Capítulo 25

14.7K 860 45
                                        


Anastasia

Me encontraba en la cama con Christian, añoraba estar con él. Él se había quedado dormido, creo que le deje bastante exhausto... Pensé que nunca volveríamos hacer el amor. Estoy tan contenta que me haya dicho la verdad, que esas horribles palabras solo fueron palabras...

Christian me tiene envuelta entre sus brazos, su respiración es regular y siento como palpita su corazón. Y pensar que este hombre quería que me alejará de él. Ahora ya no podré separarme de él, estar con él es una droga para mí, me he dado cuenta que si no es con Christian no es con nadie. Miro la hora en la mesita de noche y veo que es tarde, son casi las 4 de la madrugada y estoy sedienta. Muy despacio quito los enormes brazos de Chris y poco a poco me levanto de la cama.

Lleno el vaso de agua, todo esta en completo silencio. Doy un trago y siento como el agua recorre dentro de mí. Aún debo decirle a mi "amigo"-aunque ahora no se ni lo que somos - de mi nuevo trabajo en SIP, supongo que se alegrará de mí.

Guardo la botella de agua en la nevera y cuando me giro me encuentro con Christian. Me abraza fuertemente y yo le devuelvo el abrazo.

- Pensé que te habías ido... - Dice susurrando.

- Sólo tenía sed... - Vuelve a abrazarme y seguidamente me muerde la oreja.

- No quiero que nos volvamos a separar...

Quería decirle que yo tampoco, no quería irme de su lado, jamás. Pero creo que tenía que sufrir un poco, no podía dejarlo entrar en mi corazón - aunque ya estaba dentro - tan fácilmente.
Me quedé callada, Christian espero una respuesta. Me límite a dejar el vaso en la pica.

- ¿Volvemos a la cama? - Pregunté, mientras me dirigía a mi habitación.

Sabía que el esperaba una respuesta de parte mía. Pero tendría que esperar unos días. Quería verlo sufrir por las horribles palabras que me dijo en su oficina, aunque sabía que no era verdad, pero lo había perdonado fácilmente.

Estábamos los dos tumbados en la cama, Christian quería abrazarme pero me hice a un lado. Sentí su corazón quebrarse. Se que le molesta no poder tocarme, porque a mi me molesta no poder tocarlo.

- He encontrado un trabajo. - Me gire para ver su cara. Hizo una mueca.

- Quería que volvieses a trabajar para mí, para estar juntos... ¿Y donde trabajarás? - Nos estábamos mirando y yo sonríe. Trabajar en SIP, era mi sueño.

- En una editorial, es pequeña pero me encanta.

- ¿Como se llama?

Le dije el nombre y se levantó rápido. Cogió su móvil y escribió algo en él. Me pareció sospechoso, pero no tardó mucho y se volvió a meter a la cama. Se acostó y esta vez no soporte la barrera que había impuesto entre nosotros dos. Me acerqué a él y lo abracé. Estábamos cara a cara. Había añorado su rostro.

***

Primer día de trabajo.

Estos días Christian se ha mudado aquí conmigo. Al días siguiente del "incidente" con César, trajo una pequeña maleta con ropa y la puso en uno de los cajones de mi armario. Y ahora vive en mi pequeño apartamento.

- Buena suerte en tu primer día, Ana. - Dijo Christian, mientras me besaba en mi mejilla.

Le sonreí y bajé del coche. Los nervios comenzaban a hacerse presentes. Crucé el umbral de la editorial y me encontré con Elizabeth.
Nos saludamos y nos dirigimos a mi nuevo puesto.

- Ana te presento a Jack Hyde, tu jefe. - Un hombre un poco más mayor que yo, se acercaba hacia nosotras.

- Tu debes ser Anastasia. - Era atractivo y su mirada me produjo desconfianza.

Nos dimos un apretón de manos y sonrió.

- Os dejo solos. - Elizabeth guiño un ojo a Jack y luego me miró a mi y me regaló un falsa sonrisa.

- Creo que nosotros dos formaremos un gran equipo.

Me enseñó mi escritorio y solo me dijo que revisará unos manuscritos. El se adentro a su despacho. Me removi en mi asiento. Ese hombre... Me miro raro desde el primer momento. Los dos manuscritos que había leído, eran increíbles. A las 12:53 salió Jack de su despacho y se acercó a mi mesa.

- Ana te importaría si vas a comprar mi almuerzo, porfavor. - Si que me importaba. Pero debía ir a comprarlo.

- No, claro que no. Dime que quieres.

Me pidió que le trajese un bocata de pastrami, con una coca cola. Iba saliendo del edificio cuando mi teléfono sonó.

- ¡Christian!

- Hola Ana. ¿Almorzamos juntos?

Lo pensé, quería ir pero no me daría tiempo, estaba ya en mi hora de comida. Y mientras iba a comprar la comida de mi nuevo jefe y iba a dársela perdería media hora. Y no, nos daría tiempo.

- Lo siento Christian, no puedo. ¿Lo dejamos para mañana? - Puede notar como fruncía el ceño y sonreí.

- Esta bien. Te veo a las 5. Tengo una sorpresa para tí.

Y colgó. No me gustan las sorpresas y menos si vienen de él. ¿Ahora que tenía pensado?

***

Saludé a Taylor y subí al coche. Ahí adentro estaba el amor de mi vida y como siempre el estaba impecable.

- ¿Que tal tu primer día?

- Bastante bien. - Respondí mientras me inclinaba para darle un beso en la mejilla.

Estos días me había alejado de Christian un poquito, porque si me alejaba de un poco moriría.

- Mi madre da una cena este finde semana.

Fruncí el ceño. No me gusta por donde va la cosa.

- Y...

- Bueno en realidad era el finde semana pasado, pero como llovió... Lo paso a este.

- Y...

- ¿Y... Te gustaría venir conmigo?

Trague saliva y mire hacia la ventana. Conocer a los padres de Christian sería bastante fuerte. Pero yo quería una relación seria con él y este es un gran paso para los dos. Lo mire y Asentí con la cabeza. Dejó escapar el aire que estaba reteniendo y se relajo visiblemente.

- Perfecto. - Me beso en los labios y yo profundice el beso.

Cuando llegamos a casa, en el sofá habían tres vestidos de noche.

- ¿Que... Que es esto Grey?

- ¡Sorpresa! - Grito entusiasmado, pero al ver mi cara dejó de sonreír. - ¿No te gustan? Es para que elijas uno para la cena con mi familia.

- Son muy bonitos, pero no hace falta que me regales nada. Yo ya tengo vestidos.

- Pero yo quiero regartelo. Elige uno, aunque los tres son tuyos.

Mire hacia los vestidos. Los tres eran muy elegantes. El primero era negro, el segundo era de color rosa pálido y el tercero blanco. Los tres tenían pinta de haber sido caros.

- No, no puedo aceptarlo.

- Sí, sí que puedes. Porque eres mi novia y si te quiero regalar algo, te lo regalo y punto.

- Alto ahí. ¿Desde cuándo soy tu novia? - Puse mis manos en mis caderas y encarne un ceja.

- Pues... Es verdad no eres mi novia, creo que nunca hemos sido novios... Eres mi mujer Anastasia, y yo soy tu marido. Y te he comprado estos vestidos. Puedes aceptarlo o no. Pero te lo regalo con la mejor intención.

- El rosa. - Dije mientras me acercaba a él y le daba un beso.

N/A

Hola, quería decirles que la semana que viene no podré actualizar hasta el sábado. Estaré de acampada y no habrá Wi-Fi. También quería decirles que ya se está acabando esta historia, quedan unos 5 capítulos, más o menos.

Mañana subiré otro capítulo. Gracias por todo. Y hasta mañana.

Besos!! :-) ;-)

Solo es sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora