentro cerró la puerta y habló en voz baja.

- Realmente todo se ha puesto un poco rudo, uno de los vasallos de Lucifer se ha contactado conmigo. Sabíamos que no nos iba a salir gratis crear un acuerdo con él, pero me temo que el precio es demasiado alto.

Dentro habían sillas y una precaria bombilla que alumbraba tenuemente el entorno. Cuando terminó de decir aquello se sentó y lo seguí.
De cerca se podían notar ojeras y cansancio en su rostro, parecía haber ganado tres años en tan sólo una semana.

- ¿Qué es lo que quiere? - pregunté sin ánimos de oír la respuesta.

- Desea una vida. - suspiró cansinamente y con una mueca de disgusto continuó - En un principio exigía dos, una por Hanna y otra por Ithan; pero logré convencerlo de que sólo fuera una.

- ¿Cómo ha aceptado el trato? Sé perfectamente que no es fácil de convencer y de que sus ideas no cambian con tanta simpleza.

- Supongo que solo se hallaba de humor.

- No me tomes por estúpida, la vida que has ofrecido debe tener mas valor que dos normales. ¿A quién has condenado?

Sus ojos evitaron mi mirada, su cara parecía más blanca de lo habitual y sus ojeras parecían pozos negros. Ya no era el vital Porter, esa persona feliz a la que todos estábamos acostumbrados.

- Me he condenado a mi. No tenía ánimos de arriesgar la vida de alguien más. Sé que tiene rencores conmigo y que probablemente le esté otorgando lo que ha deseado desde hace 20 años, pero es lo único que puedo hacer. - una lágrima solitaria rodó por su mejilla y pude sentir su dolor en carne propia - Lo que le hice a Erik en verdad nunca pude superarlo, él era una creación de Satán y aun así era una de las personas más bondadosas que he conocido, se había convertido en mi mejor amigo, lo amaba como se ama a un hermano. Como les he contado una vez, hice un trato con Lucifer para que no lo matara, para poder seguir ambos con vida, y sin embargo no resultó. Se supone que él era malo, pero solo lo fui yo. Sucumbí a los instintos que el demonio me dió y lo asesiné,  y aun así Erik murió con una sonrisa en su rostro, abandonando a la mujer que amaba y dejándome a mi sólo. - Una sonrisa trizte asomó en su rostro devolviendo algo de su habitual aspecto - Tan sólo quiero dejar de sufrir y pagar mi deuda. Me quedaré en el infierno y daré una oportunidad a Hanna para que sea mejor que yo.

Tentación MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora