Solo es sexo

Capítulo 24

Christian

Había llamado a Ana un par de veces, pero no me contestaba. Sé que me dicho mil y una veces que debía quitarme a Anastasia de mi cabeza y dejar que se vaya. Pero simplemente no puedo. Todo lo que veo me recuerda a mi dulce Ana.

Me alegra mucho haber hablado con ella y he sido un estúpido. Tendría que haberle dicho la verdad a Anastasia. Quizás hubiera sido todo muy fácil y ahora no seríamos "Amigos". No sé porque quiere que nos tomemos un tiempo, ella me ama yo le amo, ¿Dónde está el problema? y además estamos casados. Ahora si que no te dejaré escapar pequeña. Porqué si lo vuelvo hacer... Me derrubaría por completo.

Hoy tendría que ir a la empresa, pero por una vez en mucho tiempo quiero hacer nobillos. Me he tomado el resto de la semana de vacaciones, sy el jefe y puedo hacer lo que quiera ¿no? Suena el teléfono y mi corazón comienza a latir... ¿Será Anastasia?

Aghh... No es Mia.

- Hermaanitooo - Dice en tono cantarín. Uy... ese tono es símbolo de que quiere algo.

- Hola Mia, ¿Como estás?

- Deja las formalidades... Soy tu hermana pequeña.

- Al grano Mia, estoy ocupado. - Miento, solo quiero que deje la línea libre, por si llama Anastasia.

- Mientes, he ido a tu oficina para darte una sorpresa... Y sabes lo que me han dicho... que te has tomado toda la semana de vacaciones... ¿Estas enfermo Christian? Estoy cerca del Escala, puedo ir a...

- No Mia no estoy enfermo y no hace falta que vengas.

- Vale, vale... Bueno a lo que iba, este sábado mama hará una cena para celebrar el compromiso de Elliot... Y ya sabes en casa a las 8 de la noche, puedes traer a quién quieras... Sea mujer o... Hombre, incluso a un perrito o a un gato...

- Lo capto Mia, dile a mama que si estaré.

Me despedí de la pesada de mi hermana y antes de que pudiera colgar, el teléfono volvió a sonar y esta vez si era Anastasia.

- Hola Christian... -Dijo algo tímida.

- Hola Ana...

- Me preguntaba si podías...

- Sí claro que puedo, donde y cuando. - Estaba que me moría por ver Anastasia.

- Alto el carro vaquero... - Eso me hizo reír y ella se excusó con que había visto una película del oeste... Eso me hizo sospechar, ¿La abría visto sola o acompañada? - Bueno... a lo que iba, me ayudas a desempaquetar unas cajas en mi nuevo apartamento...

- ¡¿Cómo?! ¡Te has mudado! - Estaba que no cabía del asombro.

- Sí, podrías venir o no...

Acepté y me envió la dirección por un mensaje. ¿Se había mudado por mí? Claro, la trataste muy mal, que esperabas... Que se quedará a vivir en el edificio donde vive su ex... Pues sinceramente sí.

Llegue al acogedor, hogar de Anastasia. Solo tenía que apretar el botón del timbre, pero como siempre, cuando se trata de Anastasia me pongo nervioso, me sudaban las manos y no se ni porqué. Me armé de valor y piqué el timbre... Y el alma se me callo a los pies.

- Hola, tu debes ser Christian. Soy César.

¿¡Quién mierdas es él!? Me aclaré la garganta y le respondí con una mirada fría. Le apreté la mano con fuerza, hasta que pude ver una mueca de dolor aparecer en su horrible rostro. Entre en el pequeño pero bonito apartamento de Anastasia seguido del inútil de César.

- Oh ya veo que se conocen... - Dice Anastasia saliendo de una habitación.

- Sí, no es fantástico que conozca a Christian. - Dice César, muy cerca de mí.

- Sí... - Digo apretando los dientes.

Ana me dijo que era su vecino. Y eso hizo que me saliera humo por las orejas. Estoy tentado en comprar el edifico y mudarme aquí. Y echar a patadas al estúpido que tengo al lado.

Comenzamos a desembalar las cajas y "el vecino" Nos explicaba los múltiples casos que ha ganado en el tribunal... ¿A quién quiere impresionar? Yo ahora podría decirle las miles de empresas que he comprado... Pero no lo hago porque yo tengo dignidad.

Después de un rato de estar escuchando, basura de la boca de César, propuse poner música. Pero grave error "el inepto vecino" se puso a bailar y Ana también. Y yo quedaba como el amargado.

Decidimos parar un rato y Anastasia nos ofreció pastel... Nos sentamos en el sofá y una vez más "el vecino" estaba entre Ana y yo.
Dejé mi plato casi lleno en la mesa y César hizo lo mismo.

- Chicos... No he sido del todo sincero. - Dice César, suspira y sigue hablando - Ana siento haberte dado falsas esperanzas... Yo no sé qué estoy sintiendo... Estoy muy confundido...

¡Alto! Como que le ha dado esperanzas a mi chica.

- Mmm... No se de que me estas diciendo César...

Se gira a verme y me hace gestos con las manos hacia Ana, yo no entiendo nada y hago una mueca. Luego él se vuelve a girar hacia mi Ana y la besa.
¡REPITO LA BESA!

Me levanto para sépararlos y para darle un puñetazo a este gilipollas.
Pero me sorprende el gesto que hace al apretarse de Ana. Un gesto de asco.
Ana se queda perpleja. Y yo no quepo del asombro.

- Sólo queda probar una cosa - Dice César.

Se levata y se queda enfrente mío. Sus manos envuelven mis mejillas y me besa. Me quedo quieto, mis ojos no se abren más porque no pueden. Lo empujo y cae en el sofá.

- ¿Que coño te pasa? - Le grito. Él baja la cabeza y sonríe. Este tío esta loco.

- Pasa que lo acabo de descubrir, soy gay. - Trago saliva, espero que no se haya enamorado de mi, mi corazón pertenece a Anastasia. Y además a mi no me van... Ya saben qué... - Conocí a un chico hace tiempo, bueno yo era su abogado. Y... Lo acusaron de robar pero, no había sido él... Bueno cuando gané el caso, le invité à tomar unas cervezas en mi casa y... Bueno ya saben como acabo... Él me dijo que estaba enamorado de mí, pero yo... No sabía lo que sentía, le mandé a la mierda y se fue, pero cuando cruzó la puerta de mi casa me sentí mal muy mal. Me he acostado con unas cuantas mujeres... Pero lo quiero a él. Y cuando te he visto a tí Christian... Y a tí Ana. Lo siento pero he tenido que hacer la prueba... Creo que debería irme.

Se levanta del sillón y se despide de Ana. Luego se acerca a mi y me coge las manos.

- Gracias Christian, gracias por abrirme los ojos. Te debo mucho. - Me Abraza y seguidamente me da un beso en la mejilla.

Yo todo el rato me quedo inmóvil, en el mismo lugar donde me dio el beso.
Después de que se fuera Ana y yo nos quedamos en silencio. Hasta que los dos estallamos en una sonorosa carcajada.

- Yo... Yo no sabía nada. - Dice Ana, intentando controlar su risa.

Me encanta escucharla reír.

- Ha sido muy extraño...

Me siento en el sofá con Anastasia y al fin puedo decir. ¡Porfin solos! Solo sois amigos... Aghh no me lo recuerdes.

Me acerca lentamente a ella y cuando la estoy a punto de besar se aparta.

- No... No puedo Christian, te pedí tiempo. Porfavor respetalo. - Agacho la cabeza, es verdad. Si quiero que venga otra vez debo cederle el tiempo que me ha pedido.

Vuelvo a mirarle y esos grandes ojos, me miran suplicando... ¿Que quieres Anastasia?

- ¡A la mierda! - Grita y me agarra de las solapas y me tira hacia ella uniendo nuestros labios.

El resto de la noche... Amé a mi mujer, y me prometí a mi mismo que jamás la volvería a dejar escapar.