39: volver en el tiempo.

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39: Volver en el tiempo.






Sentía la garganta realmente seca, ardía demasiado y las palabras no parecían querer.
Alonso por otro lado parecía tratar de decidirse entre hacer algo o simplemente quedarse parado en medio de la lluvia por una respuesta que no parecía llegar.

—¿Cómo supiste que estaba aquí?—pregunto mirando a mi alrededor.

Alonso me mira entristecido, por un momento puedo ver como extiende un poco la mano tratando de tocarme, pero de un momento a otro la aparta y mira hacía el suelo avergonzado.

—No sabía que estabas aquí—responde finalmente—. No hay nadie en casa, es solo que yo..., estaba a punto de entrar cuando te vi parada hablando por teléfono y quise...,—no termina la frase, él simplemente mira hacía la puerta de su casa y luego a mí—. ________ por favor, ¿podemos hablar? Esto de verdad me está matando.

La suplica en su voz hace que mi corazón se estruje y dula demasiado, parece tan frágil y todo lo que quiero hacer es abrazarlo y decirle que todo va a estar bien, pero lo cierto es que ni yo misma puedo asegurar nada de eso.
En su lugar, me limito a asentir.

—He venido para hablar—sonrío—. Me decepcionaría que no lo hiciéramos, hablar me refiero.

Una pequeña sonrisa sincera se asoma en sus labios mientras extiende dudoso su mano hacía mí, y aunque mi cerebro dice que no sea estúpida y que no la extienda hacía él, mi cuerpo hace lo contrario y la tomo para que me guíe hacia su hogar y puedo ver como Alonso parece aliviado porque no lo he ignorado.
Aunque su casa queda justo frente a nosotros, el camino parece eterno y para ser sincera conmigo misma no quiero soltar su mano, porque aunque me cueste aceptarlo, se siente tan malditamente bien tomar su mano una vez más después de tanto tiempo. Sin embargo, ambos nos vemos obligados a soltarnos para que mi compañero pueda buscar las llaves de su casa y abrirla para poder entrar, en cuanto lo hace me deja pasar a mí primero y cuando él entra, cierra la puerta tras de sí y me mira una vez más.

—Creo que sería bueno prestarte algo de ropa—dice y yo frunzo el ceño sin entender—. Quiero decir, estás mojada y podrías resfriarte, te la devolveré en cuanto esté seca.

—Oh—digo, nadie dice nada lo cual es incómodo por lo que, carraspeo y vuelvo a hablar—, claro.

Alonso no dice nada, en su lugar, se encamina hacía su habitación y aunque no dice una sola palabra lo sigo. En cuanto abre la puerta se dirige a su armario en donde toma algo de ropa y me la extiende.

—Te dejaré sola para que te cambies.

Asiento y él sale cerrando la puerta tras de sí.
Suelto un suspiro y sin pensarlo dos veces me deshago de mi ropa mojada y fría y la sustituyo por la suya totalmente cálida y con ese hermoso aroma que cubre su cuerpo. Por un momento quiero llorar, todo esto duele demasiado, duele tenerlo frente a mí y no poder tocarlo o verlo como antes, duele ver su habitación después de un largo tiempo, duele no verlo sonreír. Todo dentro de mí duele demasiado y aunque Alonso no ha dicho nada sé que a él le duele casi tanto como a mí, incluso más que a mí al parecer y no me sorprende, ha sido su culpa que ambos nos separáramos por culpa de Natalia, ¿en qué momento dejamos que esto sucediera?
Suelto un suspiro y salgo de su habitación con la ropa entre mis manos. Alonso está tecleando algo en su teléfono cuando salgo, no obstante, deja de hacerlo en cuanto me mira, guarda el teléfono y extiende las manos hasta alcanzar mi ropa y tomarla para dirigirse a la pequeña secadora de su casa en la planta baja de su casa.
Me resulta incómodo el silencio entre ambos, pero mi garganta está tan seca que me niego a abrir la boca.

—¿Quieres algo de beber?—pregunta finalmente en cuanto la secadora comienza su proceso de secado—. ¿Ya has comido algo?

—Para serte honesta no he comido nada en todo el día y mucho menos he tomado una sola gota de agua—murmuro—, así que sí, me vendría bien algo de ambos.

Alonso asiente y juntos salimos en camino hasta su cocina.

—Para ser honestos yo tampoco he comido absolutamente nada y creo que mi cuerpo comienza a resentirlo.

Sonrío ante aquello, sé a que se refiere porque yo me siento exactamente del mismo modo.

—Supongo que mi cuerpo siente lo mismo.

Alonso me mira con una pequeña sonrisa en sus labios, abre los estantes de su alacena.

—¿Qué es lo que tu estomago sugiere?

Suena ridículo que nuestra charla sea sobre comida y no sobre el asunto de mi corazón muerto en vida desde hace varias semanas, pero no quiero apresurar las cosas.

—Solo necesito un pequeño sándwich y mi cuerpo estará bien.

Asiente y saca las cosas para comenzar a hacerlo.
Me ofrezco a ayudarlo pero el niega y me pide que vaya a sentarme a la gran sala mientras él termina de preparar las cosas así que lo hago. Cinco minutos después regresa con dos platos de comida y dos vasos llenos de agua.
Justo cuando nos encontramos a la mitad de la comida hablo finalmente.

—¿Qué nos pasó Alonso?—pregunto mirándolo fijamente—. Hablo enserio, ¿cómo es que todo esto se salió de control de un momento a otro? Dime que es lo que ha salido mal porque yo no lo sé.

Alonso termina de tragar y deja el plato sobre la mesita frente a nosotros.
Suelta un suspiro y habla:

—_________ yo quiero aclarar las cosas de una buena vez por todas antes de que esta culpa me mate por completo—dice—, yo nunca te fui infiel, lo sé, parece lo contrario y créeme que sí yo fuese tu lo hubiera pensado también pero te juro por lo más sagrado en mi vida que nunca te engañé y menos con Natalia, las cosas se salieron de control, sé lo que parecía pero yo nunca me acosté con Natalia, ella llegó esa tarde y recuerdo que dijo que me debía una disculpa por su comportamiento en la fiesta pero luego comenzó a suplicar que regresara con ella porque me necesitaba y después me besó y yo le dije que no podía hacerlo porque estaba realmente enamorado de ti y aun lo estoy para ser honestos, pero ella no parecía de acuerdo, comenzó a insultarte lo cual me molestó realmente y de un momento a otro ya se encontraba desnuda y le rogué que de vistiera y que se fuera y lo primero que encontré fue mi camiseta y justo en ese momento escuché el timbre y Natalia corrió para abrirla y..., el reto ya lo sabes. ¡Dios! No sabes cuanto me dolió verte parada frente a mí tantas veces y no poder tocarte y decirte la verdad, porque te juro que esa es la única verdad _________, yo jamas te engañé, nunca lo haría porque todo lo que quería era volver a recuperarte, y sé que tienes todo el derecho a odiarme porque me comporté como un verdadero idiota las ultimas semanas, pero no puedo evitar extrañarte. Porque lo cierto es que no hay nada como nosotros, no hay nada como tu y yo, juntos. Duele pero sé que yo hice esto.

—Lo hicimos ambos Alonso—aseguro—. No solo fuiste tú, las ultimas semanas todo fue un circo, yo también tuve la culpa de todo y realmente lo siento, siento no haberte escuchado, siento tanto todo, no sabes cuanto quisiera que todo fuera justo como lo era antes de todo esto, pero no es tan fácil, siento que si lo dejamos justo como está todo esto nos atormentará y nadie olvidará el pasado y no creo que eso sea lo suficientemente sano para alguno de nosotros.

—Siento exactamente lo mismo en verdad, y no quiero ese sentimiento creciendo entre ambos.

La habitación se queda en silencio mientras nos miramos fijamente a los ojos y siento como la opresión en mi pecho desaparece de un momento a otro ahora que sé la verdad.

—¿Qué debemos hacer entonces?—pregunta finalmente.

—Comenzar de nuevo—respondo tras una larga pausa—. Quiero darte una sola oportunidad Alonso, y esa oportunidad es para volver a conquistarme, si logras hacerlo, juro olvidar el pasado y crear una nueva historia.

Alonso sonríe y oh Dios, como extrañaba su sonrisa llena de vida.

Alcanzar una estrella. (A.V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora