Era una gran casa, más bien una casona. Recorría sus infinitos pasillos en busca de algo, no sé que sería pero evidentemente era sumamente importante porque estaba desesperada. Salí a la última planta, había subido 3 pisos y en el último encontré una pequeña escalera de caño amurada, seguro que una salida emergencias, la cual llevaba al techo de aquel recinto.
Todo era elegante, las paredes internas de la casa estaba recubiertas de yeso bajo la pintura que decoraba a estas, había finos jarrones en algunos estandartes y bellos sillones modernos pero con aire de antiguos.
Alguien estaba en la terraza, me esperaba sentado en un pequeño sillón con almohadones al estilo árabe, era alto pero no demasiado para ser un chico, desde mi lugar se notaba que era castaño y al darse cuenta de que me acercaba giró. Era pálido y su cara era un ovalo con la mandíbula marcada, sus ojos eran avellana y como siempre tuve la sensación de conocerlo pero aun así no llegaba a reconocerlo.
Comenzó a hablar conmigo pero no era una voz, eran pensamientos, pensamientos con un color reconocible como para saber que no eran míos.
< < tengo que alejarme de ti>>
Las palabras resonaban en el interior de mi cráneo cuando desperté; definitivamente estaba por desarrollar una gripe y toda ella comenzaba con mi fuerte jaqueca; eran las 11:15.
Siempre fui optimista, opino que cada desgracia sucede para llevarnos a algo mejor, un algo que no alcanzaríamos de no ser lo suficientemente fuertes; Necesitamos pasar por las pruebas del sufrimiento para llegar a nuestro lugar de pleno descanso. Pero aún así creo que ya llevaba una seguidilla de mala suerte y si no encontraba el oro al final del arco iris en poco tiempo, moriría en el intento.
Estuve en detención y al siguiente día falto, ¿a caso mi día podía empeorar?
No se debe preguntar en voz alta al universo, era evidente que este se podía enojar contigo y empeorar muy notablemente las cosas.
12:25 de este día jueves, el señor Ithan se encontraba en mi puerta con la excusa de traerme los apuntes pero con la intención de oscurecer mí mañana.
Seguía en pijama, que Dios me bendiga y me proteja, no es que fuera en ropa interior pero estaba bastante próxima a ese extremo; llevaba puesto mi pijama favorito que consistía en un top blanco liso con un short rojo con tirantes y dos botones amarillos en frente; era Mikey, si.
- Bonito pijama Han... quiero que sepas que solo estoy aquí para dejarte los apuntes de biología, química y literatura, no me agredas antes de tiempo. - me tendió unas hojas fotocopiadas en un folio perfectamente acomodado y me dejó pasmada por su prolijidad.
- Te lo agradezco. - Lo decía enserio, literatura era mi materia favorita y solía escribir frases en un cuaderno que llevaba conmigo por si en algún extraño pero repentino momento se me ocurría alguna.
- Supongo que es todo, demasiado ha sido sacarte un "gracias".
- Lo es, es todo. Adiós.
No es que fuera descortés pero una vez dicho todo me disponía a cerrar la puerta pero su pie se atravesó entre el marco de la puerta y esta no podía cerrar si alguien no le daba paso.
- Ithan, quita tu pie.
- Solo una ultima pregunta, ¿Te encuentras bien o te sientes enferma porque sabes que todos me tienen fe y a ti no?
Si ira no era lo que reflejaba mi rostro yo no me llamaba Hanna Manson y valla si en mi documento figuraba de ese modo.
- Yo no enfermé, me enfermaron, mas precisamente tú; tu rostro es abominable.
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Tentación Mortal
Novela JuvenilSe supone que el infierno debe estar bajo tierra pero ella sentía que este se arrastraba cada día a su lado, persiguiéndola, al menos desde la llegada de su desagradable compañero Ithan. Hanna no conocía la palabra duro en sus profundidades, solo e...